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Esa mañana, Namjoon y su novia fueron juntos a los laboratorios del hospital en el cual el mayor se desempeñaba. Apenas el día anterior había tenido que decirle a Na Ra todo lo que sabía sobre ella y Taehyung, quedando sorprendido al enterarse de que ella recordaba todo, más no era así para su hermano. Ambos acordaron guardar el secreto y no contarle hasta tener una real solución y saber qué era lo que realmente habían hecho con él. Siendo sincero, a pesar del avance tecnológico y científico que suponía el trabajo de su padre, Namjoon tenía miedo de someter a la chica a extensos y dolorosos exámenes. Sabía que tardarían a lo menos una semana en tener todos los datos que necesitaban, pero era lo mejor. Jungkook y Taehyung estaban lejos, así es que debían aprovechar. Partieron por unos simples exámenes de sangre, para luego hacer una ecografía 3D en sus cuerdas vocales. Lo más difícil fue internarla para tomar muestras de su médula espinal y luego hacer una resonancia magnética en su ya maltratado cuerpo. Tuvo que encerrarse a llorar en su oficina en más de una ocasión; cada vez que veía a Nara en ese estado recordaba las páginas de la bitácora.

No pudo volver a casa, no mientras su novia permanecía en ese solitario y frío lugar.


Una semana después, Kim Namjoon tenía los resultados finales.





Jungkook no se sentía bien. Aquellos días lejos de todo, habían hecho que él y Taehyung se acercaran más, aunque claro, siempre estaba la inseguridad y frialdad del menor en medio. En un principio se lo tomó a mal, pero luego entendió que Taehyung había vivido toda su vida intimidado ante el hecho de ser diferente y que lo discriminaran por quien era ¿Cuán doloroso debió ser aceptarlo, ocultarlo y cargarlo? Y luego estaba él, el Jungkook que se decía a sí mismo ser un heteropolicía ¿Acaso tenía sentido ahora? Si lo pensaba bien, el hecho de que le gustara un hombre lo descolocó un poco al principio, hasta llegó a negarlo con la tonta excusa de haber bebido demasiado. Le hubiera gustado descubrir su bisexualidad con cualquier otro personaje, pero tuvo que ser ese desagradable Park Jimin. Continuó pensando en todo ¿Podría algún día revelarle a todo el mundo que él y el detective Kim salían? Y si las cosas iban más allá ¿Podrían si quiera tener, como Taehyung había dicho, cinco hijos, dos perros y un gato? La respuesta era clara, dura y realista, y el hecho de que siempre tendrían que vivir como un par de buenos amigos ante el resto, le ponía furioso ¿Acaso algo en él cambiaría? ¿Dejaría de ser el chico más atractivo de la estación porque ahora sus sentimientos pertenecían a un chico igual de guapo? No, jamás. Jungkook seguiría siendo Jungkook, sus hazañas, temores, dolores y heridas no se borrarían o desaparecían por simplemente aceptar quien realmente era, no sería una persona nueva o diferente, y eso lo indignaba.

Durante el tiempo en Busan hubo muchas veces en las que quiso abrazar o besar a Taehyung. Ellos tenían una relación, se respetaban, se amaban y cuidaban como cualquier pareja ¿Qué los hacía diferentes?


Su mandíbula se movía de un lado a otro mientras mantenía la vista fija en el frente; necesitaba volver a casa lo antes posible.

—Ya basta, lo que sea que estés pensando, detente ya —Taehyung le fulminó con la mirada. De las tres horas que llevaban en viaje, dos fueron un espectáculo de Jungkook y su notorio odio hacia el mundo, hacía sonar los dientes y gritaba improperios mientras adelantaba a otros vehículos.

—No pienso en nada —le respondió el mayor, cortante.

—Ajá —respondió Taehyung, volteando a mirar por la ventana.

Jungkook suspiró.

—¿Se nota mucho? —preguntó, arrepentido de su tonta actitud anterior.

—¿Bromeas? Creí que íbamos a morir unas cinco veces... ¿Quieres decirme qué pasa?

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