Capitulo 37

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Shiho, desconcertada por lo que había ocurrido, abrió los ojos para ver de qué se trataba. Ante ella estaba Shinichi. Había recuperado el conocimiento y tras ver el modo en que Gin atacaba a la persona que amaba, se había levantado para defenderla. Con las manos atadas, le regaló un golpe al rostro de su enemigo.
-¡Shinichi! -exclamó Shiho al verle, medio feliz medio asustada.
Gin, desde el suelo, divisó la figura del muchacho y gritó:
-¡Vermouth! ¡Vodka!
Ellos acudieron al instante a la llamada de su jefe, y se sorprendieron al ver lo que había pasado. No les resultó complicado averiguarlo, puesto que Gin se tocaba el rostro y Shinichi movía con rabia el puño aún caliente.
-¡Lleváoslo de aquí! -ordenó Gin- ¡Metédlo en ese cuartucho y me ocuparé de él!
Vodka agarró a Shinichi a la fuerza, y tras forcejear un poco, logró meterlo en el cuarto.
-¡Soltadle! -gritaba Shiho, desesperada- ¡Matadme a mí pero dejadle a él!
Haciendo caso omiso a tales súplicas, Vermouth cerró la puerta del cuarto.
-Sal fuera -ordenó Vermouth a Vodka cuando hubo dejado a Shinichi en el suelo.
-¿Eh? -se extrañó él- ¿Por qué?
-No preguntes tanto y obedece... Recuerda que "A secret makes a woman woman"...
Vodka miró extrañado a la mujer, pero sabiendo que no le iba a sacar nada, decidió obedecerle.
-¿¡Por qué sales!? -preguntó Gin, que se había puesto en pie, al ver a Vodka.
-Esa mujer me ordenó que saliera... No sé qué pretende...
A Shiho no le gustó nada esa situación, estaba empezando a imaginar cosas que le preocupaban de otra manera.
Gin estuvo pensando durante unos segundos y al final habló:
-Está bien... Sal fuera a vigilar que no se acerque nadie por la zona...
Vodka obedeció de nuevo y salió.
-Ahora sí... -murmuró Gin, satisfecho- Solos por fin, querida Sherry...
El hombre le acarició la mejilla a la chica y empezó a hablarle...
Mientras, en el cuarto de al lado...
-¿Cómo supisteis en qué piso estábamos? -preguntó Shinichi, levantando con esfuerzo la cabeza.
Vermouth le miró unos instantes, como si sufriera al verle en ese estado, pero sabiendo que no podía ayudarle.
-Por el ascensor... -respondió ella- Lo estábamos vigilando todo el rato, y nos pareció sospechoso que alguien lo usara únicamente para bajar un piso, pudiendo utilizar las escaleras mecánicas, que claramente, son más rápidas si sólo se debe llegar a un piso inferior...
Shinichi sonrió comprendiendo y habló:
-Qué estúpido he sido... Lo que debía servir para despistaros a servido para localizarnos... Es un error imperdonable...
Vermouth le miraba como si le estuviera admirando por ser tan crítico con él mismo, y a modo de consuelo, empezó a hablarle:
-Le das demasiadas vueltas... Os hubiéramos atrapado igual...
-Si almenos hubiera podido salvar a Shiho... -se lamentaba el chico, sin prestar atención a las palabras de Vermouth.
Ella le seguía observando detenidamente. Quizás por curiosidad o admiración, o algún otro motivo.
Permanecieron en silencio durante unos largos minutos. Él miraba fijamente el suelo. Ella le miraba a él. Finalmente, él levantó la cabeza y le preguntó directamente:
-¿Por qué querías quedarte a solas conmigo?
Ella se sorprendió, no por la pregunta en sí, sino por el hecho de que hubiera hablado. Sonrió levemente mientras se iba acercando a él. Se agachó con delicadeza dejando que sus manos se apoyaran en las rodillas del chico y después acercó su rostro al de Shinichi. Le besó.

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora