El juego de Kyle

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—Entonces pasaron bien la tarde.

—Fue hermosa, Craig. Dios, Clyde es tan lindo, tan atento, tan... cómo decirlo.

—Tu tipo —respondí  tratando de imitar su tono de voz—, me lo imaginaba. Te conozco cuando estás feliz, se te nota.

—Sí... —suspiró alegre— por cierto, ¿que pasó ayer con, ya sabes quién?

—¿Stan?, pufff, que quieres que te diga, hasta me lo esperaba.

—Que dices, Craig, tampoco es así, ya estaba bien contigo.

—Lo estaba, sí, pero... no lo sé, siento que esa conexión que había entre ambos antes murió, él lo sabía. Además, Kenny y Clyde me comentaron que ellos dos eran muy amigos antes de entrar a la universidad, por lo que creo que no era nada nuevo.

—¿Y no te sientes mal?

—Lo que es sentirme mal... —miré un momento a la ventana y pensé en los últimos momentos que compartí con él— hombre, mal me siento, deja un mal sabor de boca, y que encima haga eso sin decirme, ¡mierda! Te soy honesto, dejé de sentir cosas por él, y estaba por decírselo, pero lo que pasó... no sé qué pensar, me tomó por sorpresa aunque me lo esperaba en serio.

—Lamento eso bebé. Y discúlpame por no haber estado para ti.

—No te preocupes —volteé a mirarla con una media sonrisa—, al final la pasaste bien. Además, ya estoy lo suficiente mayor para resolver mis problemas.

—¡Tampoco lo digas así! Soy tu amiga, bobito, estoy para ti.

—Gracias, Red.

Minutos después de terminar la larga conversación ya habíamos llegado a nuestro destino, estábamos a una cuadra de la universidad. Nos bajamos en el mismo lugar de siempre, solo era cruzar la calle y ya estaríamos frente al edificio donde teníamos las clases. El camino fue corto y sin inconvenientes. Habíamos llegado un poco temprano, había poca gente y mucha niebla. Fui a comprar una caja de chicles, pues debido a los afanes de esa mañana no me había lavado los dientes y tampoco quería tener mal aliento. Mientras iba hacia  donde estaba el vendedor, junto a la entrada del edificio, pude ver a dos chicos en los negocios de enfrente, al parecer sacando unas fotocopias. Entrecerré los ojos para ver mejor, y claro, no podía ser de otra manera, tenían que ser ellos, tenía que ser ese maldito par. Era la flamante nueva relación del grupo: Stan y Kyle. Estaban juntos, juntitos, como una pareja de telenovela turca barata, y claro, Kyle abrazándolo, tomándolo de la mano, trepado en él como la puta mayor zorra que pudiera haber visto en mi vida. Me quedé viéndolos, olvidándome totalmente de los chicles, y eso obviamente fue malo, ¿por qué?, porque cuando pagaron las fotocopias y voltearon a mirar se dieron cuenta que los veía, o bueno, por lo menos Kyle lo notó, me miró fijamente, con unos ojos más incitadores que otra cosa. Quise hacerme el idiota, que no era conmigo, mirando a la misma dirección, pero enfocándome en otra cosa; sin embargo, para mi mala suerte, él notó que los miraba a ellos dos. Seguí entonces a lo mío, a comprar una cajita de chicles. Me di por desentendido de lo que pasaba, otro grave error. Los dos cruzaron la calle de enfrente y entraron a la universidad, obvio iban a pasar a mi lado. Esperaba que el vendedor me diera el cambio del billete con el que le pagué, el hombre demoró demasiado contando monedas, y bueno, Kyle aprovechó que estaba distraído e hizo de las suyas.

En un momento sentí que alguien me empujó por la espalda, cayéndome sobre la mesa llena de productor del vendedor. Quien me empujó no pudo ser otro que el tonto de mierda de Broflovski, quien siguió con su camino como si nada, junto a su 'super-mejor-amigo' Stan.

—Mierda, hombre, disculpa eso, ya te ayudo a recoger eso.

—Dejemos así, yo lo acomodo —respondió molesto—, aquí está el cambio.

Para rematar también hizo que el vendedor me mirara con una cara de querer asesinarme a golpes. ¿A cuantos más les iba a desagradar en este par de días? Me regresé a donde estaba con Red, llevando mis chicles, pero también un sentimiento de rabia increíble en mi interior. «Kyle Broflovski, me las vas a pagar hijo de puta» dije mientras veía como se alejaba del lugar junto a mi ahora ex intento de novio.

—¿Y eso que fue? —preguntó Red.

—Celos de novia envidiosa. Te juro que estoy odiando al tonto ese de mierda como no te imaginas.

—Y con razón.

—¡Hey, que pasa gente! —dijo Kenny al llegar, acompañado de un castaño con chaqueta roja y tenis de marca blancos.

—Buenas, ¿todo bien? —respondí sin ganas, mientras me echaba un chicle a la boca.

—Cielo, ¿y esa ropa? ¿Compraste algo nuevo? —preguntó Red emocionada al ver a Clyde.

—No, no, no. Recogí esto de la lavandería, se ve como nuevo —le dijo él a su chica, en un tono alegre— Ah, y hola Craig. Para mí  está todo bien, pero... creo que no tanto para ti. ¿Problemas con Kyle? —preguntó él.

—Seguro fue un accidente —miré hacia donde estaba el tal Kyle, apretando mi puño dentro de mi abrigo y tratando de ocultar mi ira.

«Accidente. ¿Qué mierda dices Craig?» Pensé. Estaba el idiota allá, con su 'novio', la peli teñida de Barbara, y ese par de melosos de Token y Nichole. Lindo grupito, un grupito de HIJOS DE PUTA. Bueno, quizá no tanto así por los otros, pero ¡Dios!, que mal me caían todos ellos. 

El reloj estaba por marcar las 7 de la mañana, hora del inicio de clases, fue entonces que sonó mi teléfono. «Ahora sólo falta que Tricia le haya dicho algo a mi papá». Mis pensamientos estaban lejos de la realidad, pues mi papá no se llamaba Tweek como decía la pantalla de mi teléfono.

Me aparté un momento de mi grupo y respondí la llamada.

—Hey —dije, en el tono más plano posible.

—¿Craig? Hola, ¿estás ocupado?

—Voy a entrar a clase —miré a mis espaldas, mis amigos seguían ahí, esperándome—, pero tengo algo de tiempo, ¿qué pasa?

—Que bien. Um, es sobre eso que te dije. ¿Ya pensaste sobre lo del trabajo?

—Tweek, no ha pasado ni un día entero aún, no lo sé, no he tenido tiempo.

—Agh, maldición. Necesito una respuesta rápida, en serio. Mi papá ya está mirando algunos perfiles, y necesito que digas algo antes que metan acá a alguien que no quiero.

—Dios... ¿te puedo devolver la llamada en dos horas?

—Necesito que me digas ahora, Craig. Mi papá me está acosando con eso, y de verdad se pone muy insoportable, él quiere definir eso rápido. 

—Espera consulto con alguien un minuto, no me demoro.

Iba a preguntarle a Red que opinaba de la propuesta, así por encima, para ver si creía que era algo positivo o negativo para mi vida, pero al girarme de nuevo cambié totalmente de planes. Miré hacia una pared en el fondo allí estaban Stan y Kyle, nuevamente besándose. El más bajito estaba recostado contra la pared, mientras Stan lo abrazaba. Por si la escena no fuera de por sí bochornosa y patética, Kyle, habiendose percatado que lo estaba mirando que lo estaba viendo, colocó sus manos sobre la espalda de Stan, una en su cintura y otra en su culo, y no se quedó con eso, con la que estaba en su cintura la levantó y me mostró el dedo del medio.

—¿Sabes qué?, a la mierda. Acepto la propuesta —dije enardecido, colgando al instante el telefono.

«Sigue Kyle, sigue. Te voy a hacer llorar, zorrita de mierda». 

Él es Tweek Tweak, y es mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora