HOUSE OF CARDS

12

—¡No te atrevas a pasearte en ropa interior delante de mí, Jeon Jung Kook! —Taehyung le gritaba mientras se cubría los ojos, ya que el más alto había decidido que las 2am era una excelente hora para desfilar en bóxer.

—¿Por qué no? Ya llevamos una semana de casinovios y tú ni me quieres mirar.

—¡Casi novios mi pie! —volvió a gritar. Ya estaba harto. Jungkook se había pasado toda la semana tratando de tentarlo.

La primera noche después de aquella conversación, Jungkook había gritado que pasaba algo extraño en su cuerpo, entró corriendo a la habitación, con el torso desnudo y lleno de aceite. Sus pectorales y abdominales brillantes, marcados y apetecibles ¿cómo era que Jungkook llamaba a sus erecciones? Ah sí, urgencia biológica. Taehyung tuvo una urgencia biológica por su culpa. Maldito desgraciado, ya se las iba a pagar.

Cada día inventaba alguna estupidez, y esa noche Taehyung estaba seguro de que el mayor se había puesto un calcetín o algo así, porque ese no puede ser el tamaño real.

—Ya, en serio basta. Sólo haces que quiera sacarte de mi departamento. Ponte el maldito pijama o llamaré a la policía, y es en serio —rezongó y se metió bajo las mantas, cubriéndose hasta la cabeza.

Jungkook, algo decepcionado, abultó los labios y simplemente imitó al otro.

Horas más tarde ambos se dirigían hasta la estación. El menor de ambos conducía en su flamante Ssanyong Korando. Nada que una tarjeta de crédito y 48 cuotas sin interés no pudieran financiar. Jungkook iba jugando con el alza vidrios mientras que el dueño del vehículo le dirigía miradas furtivas que se sentían como puñaladas.

—Deja eso ahí —le advirtió.

Jungkook obedeció al instante. Entonces cayó en la cuenta de que el tipo que se habían topado hacía unos días, tenía razón. Jungkook era un perro y estaba siendo entrenado por Kim Tae Hyung.

Con cara de aburrido, ya que su única entretención había sido truncada y el otro no hablaba más que para regañarlo, pensó que quizás era buen momento para preguntar por el teñido ese que había hecho llorar al menor.

—¿Quién era ese tipo que me llamó perro? —. Bueno, en su mente la pregunta no sonaba tan terrible. Pero en cuanto lo dijo, el ambiente se tornó extraño y lúgubre.

—Me estás preguntando sobre algo que pasó hace una semana...—respondió el otro.

—Bueno, parecía haber una especie de novela turca entre ustedes en ese momento, encima me tocó ser el extra al que insultan, así es que ¿quién era ese tipo? —insistió.

Kim Tae Hyung se dijo a sí mismo que debía ser más amable con el otro. Después de todo, le había confesado sus sentimientos (de una manera extraña, claro está) y él lo único que hacía era huir y tratarlo mal ¿por qué? Se lo preguntó muchas veces. Y la respuesta llegó antes de lo esperado, sin embargo, se propuso ignorarlo y seguir su vida con normalidad. No estaba dispuesto a sacrificar la tranquilidad de todo por unos tontos sentimientos hacia una tonta persona.

—Ese tipo fue mi primer amor...

Jungkook se sintió traicionado, pero eso no impidió que respondiera.

—Ah, qué lástima, al menos yo tengo más estilo que ese idiota, sería digno de adorar y no sentirías vergüenza de decirle a todos tus novios después de mí, que el maravilloso Jeon Jung Kook fue tu novio —asintió, más para sí mismo.

Tae Hyung soltó una carcajada y detuvo el auto unas calles antes de llegar a la estación.

—Está bien, hyung, te has ganado el permiso para besarme el día de hoy —aceptó, mirando fijamente al mayor de ambos.