La propuesta de Tweek

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El camino de regreso a casa se hizo eterno, los metros parecían kilómetros, las calles eran como ciudades enteras, y mis pensamientos como lagunas profundas donde me estaba hundiendo. Tweek estaba allí, en mi casa, sin avisar, sin razón aparente, luego de varias semanas sin dar alguna señal de vida más allá de aquella foto que subió con su amigovio, Pete. Más allá de sus motivaciones había muchas cosas más que me preocupaban: ¿y si mi papá veía a Tweek?, ¿y si Tricia le decía a mi familia sobre él?, o peor aún, ¿y si Tweek decía algo al respecto? Tenía miedo, y bastante, con Tweek allí no podía estar seguro de nada. Debía caminar rápido, correr si era posible. Cada segundo que pasara era mayor riesgo para mí.

«¿Ahora en qué mierda estarás pensando Tweek Tweak?, ¿qué esperas de todo esto?» pensé.

Llegué a casa exhausto, nervioso por lo que me esperaba tras esas puertas. Sabía que bajo cualquier escenario me iba a encontrar con algo difícil. Tomé aire, me armé de valor e ingresé a mi casa. Oí a alguien levantarse en el segundo piso, no había duda, Tweek estaba allí. Caminé hacia las escaleras, pero me detuve antes de subir. Me recorrió un un escalofrío por mi espalda, y mis manos empezaron a sudar. Sentía mi rostro caliente, muy caliente. Estas sensaciones de por sí eran negativas, sabía que no quería verlo ni hablar con él, tenía muchas cosas que me afectaban pero no había caso, ya debía hacerlo, no podía huir en ese instante. Armado de valor y determinación subí las escaleras y giré a la derecha, crucé la puerta, ahí estaba él, de pie, esperándome.

—Craig, Craig. ¿Cómo te fue hoy?

—No estoy seguro. Bien, mal, regular —dije, mientras me sentaba en la cama y me quitaba mis zapatos.

—Me alegra. Por cierto, muy linda tu habitación, se ve igual que la ultima vez que vine —Tweek caminó por la habitación, dando pasos lentos y sin mirarme directamente.

—No hace falta recordar la ultima vez, no es algo que me haga especial ilusión.

—¿Ah no?, que mal —el rubio hizo un puchero y se sentó a mi lado—, ese recuerdo sí me gusta a mí.

—Pues a mí no —respondí de manera tajante, dedicándole una mirada seria.

—¿Te molesta que esté acá?

—No, no me molesta. Lo que sí me molesta es que te vayas por tanto tiempo y luego regreses como si nada.

—La última vez no te molestó —dijo intentando bromear, sin surtir efecto en mí.

—La última vez fue la última vez —respondí mirándolo de nuevo, esta vez de manera seria, pero sin odio.

La última vez... Ese día horrible, cuando perdí la ilusión con Stan, cuando volví a sentir cosas por Tweek, y cuando este ultimo me volvió a abandonar. Esa última vez, cuando me di cuenta de lo estúpido que era, de lo fácil que era de manipular. Esa última vez...

—Craig, mira, de verdad siento lo que pasó —dijo Tweek, mirándome a los ojos.

Conocía esa mirada suya, esa mirada con los ojos abiertos en su totalidad y una mueca triste en sus labios. Era esa que me solía hacer cuando estaba triste. Ese sentimiento entonces era real, o bueno, al menos eso aparentaba.

—Gracias, pero eso no soluciona todo. Tweek, tú no puedes ir entrando y saliendo de la vida de alguien como si fuera una habitación cualquiera, la gente tiene sentimientos... yo los tenía por tí —dije esto último en voz baja.

—Lo sé, por eso quiero demostrarte que en verdad mis disculpas son verdaderas.

—Tú ya no me tienes que demostrar nada, Tweek. Lo que tú y yo compartimos hace unos meses ya no existe, y no existirá de nuevo, ya no siento nada por tí y lo que pasó ya pasó y ya lo sufrí, punto.

—Entiendo, y, ummm, no lo tomes a mal, me parece bien que sea así. Venía a proponerte algo.

—¿Proponerme algo? —pregunté sorprendido, mirándolo incrédulo.

—Mira, mi papá tiene una cafetería, seguro que tú la recuerdas. Los fines de semana hay una vacante, y bueno, pensé que tú serías ideal para trabajar ahí.

—¡Espera, espera, espera! ¿Cómo que yo trabajar ahí?

—Sí. No es difícil, ni siquiera necesitas experiencia. Necesito un cajero que atienda a los clientes, tome los pedidos y los pase al encargado del área de trabajo, que soy yo. Es algo así como el trabajo que dan en los restaurantes estos de las hamburguesas.

—No, no es eso. Pregunto, ¿por qué yo, no había más opciones?

—Consideré que eras la mejor opción, se me hace que eres más confiable y profesional.

—Más confiable y profesional. Buena elección de palabras. Aún así, no lo sé. Estar contigo de nuevo sería raro.

—Lo sé, pero de eso no deberías preocuparte, ósea, tú y yo seríamos sólo compañeros de trabajo eso no implica nada. Además, tu hermana me dijo que sí necesitabas un trabajo, al menos para ayudar con tus gastos de la universidad.

«Así que Tricia le dijo eso» pensé. No era algo lejano de la realidad. Últimamente los gastos de transporte y alimentación habían incrementado, no podía ser que mamá y papá siguieran pagando todo eso. Además, papá me dijo que buscaría acomodarme en algún empleo, y bueno, antes que trabajar en algún lugar que él me asignara con gente desconocida, prefería estar con Tweek, que al menos ya sabía como era. Además, la cafetería estaba cerca, podía ser un gran apoyo.

—Mira, me llama la atención, no lo voy a negar, pero necesito pensarlo seriamente, no es como que me motive muchísimo tener que trabajar con mi ex pareja.

—Tranquilo, me imaginé que me dirías eso. Pero eso sí, necesito una respuesta antes de este fin de semana, así que bueno, si dices que sí, escríbeme y hablo con mi papá para la firma del contrato.

—Vale, pues me lo voy a pensar. Te aviso lo que elija. Si digo que no, buscaré alguien en la universidad.

—Ummm, mejor no, Craig. Mi papá prefiere que sea con alguien que yo conozca, para que haya mejor ambiente y confianza, así que por eso pensé en ti.

—Entiendo. Gracias.

—Listo, entonces, creo que ya es todo, me voy. Gracias, Craig.

—¿Es todo? ¿Viniste sólo para esto?, podías llamarme y decirme lo mismo.

—Si te llamaba sabía que no me ibas a contestar, era mejor venir hasta acá. Bueno, hasta luego.

—Oye, Tweek —dije antes que saliera de mi habitación—, ¿te puedo preguntar algo?

—Ajá, dime.

—Pete Thelman, ¿de dónde lo conoces?

—¿Pete? Bueno... A él lo conocí hace unos meses en una actividad de la escuela con otra, tuvimos que trabajar en grupo y terminamos hablando, es agradable. ¿lo conoces también?

—Algo así, no sabía que se conocían pero vi que estuviste con él. Gracias.

—Vale. Avísame cuando tomes una decisión.

Me levanté de la cama y acompañé a Tweek a la puerta. El se despidió de forma amable, a lo cual respondí de igual manera. Nos dimos un abrazo, el cual marcó el adiós, que más que un adiós decidí que sería un hasta luego.

Cerré la puerta y regresé a mi habitación, era hora de descansar un poco. Saqué el teléfono de mi mochila y me puse a ver lo de siempre para perder el aburrimiento: música, redes sociales, y mensajes privados. No hubo nada raro, todo seguía el curso de lo normal. Vi unas cuantas 'historias' de mis amigos. Entre ellas había una de Red y Clyde en la zona de comidas del cine, tomando al parecer una malteada, ambos eran felices. Avancé hasta la historia de Barbara, la rubia popular del grupo. Publicó una foto mirando con cara de desagrado al cielo, el texto de la imagen decía "calmen a este par, me hacen odiar la soltería". No entendía lo que quería decir Bebe, pero cuando pasé a la siguiente foto vi que hablaba de Token y Nichole. Hacía bastante no sabía de ellos, me alegraba que estuvieras felices. Junto a ellos estaba Stan y Kyle, sentados atrás de la pareja, riéndose y con ganas.

«Ugh, ese Kyle sí que es despreciable. Como mínimo le debe estar tocando el pene debajo de la mochila a Stan. Degenerado aprovechado de mierda».

Él es Tweek Tweak, y es mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora