Capitulo 52

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Desde que se habían sentado Shinichi y Shiho, nadie había hablado en exceso. Únicamente las palabras justas y necesarias para presentar a Eisuke y a Shiho. Finalmente Ran rompió de algún modo esa incómoda situación.

-¿Y qué tal te ha ido en el nuevo instituto, Miyano?

-Pues... -intentó inventar algo ella.

-No le ha gustado. -interrumpió Shinichi- Por eso volverá al Teitan... ^^U

-Vaya... -sentenció Ran.

De nuevo, se quedaron sin tema de conversación. Todos comían intentando no cruzar la mirada con nadie, especialmente Shiho, que se sentía altamente incómoda. Cuando cada uno se hubo terminado la comida del plato, empezaron a beber para no estar sin hacer nada. Vaciaron quince botellas de un litro de agua cada una durante toda la cena, y obviamente no tardó en pasarles factura. En medio de la incomunicación verbal, los dos detectives se levantaron de la silla. Shiho y Ran miraron a Shinichi, mientras que Kazuha miró a Heiji.

-¿A dónde vas, Heiji? -preguntó la muchacha de la coleta de caballo.

-Al servicio... -respondió el chico moreno.

-Yo también voy al servicio. -agregó Shinichi antes de que le preguntaran.

Apenas los dos hubieron desaparecido tras un pasillo, Ran levantó la cabeza para hablar.

-Miyano... ¿Qué sientes tú por Shinichi?

La chica del cabello castaño no esperaba una pregunta tan directa y tardó unos segundos en reaccionar.

-¿A qué viene esta pregunta? -se interesó Shiho.

-¡Respóndeme, por favor! -pidió Ran mientras se le humedecían los ojos- Shinichi y yo nos conocemos desde que éramos pequeños... Pasé toda mi infancia junto a él, crecimos juntos, hemos estado siempre el uno al lado del otro hasta que él decidió irse... Le he estado esperando durante mucho tiempo, angustiada y preocupada porque no sabía con exactitud qué hacía, cómo se encontraba o dónde estaba... Y ahora que se ha decidido a regresar apareces tú... ¿Quién eres en su vida?

Shiho miró durante unos segundos esos ojos llorosos que la miraban impacientes, esperando una respuesta. Pensó en mentirle para evitarle una herida en el alma a la chica que tenía delante, pero después se dijo a sí misma que ya bastaba de mentiras, y que era mejor decir la verdad a pesar de las consecuencias que ello pudiera tener, y porque no quería ocultar por más tiempo lo que sentía por Shinichi.

-Yo a Shinichi lo amo... -afirmó sin titubear- Me enamoré de él y... Estamos viviendo juntos, como causa de nuestra relación.

Simultáneamente y ajenos a esto, Shinichi y Heiji mantenían una conversación en el baño mientras orinaban el uno al lado del otro.

-Vaya... Así que la rubia-castaña quiso quedarse en ese cuerpo de niña, pero después temió que pudiera perderte y se transformó de nuevo en lo que es ahora... -expresó Heiji, dando a entender que había comprendido todo lo que le había contado Shinichi.

-Bueno, yo ya le dije que se quedara tranquila, que a mí no me iba a perder... -agregó Shinichi.

-¿Pero hubieras aguantado once años sin tocarla? 0_0 -preguntó Heiji- No me lo creo... ¬ ¬

-¿Por qué no? ¬////¬

-No, por nada, por nada... ^^U

Shinichi y Heiji se subieron la cremallera de los pantalones, se pasaron las manos por agua y regresaron a la mesa.

Ran impresionada por las palabras de Shiho no había podido contener las lágrimas y estaba llorando delante de todos. Ni Sonoko ni Kazuha sabían cómo consolarla. Al mismo tiempo, Shiho se sentía demasiado incómoda en ese lugar.

-Ran... ¿Por qué lloras? -preguntó Shinichi al verla.

-Por nada... -respondió ella, secándose las lágrimas.

-¿Cómo que por nada? No me lo creo. Dime por qué lloras, Ran. -insistió Shinichi- Eres mi amiga de la infancia y no permitiré que nadie te haga sufrir. Dime quién te ha hecho llorar...

Hubo un breve silencio, nadie hablaba.

-He sido yo. -confesó finalmente Shiho, viéndose incapaz de callarlo.

Shinichi la miró durante unos segundos con una expresión extraña. ¿Sería rabia? De pronto dejó de mirarla, se sacó un pañuelo del bolsillo y se lo ofreció a Ran.

-En cualquier caso, es mejor que te limpies el rostro... ¬////¬

Ran lo aceptó sin dudar, sin darse cuenta de que Eisuke también había sacado un pañuelo y estaba a punto de acercárselo. Cuando vio que ella tomaba entre sus manos el pañuelo de Shinichi, se echó para atrás.

-Shiho, creo que deberíamos irnos ya... -dijo el muchacho después de darle el pañuelo a Ran.

-Claro... -aceptó ella, y acto seguido se levantó de la silla.

El chico dejó una cantidad de dinero sobre la mesa, suficiente para pagar lo que habían consumido Shiho y él.

-Adiós, chicos. Ya nos veremos otro día. -se despidió Shinichi.

Una vez en la calle, el chico paró un taxi y se subieron en él. Al igual que en el camino de ida, el de vuelta estuvo gobernado por el silencio, pero era un silencio triste e incómodo, diferente al del camino de ida, que era un silencio ansioso y lleno de esperanza.

-¿En qué estará pensando? -se preguntaba Shiho- ¿Estará enfadado? Seguramente sí... Aprecia mucho a esa chica y no le gusta verla llorar... ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora