Capitulo 36

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Un almacén reconstruido se divisaba ante los ojos de Shiho. No reconocía el lugar pero sí lo que había en él. Todos sus experimentos, fórmulas y demás estaban allí. Gin notó la cara sorpresiva de la chica y no dudó en hablarle:

-¿No te alegras, Sherry? Hicimos desaparecer cada edificio que conocías de La Organización, pero antes nos aseguramos de conservar todo lo que nos interesaba... En especial tus proyectos...

Ella asimiló las palabras de Gin y no dijo nada.
Al chico lo dejaron sentado en el suelo, haciendo que la pared le hiciera de soporte en la espalda. Le ataron las manos con una cuerda que había allí cerca y le dejaron por unos momentos. Con Shiho el trato fue distinto...
Gin la sentó en una silla, atándole las manos y los pies. Ordenó a Vodka y a Vermotuh abandonar ese espacio y les dijo que no se movieran del cuarto que había al lado hasta nueva orden. Vodka y Vermouth dudaron unos segundos, pero al final accedieron. Apenas la puerta de acceso a ese cuarto se hubo cerrado, Gin habló a Shiho:

-Por fin solos...

Ella, levantando la cabeza muy despacio, siguió la conversación:

-Supongo que quieres saber cómo me escapé cuando tú mismo me encerraste...

-No... Eso ya lo intuyo... Te ayudó Gene, ¿verdad?

-¿¡Gene!? -se sobresaltó la chica.

-Sí... Él era tu ayudante en el laboratorio... Erais casi como hermanos... Tuvo que ser él, aunque el muy idiota lo negó hasta en el último momento...

Shiho comprendió que su huída había causado la muerte de uno de sus seres apreciados, e hizo que se sintiera terriblemente culpable.

-No te lamentes ahora, Sherry... -prosiguió Gin- Mejor dime... -Gin había suavizado su tono de voz, pero lo levantó de repente- ¿¡Por qué te fuiste de mi lado!?

Gin, furioso, sostenía a Shiho por los brazos con fuerza y tenía su rostro demasiado cerca al de ella. Ella no respondía.

-¿¡Por qué!? Si te hubieras quedado conmigo, nada te habría faltado y no tendrías que vivir con este miedo que tienes en el cuerpo... -Gin se dio cuenta de que empezaba a humillarse y se alejó de Shiho, tomando de nuevo su pose orgullosa y maléfica- Realmente, no eres muy inteligente...

-Te equivocas, Gin... -murmuró Shiho, mirándole a los ojos- Contigo jamás hubiera podido satisfacer mi necesidad más urgente...

-¿De qué hablas? -se extrañó Gin, encuriosido.

-Estoy hablando de amor... Un sentimiento puro que empecé a sentir plenamente cuando estuve fuera de La Organización...

-¿¡Amor!? -se burló Gin- ¡No me vengas con ridiculeces, Sherry! ¡En este mundo nadie es capaz de amar a nadie! Ni siquiera a uno mismo...

-¡Eso dices tú porque jamás has apreciado a nadie! -le contradijo ella.

-Te aprecié a ti y me resultaste una traidora... Es más, me estoy dando cuenta que te di demasiadas libertades... Volaste demasiado alto para ser un cuervo... Aunque al fin y al cabo, has vuelto a tu nido...

-No he vuelto... ¡Tú me has traído, que no es lo mismo! -se indignó ella- ¿¡Por qué no acabas conmigo de una vez!? ¿Temes arrepentirte en el último momento?

-¿Arrepentirme yo? Jamás -aseguró Gin- Simplemente quiero recordar viejos tiempos antes de despedirme de ti para siempre...

Gin se acercó de nuevo a Shiho y la besó en la boca. Ella trató de impedirlo, pero la fuerza de Gin la superaba y no fue capaz. Entonces pensó que podría morderle el labio, y cuando iba a hacerlo, él separó su boca de la de ella.

-No querida Sherry... Por más que pretendas herirme, no lo conseguirás con trucos tan previsibles...

Seguidamente, con una mano le tapó la boca fuertemente para que no pudiera morderle ni gritar y empezó a besarle el cuello. Ella, sintiendo asco, repulsión y rechazo, trataba inútilmente de sacárselo de encima, pero no lo lograba. Entonces, algo, mejor dicho, alguien, hizo que Gin cayera al suelo tras recibir el impacto de un puñetazo en su rostro.

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora