Nubarrones

220 28 3
                                    

Hasta ese momento todo salía de maravilla. Iba bien en la universidad, disfrutaba de mi trabajo, y mi relación con Tweek estaba bastante bien encaminada. El tiempo pasó muy rápido, como cada vez que pasan cosas buenas, me preguntaba por qué en estos momentos todo pasa tan rápido y en los malos momentos todo pasa tan lento. Pasó un mes desde que hablé con mi mamá, ella sabía de mi relación con Tweek y la apoyaba, le gustaba verme feliz y sabía que Tweek era parte de esa felicidad. En la universidad las cosas también mejoraron: mi relación con Stan se cortó, en definitiva, no volvimos a hablar de nuevo, creo que fue la mejor decisión; mis notas en las clases subieron de nuevo y terminé el semestre de gran manera; y por último, no menos importante, mi amistad con Kenny, Red y Clyde iba mejor que nunca. Con Kyle no volví a tener problemas, pues él se calmó bastante cuando finalmente empezó una relación con Stan. Parecía que las cosas iban de maravilla, que finalmente estaba viendo la luz al final del túnel en el que estuve por casi un año, pero mis expectativas estabas muy lejanas a la realidad.

Un día al terminar mi jornada de trabajo me encontré con alguien esperándome fuera de la cafetería. Un chico rubio, de ojos azules, y con un abrigo naranja; era Kenny. Le hice una seña, me despedí de Tweek con un beso y tomé mi mochila con mis cosas dentro.

—Tiempo sin vernos, Craig. ¿Cómo te ha ido con el rubio?

—Bien, bastante. Aunque estoy putamente cansado —dije, bostezando con notoria pereza— pensaba ir a dormir, pero no esperaba que vinieras a verme.

—Ya me imagino, el trabajo desgasta mucho, yo entré a uno hace poco en una construcción para comprar unas cosas en casa —dijo él, empezando a caminar junto a mí.

—¿Ya has pensado qué materias verás el próximo semestre? Yo he estado mirando unas, pero en serio se ven una mierda, no me veo en esas cosas.

—Honestamente no he pensado mucho en eso, qué fastidio.

—¿Por qué no?

—Pienso salir de la universidad.

—¡¿Qué?! No puedes decirme esto, Kenny. Ibas bien, te fue bien, no tenías muchos problemas, ¿qué pasó?

—La cosa está muy dura. No tengo como pagar el semestre —dijo él, mirando hacia otro lado con algo de tristeza— además ahora soy la cabeza de hogar de mi familia.

—¿La cabeza de hogar? Qué pasó con tus padres.

—Hubo unos problemas, mi papá se fue de casa hace un mes, y mi mamá no ha regresado hace unas semanas, creo que no lo hará. En este momento Kevin, mi hermano mayor, y yo, somos los que estamos afrontando esto, pero no es nada fácil, necesitamos aprovechar todo el tiempo.

—Mierda... no lo sabía, discúlpame Kenny. ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?

En ese momento me sentí como el peor de los amigos. Me di cuenta que mi amistad con Kenny no había sido como yo lo pensaba hasta ese momento. Él se preocupaba por mí, preguntaba como estaba, hablaba conmigo en clases, incluso salía conmigo si quería despejar mi mente. Por el contrario, yo nunca hice algo por él, nunca pregunté que pasaba en su vida, si necesitaba algo, si quería algo. Era una actitud hipócrita por mi parte.

—Verás... pues en el trabajo de la construcción gano por horas, solo moviendo escombro y eso, gano muy poco. Estaba pensando en si podías ayudarme a conseguir trabajo, mejor aún si es acá contigo y tu novio.

—Está algo difícil, pero voy a buscarte algo, confía en mí.

—Gracias viejo, sabía que podía contar contigo.

—Pero hey, no nos quedemos sólo en esto. ¿Quieres ir a comer algo, a beber tal vez? —dije, intentando animar a Kenny.

—Qué bueno que lo digas, he estado comiendo mal y no me sentaría nada mal comer algo. ¿Podemos ir a comer pizza?

—Perfecto, conozco un buen lugar por aquí cerca, vamos.

Llevé al rubio a un sitio que me gustaba bastante cuando estaba en épocas de escuela. La pizza era económica y grande, seguro salíamos a gusto. Entramos a ese negocio y nos sentamos en una mesa junto a la ventana. Nos atendió una linda chica rubia, preguntó qué íbamos a pedir a lo cual respondí que me diera una pizza familiar, Kenny escogería los ingredientes.

—Hey, no vamos a comer tanto, con dos porciones basta.

—Callate, tú solo pide que te gusta.

—Uh... Bueno. Señorita, ¿puede ser mitad de carne y mitad de pollo con champiñones?

—Por supuesto —dijo la chica muy amablemente— en 15 minutos está su orden.

—Gracias —dijimos al unísono.

—Oye, en serio, no vamos a comer tanto ¿o sí? —preguntó él con cara de incomodidad.

—No es para nosotros, tonto. Dijiste que no la estaban pasando muy bien en tu casa ¿no? Comemos unos pedazos y llevas el resto. Tómalo como un agradecimiento.

—Ya, hombre, no tenías que hacer esto, en serio qué vergüenza —respondió él, bajando la mirada.

—Kenny, en serio, te lo mereces, además somos amigos, estamos para ayudarnos unos al otro, ¿no?

—Sí, sí, cierto.

Kenny miró hacia abajo, luego hacia otro lado. Sus hombros se encogían, su respiración sonaba diferente. Estaba llorando. Respeté el momento, solo le puse una mano en el hombro haciéndole saber que todo iba a estar bien. De cierta manera pensaba que con eso podía enmendar un poco lo que yo consideraba era una amistad débil por mi parte, además se sentía muy bien el ayudar a mis amigos.

Mientras estábamos en silencio recibí un mensaje de Tweek "Escríbeme cuando llegues a casa, amor". Le respondí con una nota de voz y volví a guardar mi teléfono. Terminé esa noche comiendo un poco de pizza con Kenny, charlamos un rato e intenté persuadirlo de seguir con nosotros en la universidad, sin embargo, se vio muy difícil.

Él es Tweek Tweak, y es mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora