Ni una sola palabra había salido de los labios de Taehyung desde aquella inesperada visita en la oficina del mejor amigo de Jungkook.
Apenas el líder de Red Swan cerró la puerta de la oficina, el menor corrió hasta el basurero y comenzó a vomitar. Jungkook, aterrado, confundido y preocupado, dirigió su mirada a Namjoon, quien negó con la cabeza, indicándole que dejara al otro tranquilo.
Y así fue.
Simplemente le siguió y entendió que quería irse a casa.
Y ahí estaba, con la ventana abierta y asomando su cabeza mientras sus cabellos bailaban a un ritmo desconocido, pero reconfortante para Jungkook, quien lo observaba a ratos ya que debía concretarse en conducir.
Entonces, cuando un rayo de luz del atardecer iluminó el rostro de Taehyung, Jungkook tuvo un momento de claridad mental.
—Taehyung, voy a detenerme —le advirtió al menor y pisó el freno.
El menor se volteó hacia él, con algo de urgencia por insultarlo, pero entonces Jungkook abrió la guantera del auto y tomó la fotografía que habían ido a buscar.
—No... la había visto con detención, pero hace un momento tu cara...— cerró los ojos con fuerza, negando con la cabeza y luego le enseño la imagen al menor—. Este eres tú ¿verdad? —en el fondo de su corazón, Jungkook deseaba que ese no fuera el caso, pero todo parecía indicar que sí lo era.
Al verse a sí mismo en ese trozo de celulosa y químicos, Taehyung abrió sus ojos, sorprendido. Le quitó la fotografía de las manos al mayor y analizó cada espacio de ella. Recorrió sus propias, aunque infantiles, facciones con la punta de los dedos y comenzó a llorar, abrazándose a sí mismo, como en un intento de decirle a aquel niño que todo estaría bien. Los recuerdos, el dolor, las sensaciones y el olor de las medicinas ya no estaban ahí, pero su cuerpo y mente lo recordaban todo, y estaba siendo bombardeado por todas aquellas cosas, una y otra vez. Sintió que a cada minuto que pasaba se hacía más y más pequeño. Entonces sintió el calor de alguien más. Ese inconfundible aroma, una mezcla entre café y dulces, tal y como su dueño. Dulce y amargo... se dejó abrazar y lloró con todas sus fuerzas.
Luego de un buen rato, todo se sintió lejano y mejor de lo que esperaba. Se preguntaba por qué nunca se había permitido llorar de ese modo, y entendió que, si compartía su dolor, éste se iría más rápido. Era más llevadero, pesaba menos y, contrario a lo que creía, no se sentía patético.
—Jungkook... creo que Nam hyung tiene razón. Debería hacerme esos estudios —confesó, para luego llevarse una de las manos a la boca y mordisquear sus nudillos.
—Ya, pero ¿vamos a hablar de lo que pasó? Porque, creo que toda esa mierda que te hicieron está relacionada con la muerte de mis padres... no quiero ser egoísta, pero, si no te duele ¿podrías esperar?
Taehyung entendió que aquello era mucho más importante.
Jungkook no paraba de revisar el expediente, trataba de unir cabos y la posible conexión entra la muerte de sus padres y la de los de Taehyung. El nombre de Red Swan no paraba de resonar en sus pensamientos. Si todo lo que pensaba era cierto, su trabajo, su sudor, su sangre y sus lágrimas no habían sido en vano y, por fin, tenían pistas y pruebas sólidas de aquello.
Taehyung lo observaba desde una esquina de la habitación, completamente ensimismado ante la imagen del mayor absorto en su deber.
Era lo suficientemente paciente como para sentarse a esperar el momento en el que Jungkook le diría todo lo que estaba pensando, y por lo mismo, estaba sirviéndole café cada tanto. Jungkook dibujando en un papel, escribiendo en otro, buscando direcciones en su Smartphone... y aquel semblante serio. Comenzó a sentir un poco de dolor, algo extraño, algo que jamás había experimentado. Arrugó un poco el rostro y se dio cuenta cuando fue consciente de sus cejas. Se levantó, tratando de no alarmar al oficial, tomó su abrigo, las llaves y su teléfono.

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HOUSE OF CARDS
FanfictionKim Tae Hyung es nombrado jefe de la investigación que acaba de reabrirse después de 10 años. Luego de un "pequeño" incidente, el detective Kim y su compañero en el caso, el oficial Jeon Jung Kook, se ven arrastrados a los sucios asuntos de la agru...