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Jihee rebuscó entre su bolso la pequeña cartera en forma de koala y la sacó con algo de dificultad. El empleado del sitio la observó con los ojos entrecerrados impaciente, aquel japonés se notaba que odiaba su trabajo y más cuando tenía clientes como aquella molesta chica. Tomó todos los billetes y fue contando cada una de las monedas que había puesto en el mostrador. Jihee observó atenta como el chico contaba el dinero con rapidez, sus ojos se veían grandes y brillosos, su corazón latía con fuerza y los nervios comenzaban a emanar su pequeño cuerpo, tenía miedo de llegar tarde. No habría salido a las prisas de su casa si su hermano no se hubiese tardado más de dos horas en el baño por haber comido aquel ramen extra picante.

— Está completo — habló el cajero, Jihee dejó salir todo el aire que había estado reteniendo y asintió con una pequeña sonrisa. El chico tomó los mangas con parsimonia metiéndolos a una bolsa. Mientras tanto, la pelinegra golpeaba el suelo con la punta de su zapato y observaba con intensidad al chico con la esperanza de que se apurara.

— ¡Yo lo hago! — le arrebató los mangas que quedaban en sus manos y los metió a gran velocidad en la bolsa —. ¡Gracias!

Jihee casi corriendo salió del local, y apuró su paso después de ojear la hora en su reloj. Su móvil comenzó a vibrar y vio los mensajes de su hermano en la pantalla bloqueada avisándole que estaba a punto de empezar la ceremonia.

— ¡Jefa Jihee! — la aludida rotó su cabeza hacia la dirección en la que se escuchó la voz encontrándose con Lucas, quien agitaba su mano en el aire y corría hacia ella. El mayor con la respiración un poco agitada y con una sonrisa de oreja a oreja, se paró frente a Jihee despeinando su cabello como a un perro en forma de saludo —. Holi, vamos  a jugar.

— Lo siento, Xuxi. Ahora no puedo, tengo que ir al instituto y estoy algo retrasada — hizo una mueca; sin embargo, eso no desanimó a Lucas.

— ¡Te llevo! — enroscó su muñeca con sus largos dedos y la llevó consigo escuchando algunas quejas de Jihee. Detuvo su paso frente a una motoneta negra con detalles verdes neón. Con una sonrisa orgullosa se giró hacia Jihee y apuntó su medio de transporte que había comprado con sus ahorros, levantó el asiento y de allí sacó un casco de los mismos tonos de color —. Toma, no tengo otro y eres la pequeña aquí.

— No, no. Úsalo tú, tu cabezota necesita mucho cuidado — respondió luego de relamer sus labios empujando con sus manos el casco que Lucas le estaba ofreciendo —. Yo ya tengo casco incluido —.  Apuntó su cabello a lo que el más alto carcajeó.

— Tu cabeza es más importante, por ti ganamos todas las partidas — antes de que Jihee siguiera excusándose, Lucas le colocó el casco a la fuerza y la obligó a subir a su preciada motoneta.

Apretó con sus dedos la chaqueta de mezclilla de Lucas, el aire golpeaba su rostro y su móvil no dejaba de sonar. Gracias a su amigo de Internet llegaron más rápido de lo que le hubiera tomado regresar sola. Se bajó de un salto quitándose el casco tontamente apurada.

— ¡Gracias, Lucas! ¡Te debo una! — vociferó corriendo hacia la entrada del instituto.

— ¡No es nada, jefecita!

Jihee se adentró al colegio, encontrándose con Hayoung en el pasillo principal, su mejor amiga se encaminó hacia ella con la caja azulada en brazos. Era un regalo para Jaemin.

— ¿Ya inició? — preguntó tomando la caja y poniéndola en el suelo para meter los mangas.

— Ya, date prisa porque ya están comenzando a dar los certificados.

Jaemin volteaba a todos lados en búsqueda de la pelinegra, su pierna derecha se movía a gran velocidad dando a conocer sus nervios a flor de piel, mordisqueó las uñas de sus manos y podía escuchar los latidos de su corazón retumbar hasta sus oídos.

bang love ➳ jaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora