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El día estaba sumamente caluroso obligando a las personas quedarse en sus hogares disfrutando del aire acondicionado que probablemente la mayoría tenía, pero para Jihee lo menos que quería era quedarse en su hogar a escuchar los gritos de su madre.

Saboreo su hielito saborizado que acababa de comprar en la tiendita de los señores Kyung, una pareja de viejecillos amables conocidos por todo el barrio, aquella pareja había vivido en esos rumbos durante mucho tiempo y por lo que se sabía eran los que más antigüedad tenían, teniendo en cuenta que vieron crecer a la mayoría de los niños que ahora eran unos completos adolescentes.

Jihee se encontraba sentada en el banquillo fuera de la tienda. La señora Kyung al ver a la pequeña sofocarse del calor fue tan amable en prestarle su ventilador en la cual la pelinegra ahora disfrutaba del aire brindado.

Movió sus piernitas haciendo que las puntas de sus sandalias rozaran con el suelo.

Jihee ajustó sus gafas ya que comenzaban a deslizarse por el puente de su nariz por culpa del sudor. Observó a un chico castaño caminar por la bajada de la calle principal, sus labios se curvaron en una sonrisa socarrona.

— ¡Oh!¡Na Jaemin! — vociferó. El castaño alzó su cabeza hacia la pelinegra, una mueca de disgusto se formó en su rostro.

Jaemin aún permanecía con el uniforme del Instituto puesto que se quedó hasta tarde limpiando las aulas de clases como castigo. Estaba de malhumor y el calor causaba que se irritara aún más, no era el momento adecuado para que Jihee le hablara.

La menor corrió hacia el castaño, cuando logró alcanzarlo su respiración estaba agitada por la gran subida que había hecho y lo que sus pobres piernitas habían sufrido.

— Hola — dijo con una sonrisa. Jaemin pasó a su lado como si la pelinegra no estuviera con él, siendo tan indiferente. Jihee lo siguió tratando de llamar su atención agitó sus manos. — ¡Estoy aquí! — Nada — ¡Tierra llamando a Nana!

— ¿Qué quieres? — frunció sus labios, Jaemin clavó sus ojos marrones en ella con una mirada desinteresada como si estuviera esperando la estupidez que la chica en cualquier momento haría.

— Estás muy grosero el día de hoy— enarcó una ceja — No importa yo te alegraré — entrelazó su brazo con el de Jaemin y jaló de él.

— Una niña de diez años no debería salir sola. — paró su pasó y giró su cabeza bruscamente hacia el castaño.

¿A qué se refería?

— No tengo diez — refunfuñó — Tengo quince casi dieciséis.

— ¿En serio? — asintió — Que bien porque no me interesa.

Jihee era pequeña en todo el sentido de la palabra para Jaemin, la pelinegra tenía que alzar su cabeza cada vez que hablaba con el castaño al igual que él tenía que bajar su cabeza para mirarla, desde la perspectiva de Jaemin ella sólo era una niña pequeña.

— Vamos al PC Bang, ¿Qué dices? — Nana rodó los ojos cansado de decirle que lo único que quería ir a casa pero al parecer la chica no entendía nada de lo que decía.

— No — a Jihee no le importó su respuesta y arrastró al chico por toda la bajada.

— No puedo contigo.

bang love ➳ jaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora