Kim Tae Hyung es nombrado jefe de la investigación que acaba de reabrirse después de 10 años.
Luego de un "pequeño" incidente, el detective Kim y su compañero en el caso, el oficial Jeon Jung Kook, se ven arrastrados a los sucios asuntos de la agru...
Kim Tae Hyung se despertó esa mañana sin entender muy bien qué hacía JungKook a su lado. En su cama. Usando SU almohada favorita, con su pijama y el trasero al aire, fuera de las frazadas.
Se sentó al borde de la cama para tomarse un respiro y recordar.
Ah, cierto.
Llevaban más de un mes trabajando juntos y las extenuantes jornadas investigativas los traían locos. Pasaban todo el día juntos tratando de encontrar algún indicio de su caso asignado, o por lo menos algo que les hiciera llegar hasta el tipo que habían visto en el hotel. De tan sólo recordarlo a Taehyung se le tensaba el cuerpo.
Resignado, se puso de pie y preparó café para ambos. El mayor se despertaría en cualquier momento y no quería escuchar las odiosas palabras de Jungkook. Aunque si lo pensaba bien, de seguro soltaría algún comentario referente a que la calidad del café que Taehyung consumía. Que por qué si ganaba tanto dinero no podía comprar una buena marca, o que dejara de quemar los granos. Soltó un suspiro porque realmente, a él no le gustaba ese maldito, escuálido y oscuro líquido que solían beber las personas para "despertar". Al final, comprara la marca que comprara, seguiría siendo un asqueroso y amargo brebaje del demonio.
Si volvía a escuchar alguna queja de parte del mayor, se prometió a sí mismo, Jeon Jung Kook quedaría estéril.
Ya tenía suficiente con verlo casi las veinticuatro horas del día, y si no era así, dormían, comían y a veces hasta iban al baño juntos. Sus malditos comentarios se los podía meter por...
— Ay, Tae hyung, de nuevo con ese estúpido café que huele a baño —. El aludido, fulminándolo con la mirada, tomó ambas tazas de café y las tiró por el fregadero. Al terminar de hacer eso, tomó la bolsa con granos de café y se la arrojó al mayor. Justo en la cara.
100 puntos.
— JungKook, duermes en mi cama. Te comes mi comida...
El mayor de ambos lo interrumpió.
— Que es pésima, por cierto—. Taehyung no lo soportó más.
Tomó su chaqueta y salió del departamento hecho una furia.
Mientras caminaba por las calles, a las 06:00, le pareció ver a unos chicos tomados de las manos. Con sus rostros sonrientes, casi pareciera que hubieran visto al diablo cuando Taehyung fijó su mirada en ellos. Se soltaron rápidamente, condicionados ante una sociedad que repudiaba tales conductas.
No podían estar más alejados de la realidad.
Taehyung, ahora más triste que enojado al perderlos de vista tras aquel episodio, no pudo más que suspirar.
Ojalá las cosas vayan bien para ellos.
Unas pocas cuadras más allá había un minimarket que solía frecuentar. Apenas llegó, el joven con el turno am le sonrió y le llevó un chocolate caliente enlatado. Taehyung no pudo estar más que agradecido. Le entregó el dinero y se sentó en las mesas ubicadas fuera del local.
Lo peor de todo era que él sabía que a ese chico le gustaba.
¿Lo hacía por ego?
Tal vez.
Soltó otro suspiro y sus pensamientos volaron hacia unos minutos atrás, cuando la expresión de esos chicos le caló la piel. Caló tan hondo que volvió a cuestionarse si estaba bien vivir como lo hacía. Negar su propia identidad, sus sentimientos... su forma de ver la vida. Lo peor de todo era cuando escuchaba aquellos comentarios sobre los homosexuales y su elección de amar a personas del mismo género ¿era una broma? Si Taehyung hubiera podido escoger, no habría tomado la opción en la que te golpeaban en el colegio. La opción en la que tu familia sería estigmatizada. La opción en la que no puedes vivir a tu modo, expresar tu amor libremente...
La opción en la que te enamoras de un sunbae que luego te expone.
Negó suavemente y bebió un poco.
El chocolate jamás había sido tan amargo como lo fue esa mañana.
Comenzaron a caer algunas gotas y se resignó. Iba a colocarse el gorro de su chaqueta cuando dejó de sentir las gotas sobre sí. Extrañado, miró hacia arriba y notó que un trozo de plástico morado con algunas piezas metálicas estaba sobre él.
— Te dije, Tae hyung, que confiaras en tu hyung —Jungkook estaba parado a su lado, con un paraguas, más sobre él que sobre sí mismo. Ese idiota sonreía como si no le hubiera lanzado un paquete de café hacía un rato.
— ¿Por qué estás aquí? —Taehyung no lo había notado, pero tenía algunas lágrimas cayendo por sus mejillas.
— Ahm ¿la verdad? No lo sé, sólo tomé esta cosa y antes de darme cuenta estaba siguiéndote... ni siquiera me puse pantalones —aceptó, enseñando sus piernas bajo la prenda que llegaba hasta sus rodillas.
— Es una broma...—algo alterado, Taehyung se puso de pie y contempló aquella imagen. Su hyung, el perfeccionista y molesto Jungkook, con sandalias para estar dentro de casa, una chaqueta impermeable negra que le llegaba un poco más arriba de la rodilla y una impecable sonrisa, estaba parado a su lado, como si todo fuera normal.
No puedo aguantarlo y explotó en carcajadas.
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En este cap debo darle las gracias a mi hermosa Valentina bb, que me acompañó durante este proceso creativo, con chismesitos y todo.