Capitulo 40

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Le obligó a subir a punta de revólver en el coche de Gin, que iba a conducir ella. Arrancó el auto y desde dentro, disparó hacia un barril de gasolina que había dejado al lado del edificio. Todo el edificio prendió en llamas. Al parecer, mientras Gin y Vodka fingían la muerte de Shinichi, ella había estado echando gasolina alrededor de todo el edificio.

-¿¡Qué haces!? -exclamó Shinichi con el rostro desencajado- ¡Retrocede ahora mismo! ¡No puedo dejar a Shiho allí!

Vermouth le amenazó con el revólver.

-Cierra la boca... -expresó al tiempo que le apuntaba.

-¡No vas a asustarme con eso! ¡Y si no quieres detenerte, abro la puerta del coche y me lanzo!

Para demostrar que no eran sólo palabras, Shinichi abrió la puerta del coche e intentó lanzarse a la carretera, pero Vermouth detuvo el coche rápidamente.

-¡Espera! ¡Detente! ¡No lo hagas! -le gritó ella desesperada.

Ante tal grito, Shinichi se detuvo.

-¿Qué quieres? ¡No tengo tiempo para perder contigo! ¡Debo ir a salvar a Shiho!

-¿La quiers mucho, no? -preguntó la mujer, bajando la mirada.

-Más que a mí mismo... ¿Sabes qué es amar? Porque si no lo sabes, difícilmente comprenderás lo que estoy diciendo...

Vermouth asimiló con nostalgia y melancolía las palabras de Shinichi y después habló:

-Ojalá yo encontrara a alguien capaz de amar de esa manera...

-¿Eh? -se extrañó el chico- ¿Tú no estarás...?

-Dejémoslo así -sentenció la mujer- ¿Sabes que si La Organización descubre que tú y Shiho seguís vivos, jamás podréis vivir tranquilos?

-Sí, lo sé... ¡Por eso quiero destruirla!

-¡No seas iluso! ¡Jamás podrías desmantelar a La Organización entera! Te diré algo... Los únicos en La Organización que sabemos de tu existencia somo Gin, Vodka y yo... Si esos dos mueren allí dentro, quedaré yo como única conocedora de tu existencia en La Organización... Te propongo un trato... Si dejas que esos tres mueran allí dentro, yo te garantizo que nadie sabrá de ti en La Organización. Te aseguro que vivirás tranquilo, sin tener que preocuparte por si quieren eliminarte o no...

-¡Jamás aceptaré eso! -se enfureció Shinichi- ¿¡Es que no escuchas cuando hablo!? ¡La vida de Shiho está por encima de la mía! ¿¡Cómo crees que la dejaré morir!?

-Tú lo has querido... -añadió Vermouth.

Seguidamente, la mujer arrancó el auto de nuevo y aceleró desmesuradamente, alejándose del lugar del incendio.

-¿¡Qué haces!? ¡Detente ahora mismo! -ordenó el chico.

-No pienso hacerlo... -informó la mujer.

-Entonces no me dejas elección...

Shinichi abrió todo lo que pudo la puerta del coche y al instante se lanzó.

Vermouth siguió avanzando sin detenerse, mientras veía por el retrovisor interior como el cuerpo de Shinichi iba dando vueltas y quedaba inconsciente al borde de la vía.
-Adiós, Silver bullet... -pronunció con tristeza.

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora