Sorpresa en la familia

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Escuché una melodía, era la alarma de mi teléfono, me había dormido sin saber cuándo.

—4 de la madrugada... ugh.

Acomodé mi cabello, bostecé, abrí los ojos. Ya era hora de ir a la universidad, o bueno, por lo menos era hora de alistarme para ir a la universidad. Con desgana y mucha pereza me levanté de cama. Encendí la luz, abrí mi armario, y busqué lo primero que me encontré.

—Hace tiempo no me pongo esta mierda, es de cuando... maldita sea.

Precisamente, por buscar algo a la carrera, saqué una prenda que tenía casi oculta entre las demás. Se trataba de un abrigo azul de capota, con un parche de la nasa en la manga derecha y una bandera estadounidense en la izquierda. Me quedaba algo pequeño, pues había sido un regalo de mamá hacía ya 3 años. Pero, más allá de ese detalle, había una gran historia detrás de ese simple y tonto abrigo que ya no usaba.

El día que conocí a Tweek en persona llevé ese abrigo puesto. Por aquel entonces yo no compraba ropa, tenía apenas lo que la gente me regalaba, y ese abrigo era de lo poco que tenía, pero que usaba con mayor constancia. Era mi favorito, me sentía bastante guapo al usarlo... como cambian las cosas.

De hecho, sobre aquel abrigo y aquella primera vez aún guardaba un recuerdo, la primera foto que nos tomamos, bajo un árbol, antes de despedirnos.

—Bueno, aún me debe lucir, es lindo después de todo.

Me lo puse sobre la camiseta que usé para dormir, y sí, aunque me quedaba pequeño me seguía gustando, era mi abrigo favorito.

—Craig, se te hace tarde, te dejo el desayuno en la mesa —dijo mi mamá desde el primer piso.

Por ponerme a pensar tanto las cosas pasaron los minutos de manera veloz, en ese simple acto de recordar el pasado se me fueron 20 minutos, no podía perder el tiempo.

—Gracias mamá, bajo en seguida —respondí en voz alta desde mi habitación.

Terminé de vestirme, con un pantalón negro y un cinturón blanco, y claro, para el frio no podía faltar mi chullo azul. Completé la vestimenta con unos zapatos blancos y mi reloj. Claro, antes de bajar no podía olvidar mi mochila, por lo que me detuve antes de salir de mi habitación. Con ella en mi espalda, y todo lo demás a mano, bajé a tomar mi desayuno, debía salir en apenas 10 minutos.

—¿Dormiste hasta muy tarde? —preguntó mi mamá, al verme tomar asiento en la mesa.

—No, no. Es sólo que anoche no pude dormir muy bien, es todo.

—Ya veo... Ten, te hice unos huevos con salchicha —dijo ella, dejando el plato en la mesa.

—¡Gracias! Sí que sabes lo que me gusta.

Hubo un silencio incomodo en el momento, no me había dado cuenta de lo que dije sino hasta 5 segundos después. «¡Qué idiota!», dije en mi mente, con una sonrisa forzada, mirada perdida y un sonrojo bastante evidente.

—En fin, ¿cómo te va en el trabajo?

—Bien, bien... —dije, algo incomodo aún— ayer fue un poco pesado el día, pero ahí lo voy manejando.

—Me parece bien hijo, tendré que ir algún día a ver como trabajas.

—Estás invitada, mamá.

—¡Perfecto!, así puedo conocer a tu amigo, Tweek.

El bocado que estaba por ingerir se me quedó a centímetros de la boca. Esta, al igual que mis ojos, quedaron abiertos por el asombro de aquello que acababa de decir mi mamá. ¿Ella conocía a Tweek?, ¿sabía que yo era amigo de Tweek?, o peor... ¿sabía algo más de mi relación con Tweek? Empecé a sentir un cosquilleo en la espalda con el cual no podía lidiar, estaba lleno de nervios y angustia, no sabía como tratar con esto, mucho menos si se llegaba a enterar de lo que había pasado entre el rubio y yo.

—A-ah, sí... no sabía que lo conocías —dije nerviosamente, intentando comer todo con prisa.

—Claro, ahí es donde tu papá solía ir por las tardes a ver futbol con sus amigos, yo también iba bastante allá.

—¿Es en serio? —pregunté, pasando saliva mientras miraba al plato—, no sabía, de verdad.

—Obvio. Lo que no sabía es que tú y Tweek eran buenos amigos, recién nos comentó ayer Richard.

—Ahhh, vale... y sí, sí, somos amigos de tiempo atrás y eso, nos conocimos en... en... «maldita sea, di algo rápido o vas a terminar delatándote» en una actividad de la escuela.

—¿Ah sí?, pero creo que Tweek iba a otra.

—P-por eso mismo, fue en una de esas actividades entre escuelas donde llegan y hacemos cosas, t-tú sabes de qué hablo, mamá.

—Bueno, supongo. Pero, además de eso él es 3 años menor que tú, por eso pensé que jamás iban a ser amigos.

—Eso, emmm, no lo tenía en cuenta porque, bueno, tú sabes, en la Universidad también tendré que compartir con gente de 21, 23 años, 25 también; no tengo muy en cuenta la edad, solo si me agradan o no, creo. «Estas hablando de más, Craig. CALMATE». E-eeh, se me está haciendo muy tarde mamá, creo que me voy ya mismo.

—Bueno, es verdad —dijo luego de mirar el reloj de pared— cuídate mucho, y nos vemos en la noche.

—Gracias mamá, te quiero, cuida a Tricia, saludos a papá, adiós —dije mientras me alejaba y salía de casa.

En medio de todo eso... me quería morir. ¿Cómo es que no sólo mi mamá, sino mi papá también conocía a los Tweak? No podía creer lo que estaba escuchando, seguía asombrado de este golpe de realidad.

Estaba en estado se shock, y por mi mente pasaban mil pensamientos. «Debo renunciar al trabajo. Si papá me ve con Tweek o se entera de lo que pasó con él, me mata». «¿Acaso mamá sabe de qué yo fui novio de Tweek?» Me llene de preguntas y escenarios hipotéticos que solo hicieron de mi día algo más pesado. Solo tenía 40 minutos de martes y ya deseaba que se acabe.

—Bueno, esto no podría empeorar —dije, mientras caminaba a la estación de bus.

Él es Tweek Tweak, y es mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora