Capitulo 39

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Shiho, que había cerrado los ojos, los abrió al no notar nada.

-¿Qué pasa? -se extrañó Gin- ¿Se ha atascado?

Gin apretó el gatillo varias veces, pero no salía ninguna bala.

-No insistas... -pronunció la voz de un joven que se apoyaba en el marco de la puerta que daba al cuarto- Le he quitado la última bala- el chico la enseñaba orgulloso haciéndola bailar entre sus manos.

-¿¡Shinichi!? -exclamó feliz Shiho al verle- ¡Estás vivo!

-Sí- afirmó él- De hecho, sólo querían hacerte creer que había muerto...

Gin y Vodka se enfurecieron al ver que su plan había fallado.

-Cuando Gin entró en el cuarto... -iba relatando Shinichi- Le hizo un señal a Vodka para que me golpeara y me dejara inconsciente... Sin embargo el golpe no ha sido suficientemente fuerte y no he perdido el conocimiento... Sólo lo he fingido. A continuación, Gin ha disparado seis veces hacia un bulto de sacos que hay ahí dentro... Y todo para hacerte creer que yo había muerto. Cuando han salido del cuarto me he levantado rápidamente y he aprovechado para sacar la bala de la pistola... Después he vuelto a tumbarme en el suelo y he esperado el momento oportuno para salir...

Gin sonrió y habló:

-Me confié demasiado... Pero no volverá a ocurrir...

-Por supuesto que no volverá a ocurrir... -declaró la voz de Vermouth, desde la espalda de Gin- Yo me encargaré de que no vuelva a suceder...

-¿¡Qué demonios estás haciendo, Vermouth!? -exclamó Gin, al notar tras su nunca el tacto de un revólver.

-Me estoy asegurando de que no la cagues más... Tu obsesión por esa traidora te lleva a cometer estupideces que ni tú mismo eres capaz de ver... Gin, si sigues así, estás acabado...

Gin se indignó al escuchar tales palabras, pero no se atrevió a responder a Vermouth, ya que la que poseía el arma en la mano era ella.

-Ahora haced lo que yo diga, o cualquiera de vosotros morirá... -amenazó la mujer.

Empezó ordenando a Shinichi que se deshiciera de la cuerda que le ataba las manos, y así lo hizo. Después tuvo que atar a Vodka con esa misma cuerda. Le ató los pies, y después le ató las manos con otra cuerda. Le dejó tumbado en el suelo y siguió obedeciendo a Vermouth.

-Ahora quítale a la traidora la cuerda que le ata los pies... Andamos escasos de cuerdas por lo que veo...

Cuando se acercó a Shiho para desatarle los pies, le dedicó una sonrisa aliviadora y le dio a entender que no iba a permitir que le ocurriera nada.
Con esa misma cuerda, Shinichi ató las manos de Gin, que seguía siendo el objetivo del revólver que sostenía Vermouth. Cuando el chico le hubo atado las manos, la mujer empujó al hombre con fuerza contra el suelo y le dejó allí.

-¡Maldita loca! -gritó él- ¡Esto no va a quedar así!

Vermouth hizo caso omiso a las amenazas de Gin, y tomando a Shinichi como rehén, se lo llevó apuntádole con el revólver.

-¿¡Shinichi!? -se preocupó Shiho, pero Vermouth ya se lo había llevado y cerró la única puerta de salida con llave.

Un amor de doble filoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora