Punto de partida

293 49 6
                                    

Estaba en la cafetería, sentado junto a Tweek, y frente a su padre. El hombre estaba detrás de una laptop, en la cual tomaba apuntes de acuerdo a cada respuesta que le daba a sus preguntas. En verdad se tomaba en serio la evaluación del personal. Durante este proceso estuve nervioso, pero tener a Tweek a mi lado apoyándome fue gratificante, dándome calma a pesar de la resaca que aún sostenía. Las cosas avanzaron bien, Richard me dio el visto bueno así que avanzamos a la parte más importante, el contrato.

—Bueno, Craig, eres el tipo de persona que buscaba acá, creo que mi hijo supo elegir bien.

—Gracias, señor Tweak. Espero no defraudarlo sino todo lo contrario, llenarlo de confianza.

—Bien dicho. Ahora, con respecto al contrato, jamás había hecho uno de este tipo, trabajo sólo fines de semana y festivos, en eso pensaba en una contraoferta, no sé que pienses al respecto. Acá tenemos una política de apoyo a los estudiantes, tal como pasó con el chico que trabajaba acá con Tweek. Puedo ofrecerte un horario flexible, de 5 horas por día hábil, posiblemente trabajando de 4 a 9 de la noche; ganarías el doble de lo que recibes con el contrato de fines de semana, además de algunas ayudas en asuntos de transporte, aunque vivas cerca.

Esa fue la primera traba, la cual debía pensar bien. Aunque la oferta fuera por mucho tentadora, debía pensar también en la universidad, en mis trabajos y deberes de estudio, ¿realmente con ese horario podría cumplir con mis obligaciones? Tweek me había dicho que no era un trabajo muy demandante, pero aún en esa situación no estaba seguro de poder asumir todo al tiempo.

—Verá, señor Tweak —dije, manteniendo un tono animado—, la propuesta me parece estupenda, y es un dinero que me sirve bastante, sobre todo por el apoyo para transporte. Pero, debo pensar en cuanto a mis obligaciones en la universidad.

—Está bien, lo entiendo, y me parece bien que seas un chico muy centrado. Sin embargo, necesito a alguien aquí entre semana, y no quiero hacer dos contrataciones especiales. ¿Te parece trabajar sólo 3 horas de las 5 por día pactadas?

—Suena bien, pero no estoy seguro si podré.

—¡Tú vas a poder, Craig! —exclamó sonriente Tweek.

—Exacto. Craig, a veces la vida necesita retos para dar lo mejor, ¿estás dispuesto a afrontar este?

—«3 horas, y tiempo completo fines de semana... espero que valga la pena» Bien, acepto.

El padre de Tweek empezó a redactar el contrato, pidiéndome datos como numero de documento, teléfono, datos de estudio y seguro médico. Al cabo de 20 minutos estaba listo, mi primer contrato de trabajo de mi vida. El hombre se dirigió hacia su impresora, de donde salieron las 5 hojas que hacían parte del contrato. Luego de leer, y estar de acuerdo en todo, estampé la firma. Ya era oficial, Tweek y yo éramos compañeros de trabajo.

—Bien, Craig. Muchas gracias, y te deseo éxitos en este negocio —el señor Richard se levantó de su asiento, colocándose su abrigo y tomando camino hacia la salida—. Empiezas la otra semana, aunque si quieres, te agradecería que le ayudes a Tweek mañana.

—De acuerdo, y sí, estaré acá mañana, tenga un buen día.

—"De acuerdo... tenga un buen día" —dijo Tweek, imitándome entre risas—, quien te ve, Craig, no te recordaba tan 'serio' —remató, haciendo énfasis en la ultima palabra con un tono forzado.

—Parece que alguien quiere trabajar sólo mañana —respondí, bromeando también.

—Jaja, tú siempre tan amargado.

—No es amargura, es lo que te falta, madurez.

—Oh sí, sí. Mírenme, soy el adulto Craig. Tengo cedula, trabajo, bigote, fumo cigarrillos y bebo cerveza.

—Esa es una imitación muy mala de mí... no uso bigote —dije, riendo también.

—Bigote no, pero es lo que te falta para parecer un espía. Esas gafas y esa gorra no te favorecen.

—Es eso, o tienes envidia porque me veo genial.

—Quítate ese disfraz, así no te puedo tomar enserio.

—Déjame quieto, así estoy bien.

—Ugh, si insistes. Oye, por cierto, ¿Qué pasó ayer?, ¿día pesado en la universidad?

—Sí... «Bastante, pero no puedo hablar de eso contigo». Lo normal, ya sabes. Tareas, trabajos, clases; muy pesado.

—Ya veo. Pero, bueno, disculpa, pero ayer te oías fatal. ¿Qué pasó?

—Nada, nada. Tuve un problema con las notas y terminé frustrado.

—Oh, en eso te entiendo... Este año no voy muy bien, y, no sé, si no fuera por Pete, estaría condenado.

—¿Pete te ayuda con tus tareas?

—Con casi todo, la verdad. Es de lo mejor que me pudo pasar, sin él enserio estaría perdido.

Los ojos de Tweek brillaron a la par que hablaba de Pete, no era un buen indicio. Hubiera querido profundizar, pero la migraña era mejor pasarla durmiendo en la oscuridad y silencio de mi habitación.

—Genial. Tweek, me tengo que ir. Como te dije, estoy algo enfermo, no quiero incomodar y necesito descansar.

—Ummm, está bien. Cuídate, por favor, y te espero acá mañana —dijo él, en un tono de voz triste.

—Está bien, aquí estaré, tranquilo. Nos vemos.

—¡Craig!, espera...

—¿Sí?

—¿Te puedo escribir por la tarde?

—Claro, ya tienes mi número, ¿verdad?

—Sip, jamás lo borré —respondió, sonriente.

—Que bien. Espero tu mensaje, hasta luego.

Salí hacia la calle, un poco más calmado. Se habían dado las cosas, me fue bien, era hora de ir de regreso a casa, realmente necesitaba ese descanso.

Mis sentimientos se habían calmado, eso era bueno, ¿verdad? No me sentía igual, estaba bien, calmado, tranquilo...

«Pete... Es de lo mejor que me pudo pasar».

No debería importarme, en verdad. Además, cuando estuve con Tweek esa ocasión él me lo dijo, ya tenía novia, no debería importar si está con alguien o no, es lo que yo quería, no involucrarme, ¿verdad?

Él es Tweek Tweak, y es mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora