Tempestad

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Llegué a casa esa noche, tarde. Mis padres sabían que estaba trabajando, pero también sabían de mi horario de llegada, posiblemente les habría molestado que llegara tarde. Eran más o menos las 11 de la noche, no recordaba muy bien la hora, solo miré el celular un momento para avisarle a Tweek que ya casi llegaba a casa luego de haberme despedido de Kenny. Esperaba que las luces de mi casa estuvieran apagadas, pero fue todo lo contrario, estaban encendidas, de hecho, todos estaban en la sala de mi casa, los pude ver por fuera de las ventanas. Era extraño que esto ocurriera, pues como dije, a esta hora todos debían estar dormidos.

Me acerqué a la entrada de la casa y toqué el timbre. En ese momento esperaba una bienvenida o algo amigable, no obtuve nada de eso. Apenas se abrió la puerta vi a mi papá con una cara que no pintaba nada bien. Solo con haber puesto un pie en la casa empezó a increparme.

—Buenas noches, señor. O no, ¿debería decir señorita?

—¿Perdón?

Olía a alcohol, posiblemente había estado tomando en el trabajo de nuevo. Miré un momento a mi izquierda, hacia la sala. Allí estaba mi mamá y mi hermana. Mi hermana, cabizbaja, desanimada, en silencio. Mi madre, perdida, mirando con preocupación, nerviosa. Algo había pasado para que todos estuvieran así.

—Ahora resulta que la señorita —dijo, poniéndose muy cerca a mí— llega a la hora que le da la maldita gana solo porque está con su novia, ¿no es cierto?

Hablaba con dificultad, olía a whisky, incluso su camiseta estaba sudada y desabrochada. No había duda, había tomado.

—¿De qué carajo hablas? Estuviste tomando, papá.

—Sí, estuve tomando, ¿algún problema señorita? Ah, no, sí, sí... No puedes hacerlo, no eres lo suficientemente hombre.

—Thomas, creo que ya suficiente —dijo mi mamá, incomoda por la situación.

—¡Tú te callas mujer! Estoy hablando con la otra niña de la casa, no con las 2 que ya hablé.

—¿Qué? Qué mierda te pasa. Estás ebrio.

—Y tú estás enfermo, maldita sea. Debí hacerle caso a los del trabajo, sí, debí... debí haberme puesto condón, sí.

—Bien por ti, arrepiéntete lo que quieras, pero déjanos en paz —dije, intentando pasar a mi habitación.

—¡NO TE VAS A NINGÚN LADO CRAIG TUCKER, ESTÁ HABLANDO TU JODIDO PADRE!

Mi papá se iba poniendo más y más agresivo, empezaba a preocuparme. Mi corazón latía como un tambor, mi espalda comenzó a generarme escozor, y mis puños empezaron a sudar. Estaba nervioso, pero también estaba preparado.

—No pienso hablar con un ebrio.

—Tú no me puedes decir nada, mariquita.

—¿Cuál es tu puto problema conmigo?, ¿AHORA QUÉ MIERDA HICE? —pregunté, subiendo el tono de voz y tratando de quitármelo de encima.

—¡No te voy a permitir que me grites, mariquita! —exclamó, empujándome contra la pared—. Mañana vas a renunciar a ese puto trabajo de mierda, me importa un carajo si quieres o no.

—Ah no, no señor. ¿Por un capricho tengo que renunciar? ¿No me querías ver trabajando, generando ingresos, pagando mis estudios? Pues lo estoy haciendo, maldita sea, y no lo voy a dejar —dije, quitándole las manos de encima y tratando de subir al segundo piso.

—¡O dejas ese hijo de puta trabajo, Craig Tucker, o voy yo mismo y le parto la cara al maricón de Tweek!

—¿Qué? —pregunté en voz baja, sin siquiera voltearlo a mirar, pero sí deteniéndome en el proceso.

—Ya Richard, el papá de Tweek, me lo contó todo. No vas a volver a esa puta cafetería. ¡Y lo mismo va para ti, mujer! —gritó, dirigiéndose a mi mamá—, no vamos a tener contacto con una familia de aberrados como los Tweak.

—Cállate... —dije, apretando mis puños.

—¿Dijiste algo maldito mocoso?

—Que te calles —dije, nuevamente en voz baja.

—¡Habla como un jodido hombre, maricón!

—¡QUE TE CALLES PEDAZO DE MIERDA!

Finalmente ocurrió, exploté.

—Te voy a dejar algo muy claro, imbécil. Podrás ser mi papá, pero si sigues con esa PUTA actitud, y además gritándole a mi mamá y a mi hermana créeme que te voy a patear el culo.

—¿Crees que una niña puede contra un hombre? ¡A ver qué tanto hablas, maricón!

Mi papá soltó un puñetazo con fuerza, el cual golpeó de lleno mi mejilla derecha. «Bien, no me voy a contener» me dije mentalmente. Apreté mi puño derecho y le devolví un golpe que conectó en su cara. Sin embargo, el viejo no se detuvo y me lanzó un rodillazo que me dio en el estómago. Caí al suelo de inmediato.

—¡CON ESO VAS A APRENDER! ¡Y QUE LES QUEDE CLARO A TODOS USTEDES, NO QUIERO NINGÚN ABERRADO EN ESTA JODIDA FAMILIA, ¡ESTOY HARTO!

Mi padre me empujó de una patada, abrió la puerta y salió de casa. Se fue, dejándome en el piso, escupiendo sangre, adolorido, y sin respuesta. De inmediato mi mamá y mi hermana se levantaron de su asiento, viniendo de prisa para ayudarme.

—¿Qué necesitas, hijo?, ¿te golpeó muy duro ese imbécil?

—No mamá, tranquila —dije, gimiendo de dolor— es sólo una herida estúpida. No es nada.

El viejo era más fuerte que yo, eso lo sabía, pero aún así no imaginaba que fuera capaz de hacerme semejante daño, realmente me había golpeado con todo, había tomado demasiado.

—¿Qué fue lo que pasó? —le pregunté a mi mamá, mientras trataba de levantarme.

—Hijo, tu papá se enteró.

—Sí, eso ya lo sé, pero cómo. ¿Ustedes le dijeron algo?

—No, no fuimos nosotras, fue el papá de Tweek quien le contó todo. Fue hoy en la oficina, el señor Tweak fue a pedir una nueva campaña, lo atendió tu padre. Estuvieron hablando por un tiempo, pero de un momento a otro la cosa se fue calentando entre ellos dos y tu papá se fue de la oficina.

—Cuando llegó a casa me gritó, me empezó a preguntar si yo sabía si tú tenías un novio, si conocía a Tweek. Fue muy agresivo... —dijo mi hermana, casi al borde del llanto— traté de decirle que no, pero sentí miedo, quiso golpearme, le dije todo.

—Y conmigo fue igual. Al llegar a casa me estaba esperando en este sillón. Me amenazó, me empujó... —dijo mi mamá, empezando a dejar caer lagrimas por sus mejillas— y luego me dijo que si no le decía la verdad me iba a golpear.

No podía creer todo lo que estaba oyendo, en serio estaba muy afectado. Ya no eran los golpes, era mi corazón, mis emociones. No quería ver a mi hermana así, no quería ver a mi mamá así, no quería que esto fuera lo que teníamos que soportar cada vez que ocurriera algo así.

—No va a pasar nada mientras esté aquí, lo prometo —les dije, poniéndome de pie.

Si Kenny podía ser la cabeza de su familia junto a su hermano, entonces yo también podría hacerlo con el apoyo de mi mamá. Esto no iba a seguir así.

Él es Tweek Tweak, y es mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora