❝ Pez ❞

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Girl.

Estaba furiosa. Podía sentirlo en todas partes. Podía sentir el leve temblor en mis manos, y de nuevo, más llanto. Me pasé el dorso de la mano por la nariz, estaba odiando reaccionar a todo con lagrimas, pero es que no podía hacer nada más.

Subí mis piernas a la codera del sofá, dejándome caer sobre las almohadas del mismo. Mirando el techo, y luego volviendo a abrir la nota en mis manos, la nota de mi padre. Básicamente era otro acostumbrado texto, su razón por la cual no llegaría a casa dos días.

Iba a volver a Colmillo, un caballo estaba herido, y el viaje era largo. Me ordenaba cerrar puertas y ventanas, como si le importara, y otras ordenes básicas sobre comida.

Me gustaba que hiciera su trabajo, estaba orgullosa de él, de lo bueno que era con los animales, pero ir allá significaba que Alice lo acompañaría. Estaría en todas partes ahora, y me asustaba, si eso avanzaba, si cambiaba el lugar de mi madre...

"Madre" susurré

Cuanto deseaba tener a mi madre conmigo, me la imaginaba en el porche a menudo, oliendo mis rosales, o leyendo en la ventana de su habitación, acompañandome por los campos. Pero no, no estaba, jamás había estado.

Recordé los animales en la granja, al menos mi padre podría llevarme un cachorro para acompañarme, para jugar con él y dejarlo dormir en mi cama. Sería demasiado cruel pedirle un ave pues ellas merecían ser libres y no tenía idea de cómo cuidar a los conejos. Pero no. Ni siquiera me hablaba de todas las criaturas que atendía, ni podía pasearme un día por la granja, pues no sabía cómo pedírselo.

Me levanté del sofá perezosamente, tomando un café frente a la ventana de la cocina. El día estaba extrañamente caluroso, pero con viento frío y nubes avanzando por el cielo. Recordé la granja de Helena, y el día de campo que habíamos tenido, leyendo y buscando formas entre aquellos algodones blancos.
Miré de nuevo hacía fuera. Pensando en nada en realidad. Solo apreciando. El viento movía el prado, como si danzar a, con él, y algunas aves volaban a lo lejos, hacia los árboles, internándose en el amplio bosque que nos rodeaba. Volando libres.

Subí a mi habitación para tomar la tarjeta que estaba oculta entre mis cajones, mirando los regalos de Robert. Me coloqué el collar y bajé la escalera de vuelta, pegando el teléfono a mi oreja. Al principio indecisa, había sido grosera con Robert, y no estaba segura de que quisiera realmente hablar conmigo. Pero tampoco deseaba dejar las cosas así por mucho más tiempo.

No podía negarlo, lo extrañaba un poco.

Esperé atenta escuchando el primer tono hasta que el teléfono fue levantado, un leve balbuceo que me hizo saber que era él. Tragué saliva escuchando su respiración y ese acento suyo.

"Zoe, hola, ¿Zoe?"

"¿Crees que podemos vernos hoy?" solté rápidamente casi al mismo tiempo que él, cerrando mis ojos, mordiendo mi labio inferior.

"¿Qué?" parecía sorprendido.

"¿Quieres ir conmigo a algún lugar?" dije más despacio, jugando con el cable del teléfono entre mis dedos.

"Si, dime donde, ¿quieres que vaya a tu casa? ¿Al pueblo? Puedo.... Puedo pasar por ti"

"No, no... ¿Tienes dónde anotar?"

"Si" escuché golpeteos en su escritorio, algo era azotado y luego un montón de lápices cayendo contra la madera "Dime"

Le di algunos datos, referencias de dónde debía caminar, desde su casa hasta los campos, hacia el oeste. Repasando el camino en mi mente, dando hasta los mínimos detalles para que pudiera entenderme. Él anotó todo en silencio, asintiendo de vez en cuando.

Just Like Heaven | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora