Capitulo 56

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Shiho, que estaba tumbada descansando con una toalla mojada sobre la frente, abrió al instante los ojos y habló:
-¿Qué te hace pensar eso? ¬////¬
-Tu estado... No hace falta ser médico para darse cuenta... Además, no deberías sorprenderte... Estoy seguro de que tú misma ya lo sospechabas desde hacía unos días... ¿Por qué no me lo has dicho?
-No sé... Quería esperar a estar segura...
-¡Pues vamos a asegurarnos! ¡Venga, ahora mismo, que no hay momento más cercano!
No hicieron falta más palabras. Las ganas y la felicidad del chico ante la ilusión que le provocaba ser padre fueron suficientes para convencer a Shiho para que se levantara de la cama y acudiera con él a hacerse las pruebas necesarias.
Vistos los resultados, la deducción de Shinichi no podía haber sido más acertada: iban a ser padres en unos meses.

La sorpresa no había sido grande, puesto que ambos lo sospechaban. Sin embargo, ante aquella felicidad también se acercaban ciertas dudas inevitables. ¿Qué iban a hacer ahora? En principio, tenerlo, eso lo tenían claro, en ningún momento se les pasó por la cabeza la posibilidad del aborto, puesto que ambos consideraban que sería cometer un asesinato, y el rechazo de ejecutarlo se duplicaba al saber que se trataba de su hijo. Dudas, dudas y dudas como: ¿Debían casarse antes de que naciera? ¿O podían esperar? ¿Serían capaces de salir adelante siendo padres tan jóvenes? Estas y otras preguntas estuvieron rondando por la cabeza de ambos durante unas cuantas noches, hasta que finalmente Shinichi tomó una decisión.

Shiho estaba haciendo un poco de limpieza. Con empeño, pasaba el aspirador para que absorbiera todas las partículas de suciedad que había en el suelo y en las alfombras. El chico se acercó por su espalda con seguridad y le habló:
-Shiho... Deja eso un segundo... -ordenó seriamente- Quiero decirte algo...
Ella le miró. Hacía tiempo que no le veía tan serio. ¿Qué querría decirle? Le examinó durante unos minutos con la mirada, mientras esperaba a que hablara. Pero él seguía callado. Ella, impaciente, le retó a que hablara de una vez.
-¡Bueno, vamos! Es para hoy... No tengo todo el día... ¬ ¬
-Es que no es para hoy sino para toda la vida lo que te quiero pedir... -aclaró el chico.
Ella enseguida vio qué camino iba a tomar esa conversación y no pudo evitar ponerse colorada, feliz e indudablemente emocionada. Él siguió hablando:
-Shiho... ¿Quieres casarte conmigo?

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora