Capítulo 12

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CAPÍTULO XII: Atnea.

CAPÍTULO XII: Atnea

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Galia

—¿Cómo planeas ayudar? —pregunta Nerea.

Ya estamos un poco más relajados. Sobre todo Nerea después de haber perseguido a William casi por todos los alrededores.

—Pues, necesitáis hogar, ¿no? —pregunta Yomi.

Yo asiento. Mi expresión en estas situaciones es indescifrable. Yomi me mira fijamente a mi.

—¿Qué hace una sirena en Endilandya? —pregunta.

—Eso no te importa. —digo cautelosa.

El sonríe como si esperara esa respuesta de mi.

—¿Cómo planeáis volver antes de cuatro días? —pregunta curioso.

—¿Lo dices en ese tono porque sabes de alguien que pueda ayudar o solo te haces el idiota? —espeta Nerea.

—Respeta, Nerea Lectra. —dice divertido.

El rostro de Nerea cambia de gélido ha confuso y perplejo.

—¿Cómo sabes mi apellido? —pregunta.

—Yo lo sé todo, querida. —dice obvio rotando los ojos—. Puede que tenga cuerpo de zorro bebé pero tengo más de dos mil años de conocimientos en esta cabecita.

—Bien, ahora dime que es los que quieres, Yomi. Creo que todos sabemos que los kitsunes no hacen algo así porque sí —digo obvia.

Él sonríe angelicalmente, —Solo necesito encontrar a mi queridísimo hermano gemelo.

—¿Y en eso te podemos ayudar? —dice escéptico Zigor.

Él asiente conservando su sonrisa, —Vais ha Solárium, ¿no?

Yo asiento.

—Sí. Pero quizá tardemos más de lo esperado por este pequeñín percance.

—Lo sé. —dice—. Por ello os voy ha ofrecer mi ayuda de zorro de bosque.

—Ahora la pregunta, ¿en qué nos vas a ayudar? —pregunto.

—Conozco a una chica que recolecta basura que se le cae ala gente, siempre está por estos lares. —dice—. Ella me dijo que mi hermano gemelo está con la mejor amiga de Caeza. También me dijo que ellos van destino ha Solárium.

—¿Cual es la diferencia entre bruja y hechicera? —pregunta de repente William—. Siempre me lo he peguntado.

Cuando ve que todos le miramos fijamente, enrojece y carraspea adoptando una pose seria de nuevo.

—Perdón, me desvíe. —se disculpa.

—¿Porque tu hermano iría a Solárium? —pregunta Bahari.

—Porque quedemos ahí cuando un lobo malo nos separó —rueda los ojos con ironía.

—¿Porque deberíamos confiar en ti, Yomi? —cuestiono un poco escéptica.

—Porque soy vuestro único método de ida a Acuarium. —dice con una sonrisa triunfante al ver mi cara de fastidio.

Los comentarios de madre hace unos años han hecho el efecto que ella quería. Pues no me gusta recibir ayuda porque me siento débil y que no puedo hacer algo por mi cuenta.

—Bien. —accedo fría.

Zigor me observa, cauteloso. Bahari también. Ella y Denis son los únicos que se que saben lo que me pasó por la mente al aceptar la propuesta de Yomi.

—¿Todo bien? —pregunta Zigor en mi oído.

Yo asiento sin mirarle. Mis ojos fijos en los muros de las fronteras de Endilandya.

—Pues en marcha. Podréis quedaros a dormir en la casa de tia Atnea. —dice contentillo.

Todos emprendemos camino metiéndonos por el bosque. Cuando lo pasamos todo por un caminito de tierra diferenciada del demás suelo por hojas esparcidas de los árboles en el suelo, llegamos a unas baldosas de piedra que van a una casa mediana.

—Pasad, no seáis tímidos. —dice Yomi feliz.

—Cállate un rato. No te has callado en todo el jodido camino. —mascullo.

El por un momento tambalea su sonrisa y sus cejas se hunden con melancolía. Yo alzo una ceja.

—L... lo siento. —murmura sin sonrisa y con lágrimas asomando por sus ojos verdes.

Ruedo los ojos, —No lo decía en serio, idiota. Si no hablaras el viaje sería aburridísimo.

De repente, me mira a través de sus pestañas ya humedecidas por las lágrimas y se abalanza sobre mi. Me abraza hasta donde llega, que es a mi cintura. Yo le doy palmas amistosas en la espalda.

—¡Chicos! —grita Coral viniendo a nosotros.

Ay no...otro de sus abrazos de oso. Ayuda, no me gusta el contacto humano.

Ella se acerca con expresión inocente.

—¡Abrazo de grupo! —grita lanzándose hacia nosotros.

Creo que sus abrazos podrías sacarte todo lo que comiste, los intestino y el alma de un apretón.

Sí. Yo también lo creo.

La Última Dulce CanciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora