Si bien a Jungkook le convenía estar quieto y callado, el hecho de que su preciada y perfecta nariz estuviera sangrando, el haber sido amenazado y que encima lo trataran de perro lo tenían furioso.
Se tomó unos segundos para recomponerse y se acercó hasta la puerta de la habitación contigua, allí pudo escuchar cómo Ho Seok y Jimin hablaban y tuvo que contener las ganas de ir y golpearlos, ya que no le agradó mucho escuchar cómo se referían tan despectivamente a Taehyung, por lo que se dispuso a salir de ese lugar.
En la sala, Jin lo esperaba con un vaso de lo que parecía ser whisky, se lo ofreció y Jungkook lo recibió de mala gana.
—Quiero irme —dijo Jungkook. El otro chico, que era un poco más bajo que él, asintió, mirando su propio vaso.
—Adelante... aunque no sé qué haría Jimin si te vas —. Dijo, en una mueca. En el fondo, Jin empatizaba un poco con el extraño. Hacía años que se topaban por todas partes, y no es que quisiera ser un maldito o algo así, pero para librarse de su familia, era necesario. Pobre chico, se dijo a sí mismo.
—Creo que tienes razón, si me voy podría hacerle algo a mi compañero de trabajo —Dijo Jungkook, todavía sintiendo dolor en su nariz, por lo que se bebió el vaso de alcohol de un trago. Sintió cómo el líquido bajaba quemando su esófago, pero nada quemaba más que la incertidumbre sobre la seguridad de Taehyung. Ya llevaba un rato tratando de saber cómo diablos se había enterado Jimin de él, pero no le extrañaba para nada.
Jungkook se lamentaba mucho en esos momentos.
Un mes antes de conocer a Kim Taehyung, en un club de Itaewon (al que entró por error al estar ebrio y ver que sólo había hombres en la fila, pensando que dentro estaba lleno de chicas) pudo ver una faceta de Park Jimin que no conocía. Apenas notó el tipo de lugar que era, quiso girarse y salir, pero la delicada silueta de alguien a quien conocía bailando en medio de la pista llamó su atención. Park Jimin, el asqueroso cabecilla de la mafia, movía su cuerpo de una forma muy sensual y Jungkook antes de siquiera notarlo estaba bailando junto a él. Se sintió hipnotizado, seducido ante la forma en la que el menor movía su cuerpo y le sonreía. No iba a negar que se sentía bien allí. No era uno de ellos, pero estaba a gusto. Lo siguiente no supo muy bien cómo pasó, pero él y Jimin estaban en unas de las cabinas del baño, besándose como si fuera el último día de sus vidas. Jungkook estaba nervioso, asustado y cuestionándoselo todo, pero el ambiente, la energía de la gente y la belleza del otro apagaban sus pensamientos a ratos. A diferencia de lo que creía, los movimientos de un hombre podían llegar a ser suaves y delicados. También le sorprendió la diferencia que había entre el aroma de una mujer y la del chico que tenía frente a él, ambos eran seductores, pero no sabría decir cuál le gustaba más. A diferencia de la imagen que tenía de sí mismo, Jimin se veía bastante frágil, aunque sabía perfectamente que no lo era. Sus manos envolvían la cintura ajena sin mucha vergüenza, y los cuerpos de ambos estaban tan cerca, que Jungkook sentía que encajaban perfectamente. Siguió besando al otro sin mucha suavidad, era como si algo dentro de él hubiera estado atado toda su vida y esa noche hubiera cortado las cadenas para dejarlo ser libre.
Todo iba bien hasta que sintió unas manos dentro de su pantalón. Miles de alarmas se encendieron en su mente ¿qué estaba haciendo? Abrió los ojos de golpe y se separó del más bajo.
—Lo siento, no puedo —dijo y se fue del lugar.
¿Quién iba a pensar que dos meses después estaría metido en una cueva de maleantes por otro chico?
Ah, despertó del recuerdo en su nueva realidad, con la nariz rota y un segundo vaso de whisky a la mitad.
—No deberías beber tanto, no es bueno para ti. Pareciera que lo haces para matarte, no por placer —le dijo Jin. Jungkook, con la poca sobriedad que le quedaba, prefirió preguntar.

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HOUSE OF CARDS
Fiksi PenggemarKim Tae Hyung es nombrado jefe de la investigación que acaba de reabrirse después de 10 años. Luego de un "pequeño" incidente, el detective Kim y su compañero en el caso, el oficial Jeon Jung Kook, se ven arrastrados a los sucios asuntos de la agru...