❝Greenwich❞

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Neutral Boy.

Húmedo, frío y resbaladizo.

Eran los mejores adjetivos que encontró para describir el camino hacia el pueblo, Wallace conducía el auto de su padre; se detenía cada tanto para explicar el nombre de las colinas que a simple vista eran insignificantes.

Miró con detenimiento la entrada al pueblo, un letrero de madera con las letras grabadas decía Greenwich y unos símbolos debajo que no logró comprender.
"Son runas" la voz de Wallace le sacó de su trance, los ojos del hombre le miraban a través del retrovisor "Significan destino, el pueblo es muy antiguo"

Robert miró una vez más por la ventana, ¿aquél pueblo sería de verdad una guía por el destino?.

Para cuando el camino de tierra se volvió asfalto, y los edificios y construcciones empezaban a verse, se sorprendió bastante al darse cuenta que no era una ciudad fantasma. A pesar de la mala lluvia de anoche, las personas iban y venían por todos lados, extrañamente la mayoría saludaba y sonreía.

Se estacionaron frente a la plaza, ocupaba una cuadra de allí, tenia tres entradas que guiaban a un árbol de flores color rosa pálido, alrededor de el, había un montón de más locales que parecían resguardarlo, una biblioteca, la oficina de correos, y una tienda de curiosidades.

"La feria del pueblo es en unas semanas, se celebra la cosecha de calabazas en el campo norte" señaló hacia otra calle como si desde allí pudieran apreciar lo que explicaba "Es una gran fiesta"

"Tengo que enviar algunos escritos" anunció su padre con algunos sombres en sus manos, siempre en su trabajo "Den una vuelta por ahí mientras" sonrió

"Señora Smith, ¿Quiere ver la florería?"

"¡Me encantaría!" respondió con emoción, Robert rodó los ojos, era de lo único que habló todo el trayecto. Se supone que tenían una infinidad de flores silvestres que deseaba plantar.

"Te alcanzo luego" dijo el chico, ninguno de los adultos lo escuchó.

Se dio vuelta observando el lugar, quería encontrar algo alucinante, pero nada llamaba su atención. Metió las manos a los bolsillos de su abrigo y se decidió por la biblioteca. Al menos encontraría algo para llevarse a casa.

(...)

Strange Girl.

El viento era agradable, mientras más rápido iba, soplaba con más fuerza mis mejillas.
Me puse de pie aún sobre la bicicleta al esquivar un bache, pedalee con más fuerza, y luego dejé que avanzara por sí sola.

"¡Buen dia Zoe!"

"¡Hola Señora Adler!" dije sin girarme, conocía muy bien su voz, era la dueña de la biblioteca y amiga de mi padre.

Até la bicicleta cerca de la heladería que estaba cerrada, y tomé los dos costales pequeños que descansaban en la canasta de enfrente.
La campanilla de la puerta pareció recibirme, el olor a polen y perfumes dulces llegó a mi nariz, se escuchaba el burbujeo del agua de la fuente tamaño miniatura en el mostrador, y las voces de algunas señoras allí, todas señalando diferentes pétalos y hurgando entre las macetas o decoraciones.

"Hola Tracy" le dije a una muchacha de cabellos castaños, usaba guantes de jardinería bañados en lodo y anteojos grandes.

"Zoe, llegaste temprano" 

"Traje las semillas de girasol, y gardenias" le pasé los costales, sonrió con complacencia

"Deja me quito ésto" alzó las manos para que entendiera a lo que se refería y se perdió por una puerta corrediza de cristal.

Admiré las casas coloridas para aves, nosotros teníamos una para colibrís, pero ninguno pareció molestarse lo suficientemente para pasearse por allí.

"Son tulipanes ¿ya lo ve?"  me giré curiosa, una mujer que claramente no parecía de por aquí miraba a todas partes con asombro.

Observé los guantes rosas en sus manos que hacían juego con su abrigo, y sus zapatillas de tacón alto. Un delgado tacón de aguja. Me preguntaba como soportaba llevar eso.

"Si, son magníficas" se acercó al mostrador con un par de macetas, Tracy no tardó en aparecer

"Veo que ya eligió Señora Smith"

"Estoy encantada con todo, es magnífico" repitió aquella palabra con énfasis, y yo la repetí en mi mente. "¿Esas qué son?" señaló mis costales

"serán gardenias" respondí un tanto tímida "y girasoles"

"Espléndido, ¿en ésta época?" me miró con ojos brillantes

"Si alguien puede lograrlo es ella" intervino la muchacha, ambas me miraban como si hiciera malabares arriba de un triciclo. Mis mejillas enardecieron. "Las mejores flores están por sus rumbos, y ella es tan gentil por traermelas"

Me tendió un billete y algunas monedas, las puse en mi chaqueta y desvíe mi vista de aquellas mujeres.

"Que tengan buen día"  salí despacio todavía con el rubor en mi rostro.

Nunca me acostumbraré a que alguien me observe tanto tiempo.

Just Like Heaven | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora