28

100 21 0
                                    


Taehyung se despertó con la extraña sensación de que algo no andaba bien. El aroma a café no inundaba el departamento y el otro lado de la cama estaba vacío. Se levantó con prisa, llegó hasta la sala de estar, miró hacia el balcón y ahí estaba Jungkook. Tenía mal semblante, el cabello desordenado, los pies descalzos, pantalones anchos y un cardigan abierto que dejaba entrever sus bien trabajados pectorales... algo andaba mal, Jungkook jamás comenzaría su día de ese modo.

Sigiloso, se acercó hasta el mayor, lo abrazó por la espalda y este se volteó a abrazarlo de vuelta.

—Buenos días, joven Taehyung ¿cómo dormiste? —preguntó el más alto, mirándolo a los ojos.

—¿Buenos? No pareciera que fueran buenos para ti —hizo una mueca al ver las enormes ojeras del policía.

—Ah, sí, tuve sueños extraños —dijo, encogiéndose de hombros—. Vamos a desayunar, tenemos que ir a Busan.

—¿Y a Busan por qué? —Taehyung hizo la cabeza hacia atrás y estiró los labios, en una mueca de confusión.

—El columbario donde están mis padres. Debemos ir por esa fotografía —Jungkook dejó salir un suspiro, tomó la mano del menor y lo guió hasta adentro.

Desayunaron en silencio. Taehyung no se explicaba el cambio radical en la actitud del otro. Es más, sentía que quizás él se había equivocado o hecho algo mal. Decidió que cerrar la boca sería lo mejor que podía hacer.

Cuando ya estaban en el auto, rumbo al puerto de Busan, Jungkook entrelazó sus dedos con los del menor mientras conducía. Taehyung no pudo evitarlo y apretó su mano, para llamar la atención del mayor.

—Deberías contarme lo que te pasa. Siento que me estás aislando de todo. Si el tema de ir a visitar a tus padres te pone triste, lo entiendo y lo comparto. Yo también tengo asuntos que atender en ese columbario... —Taehyung esperó por una respuesta.

Jungkook alzó una ceja.

—Asuntos como...

—Mis padres también están ahí. Viví en Daegu hasta que entré a la Universidad de Policías. Pero mi tío y mi abuela insistieron en que ellos debían estar en Busan y no en donde vivíamos originalmente. A causa de eso, podía ir muy pocas veces al año, pero hubo un período de tiempo en el que me escapaba para ir —sonrió para sí mismo, recordando aquellos momentos—. Fue cuando tenía quince años. Creo que no te he contado específicamente lo que pasó con Ho Seok, pero básicamente me hizo quedar como un degenerado delante de toda la escuela, así es que pasé momentos muy difíciles —se relamió los labios.

Jungkook le acarició el dorso de la mano con el pulgar.

—Pero ya estás bien. Ese idiota no puede hacerte daño.

—En ese entonces, hasta pensé en lanzarme de la azotea del colegio... además, había perdido algo muy importante para mí y me sentía realmente solo. Ah, lo que pasó después fue muy... como ¿de telenovela? Cuando fui a despedirme de mis padres encontré algo que me devolvió las esperanzas, de cierto modo. Y al final terminé haciendo un amigo. Aunque después no volví a saber de él. Lo tomé como una señal del cielo. Casi creí que yo me lo estaba inventando —asintió lentamente.

—Así es que, el pequeño Taehyung todavía vive ¿uh? —dijo Jungkook, un poco aliviado de haber podido romper el silencio.

—¿Pequeño Taehyung? —el detective le dedicó una mirada de soslayo.

—Ya sabes, nuestro niño interno y bla bla bla. Está un poco dañado ese pequeño Tae, pero nada que mis besos no solucionen —comenzó a reír.

—A los niños le dan asco los besos...

HOUSE OF CARDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora