Capitulo 47

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Habiéndose puesto el pijama, Shinichi levantó con cuidado las mantas y se metió en la cama al lado de Haibara. Tras desearse unas "buenas noches, cariño" y "unos dulces sueños, mi amor", se durmieron abrazados el uno al otro.

A la mañana siguiente, justo antes de bajar a desayunar, Shinichi se vistió y ayudó a la niña a vestirse, a pesar de que ella lo pudiera hacer perfectamente y sin problemas. Después se tiró un buen rato cepillándole el cabello al tiempo que se lo acariciaba. También estuvieron hablando acerca de lo que iban a decir sobre "Ai Haibara" y "Shiho Miyano".
Haibara diría que en un principio se había ido con sus padres porque el doctor Agasa ya no podía cuidar de ella debido a su avanzada edad, que le fatigaba bastante. Pero al saber que su "primo" Shinichi Kudo había regresado a Beika, decidió volver cuando éste se ofreció a tenerla en su casa, así que volvió...
Sobre Shiho, Shinichi diría que había encontrado un instituto que le gustaba más y que se cambiaba.

Salieron tranquilamente a la calle. Shinichi iba pensando y recordando todo lo que había sucedido el día anterior. Esperaba no volver a vivir nada semejante. Su acompañante caminaba tranquila junto a él. Ninguno de los dos hablaba.

-¿¡Haibara!? -gritó desde lo lejos la voz de una niña. Era Ayumi.

Irremediablemente, la niña y sus dos amigos corrieron junto a la niña de cabello castaño claro.

-¿Haibara, qué haces aquí? ·////· -preguntó feliz y ruborizado el niño de las pecas.

La niña entonces les contó todo lo que había estado ensayando con Shinichi, y los niños parecieron creerla, aunque un pequeño comentario de Ayumi hizo que la excusa de Haibara perdiera credibilidad.

-Vaya, Ai... Creía recordar que hace tiempo nos dijiste que tus padres habían muerto en un accidente y por eso vivías con el doctor... También nos dijiste que tu madre era inglesa, por eso tú tienes este color tan claro en el cabello...

-¿Yo dije eso? ^^U -fingió no acordarse para alejar las sospechas de la niña.

-Tranquila, seguramente lo soñé o lo entendí mal. ^^ -sentenció la pequeña Ayumi.

Shinichi y Haibara se miraron algo aliviados y nerviosos a la vez.

-En cualquier caso, ¡es excelente que estés de vuelta, Haibara! >////< -exclamó el niño de las pecas, agarrándole las manos a la niña.

-Sin tocar, chaval... ¬ ¬ -pensó Shinichi, al tiempo que observaba con mirada asesina a Mitsuhiko.

-¡Shinichi! -interrumpió la voz alegre de una muchacha que se acercaba.

-¡¡Ran!! 0////0 -expresó el chico, como si no se la esperara- ¿Qué haces aquí?

-¿¡Como que qué hago aquí!? ¡Pues lo mismo que tú! ¡Voy al instituto! ¿Es que es necesario recordarte eso? ¬ ¬

-No, claro que no... ^^U

-Oye... ¿Qué pasó ayer? ¿Por qué os fuisteis Miyano y tú cuando ella recibió ese ramo de rosas? ¿Y dónde está ella?

-Ya empezaron las preguntas... ^^U -pensó Shinichi, antes de responder- Pues resulta que...

El chico, mientras iban caminando, le estuvo contando a su amiga de la infancia lo de que Shiho se había cambiado de instituto, y que seguramente no la vería en una buena temporada. Ran fue asimilando toda la explicación de su amigo y al final sonrió.

-Comprendo. ^_^

-¿Eh? ¿A qué viene esta cara de felicidad? ¬ ¬ -preguntó el chico.

-Nada, cosas mías... -sentenció Ran- ¡Venga, vayamos más rápido! -agarró a Shinichi por un brazo- ¡No debemos llegar tarde! ¡Adiós niños! ^_^

-¡Eh, espera! -a pesar de sus palabras, el chico no pudo impedir que su amiga se lo llevara casi a rastras.

Mientras esto ocurría, la niña de cabello castaño observaba la escena preocupada, pero mintió cuando sus amigos le preguntaron.

-¿Qué te pasa Haibara? ¿Por qué pones esa cara?

-Por nada... Chicos, disculpad, pero tengo algo que hacer... Adiós.

La niña dio media vuelta, y ni siquiera los gritos insistentes y preocupantes de los demás niños lograron detenerla o hacerla retroceder. Se quedaron viéndola correr hasta que desapareció al girar en una esquina. Los niños, sin comprender la actitud de su amiga, retomaron su rumbo a la escuela algo desanimados.

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora