Capítulo 24

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Capítulo XXIV: ...

GALIA.

Estábamos todos cansados. Extremadamente cansados.

Anoche no dormí, y por las ojeras que veo en Nicolás y Nerea ellos tampoco lo hicieron mucho.

—¿Qué...qué haremos? —pregunta Yomi con voz temblorosa.

Sabía que en el poco tiempo que estábamos juntos, Coral y Yomi habían hecho un lazo bastante bonito.

Dirijo mi mirada al bosque que nos rodeaba. Los árboles se movían con ligereza por el suave viento que caminaba por el caminito de tierra que seguíamos.

—Aún...no lo sé, pararemos en alguna tienda y compraremos ropas blancas. Coral... —mi voz se quiebra—, Coral siempre quiso que su funeral fuera...fuera blanco...todo. Decía que le recordaba a...a los conejos, según su experiencia mundana, eran la cosa más adorable que pudiese ver.

Suelto una risa triste, que se quiebra a mitad.

Ahí, me dije a mi misma...

«Todos sabemos que tuve que morir yo... Coral... Simplemente no merecía... No merecía nada de lo que le había pasado»

Una voz...idéntica a la de Zigor susurró al otro lado. Como si tuviera un ángel y un demonio en cada hombro, tirando de mí para ir hacia un camino de luz o de oscuridad.

«No te rindas...no aún, preciosa»

Jadeo sin saber el motivo. Mis ojos comienzan a arder y mis oídos a pitar. Un pitido molesto y doloroso.

—¡Galia! —me llama una voz a gritos.

Abro los ojos de golpe. Estoy... Estoy tumbada sobre el regazo de alguien. Levanto mi vista y veo a... A la serpiente en su forma humana mirarme.

Esos ojos reptilianos hacen que un escalofrío escale por mi espalda y sacuda con ligereza mi cuerpo.

—¿Dónde... Dónde está el? —pregunto recorriendo con la mirada el lugar tranquilo y soleado.

—Se fue a buscar ropas blancas y comida para ti, principalmente.

—Tinny —la llamo sin saber muy bien para qué. Ella aparece a mi lado, mirándome a la espera de órdenes—, Llévame con Zigor. Es urgente.

Mi desesperación no la deja quejarse. Abre sus pequeñas manos blancas como papel y una luz estalla.

Y ahí, emito un jadeo. Tinny no a podido llegar a él, pero a llevado a los chicos y el carruaje al sitio que le indico a continuación sin necesidad de órdenes.

—Vamos a quedarnos en algún lugar cercano —dije—. Lonny, busca un hostal o algún lugar en donde pasar la noche. Ahora.

Mi orden es tan clara que todos se ponen manos a la obra.

¿Como sentí que Zigor estaba en peligro? No lo sé...la verdad es que no lo sé para nada.

Fue como un especie...un especie de presentimiento enviado por el.

William apresura su paso, la serpiente se sube al carruaje.

—¿Quién es este? —pregunta con una mueca de miedo Nicolás.

Miro a la serpiente, el me mira.

—Un amigo —digo al fin.

—Bueno...más bien soy quien protege sus recuerdos —dice con una sonrisa divertida la serpiente—. Y me llamo Amón, no la serpiente, Galia.

Suelto una risita nerviosa. Nicolás está perplejo.

Llegamos a un lugar, una explanada en el bosque. Ahí, Zigor está de rodillas frente a Josh, ambos con la cara totalmente ensangrentada.

—Te lo dije. Eres débil, primo —dice con desdén Josh.

Todo mi cuerpo se tensa de inmediato. Mi corazón sufre un pinchazo doloroso.

—¿P...Primo? —pregunto temblorosa.

Pensé que ya no tendríamos que ocultarnos más cosas. Pero por lo que veo, a Zigor no le gusta ser completamente sincero.

Se que de alguna manera, él ha oído mis palabras, al igual que las a sentido por esa rara conexión que tenemos.

—G...Galia —tartamudea Zigor.

Josh sonríe.

Hijo de puta.

Escucho un rugido atrás mío. Yomi a sido rodeado por una niebla totalmente negra. De repente, ya no es el bebé kitsune. Es un kitsune gigante.

Josh tiembla y se tambalea hacia atrás.

Sabe que está en el territorio de Yomi, y por ello, se le hará más fácil matarlo.

Yomi me dirige una mirada de permiso. Yo abro los ojos y sospeso la idea durante un rato.

—Hazlo.

Mi voz es fría como el hielo en estos momentos. Es de una mujer que apenas reconozco. Una dictadora. Órdenes claras y sin modales de por medio.

Briseida y Bahari se han quedado en el lugar con Tinny y Lonny.

Yomi se abalanza como animal rabioso a Josh. Este grita de dolor cuando de un mordisco le arranca casi la pierna completa. El sigue con su trabajo mientras que yo lo observo, con cara impasible mientras Yomi lo mata dolorosa y lentamente.

Las colas de los tritones son más sensibles. Y por lo que se de experiencia gracias a Denis, si una flecha le atravesara la pierna, sería como si lo hiciera con su cola. 

—Eso te pasa por imbécil —mascullo de mal humor hacia Zigor que aún sigue de rodillas.

Se que me a escuchado. Pero estoy tan furiosa que ni mirarlo quiero. No. No se fue a comprar nada. El cabrón se fue a reunir con el hijo de perra de su primo. 

El me mira a través de sus pestañas, yo no le devuelvo la mirada. Pero siento su arrepentimiento en mi propia piel, lo cual me molesta en demasía.

—Lo...siento —añade antes de desplomarse en el suelo, inconsciente. 

No se porqué ni cómo lo hago pero me muevo lo más rápido que puedo para que su cabeza no de con el suelo. 

—Termina rápido, Yomi, tenemos que irnos ya de aquí. Posiblemente ya ha avisado a sus seguidores para que vengan —le metí prisa.

—Tu —fueron sus únicas palabras con una voz ronca y sobrenatural.

Pero yo lo entendí. Quería que yo le matara por mi promesa de ir primero hacia la muerte. Antes que cualquiera de mis compañeras.

—Bien —respondo, una sola mirada a William es suficiente para que entienda que sujete al cabrón de su hermano.

Cuando me aseguro de que William ya le protege, mi giro con una sonrisa macabra a Josh. Está llorando.

—Patético —mascullo. 

Nicolás me pasa un machete, uno suyo personal. Muy parecido con el que el mató a Josh. Lo agarro fuerte. No me tiembla la mano al acercarme a Josh. Su cuerpo se estremece. Ladeo la cabeza en un gesto maniaco. Mis labios hacen una "O" para silbar una nana que papá me cantaba antes de dormir.

«Turbio» murmura una voz en mi cabeza.

—¿Que hacemos, querido Josh? ¿Te mato rápido o lento? —hago esa pregunta retórica observando como su cuerpo se estremece en una sollozo de terror.

—R...Rápido —tartamudea.

Ladeo la cabeza, fingiendo estar pensativa.

Chasqueo la lengua,— Hmm...rápido no sería divertido para mi, ¿sabes?

Suspiro con pesar—, Pero no puedo hacer otra cosa que llevarte a las celdas de Aquarium y dejarte ahí, en la tortura más deliciosa que vas a experimentar: la tortura eterna.

La Última Dulce CanciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora