Capitulo 53

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Sumergida en estos pensamientos, sólo se distrajo cuando Shinichi le tomó una mano y se la apretó con dulzura.
Cuando finalmente llegaron a la mansión Kudo, Shinichi pagó al taxista y ellos bajaron del auto.
-Shinichi, yo lo siento mucho... -empezó a hablar Shiho enmedio de la calle- Yo no quise que ella se sintiera mal, pero tampoco podía ocultar lo que siento por más tiempo...
El chico la estaba escuchando con los ojos escondidos bajo el flequillo y la mirada baja. No le decía nada.
-¡Shinichi, háblame! ¡Dime algo! -ordenó ella casi llorando.
-Lo siento... -respondió él- No era mi intención que pasaras un mal rato... Te invité a cenar para pasar un rato agradable y mira cómo ha acabado... Tú triste y casi llorando, con un dolor intranquilo que te hiere... Y yo... Siempre me digo que no debo herir a quien amo y quiero proteger, pero...
-Sssssh... -le dijo ella, poniendo su mano sobre la boca del chico- Tú no tienes culpa de nada... Eres el chico más especial que he conocido. No me gusta oírte hablar así...
-A mí tampoco me gusta hacerte pasar malos momentos... -añadió el chico mirándola a los ojos.
-Bueno, la noche es larga y no ha hecho más que empezar... -expresó la chica sonriente- Aún puedes recompensarme...
Seguidamente ella pasó su mano suavemente por el mentón del chico y fue caminando hacia la puerta de entrada a la casa. El chico rápidamente la siguió y usando su llave abrió la puerta. Después de entrar los dos, ella se sentó en el suelo, con la espalda junto a la puerta, y tras suspirar profundamente se quitó los zapatos de tacón.
-¡Por fin! -exclamó ella- ¡No podía más! Debo acostumbrarme a usar zapatos de tacón nuevamente, aunque al principio me dejen los pies tan destrozados que casi no pueda ni caminar... ¡Ah! ¿Qué haces? 0////0
Shiho se sorprendió al notarse elevada. Shinichi la había cojido en brazos.
-Para que no tengas que andar, mujer... No quiero que te duelan los pies... ¬////¬
Shinichi la llevó en brazos sin esfuerzo, y mientras subía las escaleras le dijo:
-Qué ligera eres, Shiho... Pareces una pluma... ^_^
Un comentario tan inocente hizo que la chica se ruborizara todavía más. No era el simple hecho de que Shinichi la tuviera en brazos, sino que intuía e imaginaba lo que iba a pasar y no podía evitar el rubor en su rostro, aunque era un rubor provocado por un presentimiento de algo agradable que iba a suceder. Ascendiendo felizmente por la escalera con la chica colorada en brazos, Shinichi iba avanzando satisfactoriamente. Sin esfuerzo, abrió la puerta de su habitación una vez que la tuvieron delante. Colocó cuidadosamente a Shiho sobre la cama y él se puso encima de ella sin hacerle daño. Su brazo izquierdo rodeaba el cuerpo de Shiho, y su brazo derecho se extendió para quitarle el chal que todavía le cubría la espalda a la chica. Después, con un movimiento del mismo brazo, deslizó su mano suavemente hacia la cintura de Shiho. Le dio un cálido beso sobre el vientre y siguió deslizando su mano por la pierna de ella. Apartó un momento la mano para hacer caer el bolso y los zapatos de Shiho, que habían quedado a un lado sobre la cama, y después retomó lo que hacía. Esta vez fue subiendo su mano por debajo del vestido de ella, haciendo que ella se ruborizara todavía más, pero a la vez, haciendo que ella empezara a sentir placer.

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora