¿Un nuevo compañero?

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Esa noche no dormí, me costaba asimilar lo que había visto y lo que había descubierto. Era muy surrealista, algo que iba más allá de las coincidencias de la vida. Mi ex, Tweek Tweak, estaba con el ex de mi mejor amiga, Pete Thelman. Sin estudiar en el mismo lugar, sin vivir cerca tampoco, sin haberse conocido antes, y dándome sospechas de que podían ser algo más que amigos, siendo seguramente pareja.

Ese fin de semana fue más largo de lo usual. No me sentía mal, era algo diferente, no sabía cómo me sentía. Había perdido a alguien, eso lo tenía claro, pero, ¿por qué me sentía de esta manera?, no importaba a donde  fuera, donde estuviera y con quien, nada; todo convergía en ellos dos, en algo que sólo era una suposición mía, pero que sentía que era una realidad. Lo peor de todo no era que eso se hiciera realidad —si es que aún no lo era—, lo peor era que no podría hablar de eso con nadie. Mis amigos no eran opción aún, mis padres no estaban listos, no había alguien a quien expresarle mis sentimientos. Por supuesto, Red hubiera sido una opción, pero sabiendo que Pete estaba involucrado, y que ella aún guardaba sentimientos por él, era lo menos conveniente.

Así fue como duré tres días con un sentimiento carcomiéndome la cabeza. Tres días que se sintieron como tres años. La brevedad hecha eternidad, la rutina hecha tortura. A veces me sentía bien, a veces me sentía mal. Era difícil sacarme a Tweek de mi cabeza, pero también era difícil ignorar que estaba jugando con los sentimientos de Stan.

Llegó entonces la nueva semana, llena de más problemas que emociones. No sólo tenía la duda sobre mis sentimientos por Tweek, la incertidumbre por lo que este tuviera con Pete, sino también tenía el deber de hablar sí o sí con Stan, al que había estado evitando los últimos días. Al momento de abordar el bus rumbo a la universidad ese fue el pensamiento que más me mantuvo cautivo. ¿Cómo decirle la verdad a Stan sin lastimarlo? No sería tan fácil, de ninguna manera lo sería, él me quería, quería estar conmigo, pero yo ya no con él.

—¿Muy pensativo? —preguntó quien tomó asiento a mi lado.

—¡Woa, Red! —exclamé dando un pequeño salto— No te vi, lo siento.

—Eso es lo de menos. ¿Cómo has estado?, desapareciste todo el fin de semana.

—Sobre eso —tomé una pausa para asumir lo que iba a decir—, voy a hablar con Stan —dije, mirandola con seriedad.

—Bien, entonces ya decidiste.

—Sí. Voy a terminar las cosas con él —afirmé, cerrando los ojos.

—¿Cómo? No me estés jodiendo, Tucker.

—Red, tú sabes que no quiero estar con alguien si estoy pensando en otra persona.

—Lo sé, pero no puedes echar todo al carajo por alguien que...

—¿Que qué?

—¡Que no te valora! Craig, si sigues así nunca vas a superarlo.

—Yo sé cómo manejo mi vida —respondí, volteando mi mirada a otro lado.

—¿Cómo? ¿Pensando en él cada segundo que pasa? —me tomó del hombro y me hizo mirarla a los ojos—. Es que no lo entiendo. Hablé con Wendy Testaburguer el otro día sobre eso.

—¿Y esa quién es?

—Su ex novia. Ella me lo dijo todo, ese idiota —dijo, haciendo referencia a Stan— está enamorado de ti, Craig Tucker.

—Claro, su ex novia sabe de los sentimientos de él por mí, cuéntame otra.

—¿Quieres ver la conversación? —preguntó, poniendo su teléfono frente a mí.

—No hace falta... —respondí, escéptico.

—Marsh está enamorado de ti, incluso se lo dijo a ella. Está dispuesto a darlo todo por ti, ¿tan siquiera te importa?

—¿Tu crees que el amor es un agradecimiento por algo? —respondí molesto por la presión que estaba ejerciendo sobre mí— Eso no funciona así, Rebecca, entiéndelo —dije, ya molesto.

—Me alegra que lo digas. Entonces sácate de la cabeza que Tweek te va a volver a amar por lo que haces por él, por que eso es lo que llevas esperando desde que me contaste de él.

Me quedé en silencio, no sabía qué pensar. Red había dado en un punto donde yo no había pensado. No importa que tan puro sea un sentimiento, si es unilateral no surgirá nada. Así como yo ya no sentía nada por Stan, ¿Tweek tampoco sentiría nada por mí? No quise hablar más en todo el viaje, sus palabras dieron en un punto critico.

Al llegar a la universidad, y entrar al salón, lo vi. Estaba sentado junto a esta chica, Barbara Stevens, la rubia popular y modelo amateur. Barbara era, sin objeción, la chica de mayor atractivo en nuestro grupo, o por lo menos para el 90% de los chicos. Ella era amiga de todos, pero tenía una fijación con Stan. Al verlos sentados juntos aproveché para tomar un asiento diferente al que usualmente ocupaba junto al de cabello oscuro. En poco tiempo llegaron mis amigos, Kenny y Clyde. Kenny se hizo a mi derecha, y Clyde a mi izquierda. A la izquierda de este ultimo, como era de esperarse, se hizo Red. Pasados unos minutos empezó la clase.

Era día de exposiciones, muchos estaban, o leyendo sus apuntes, o tomando algunos de exposiciones de nuestros compañeros. Así era esta clase. Yo estaba relajado, ¿por qué?, a diferencia de mis compañeros, yo ya había hecho mi exposición, fui de los primeros de hecho. Además, Kenny, a mi lado en ese momento, también había expuesto ya. Eso sólo significaba una cosa.

—¿Jugamos? —dijo él, mirándome con ojos retadores.

—¿Aun lo dudas? —pregunté mirándolo con una sonrisa.

—Lo mismo del otro día: tú intentas pasar el juego, yo intento matarte.

—Hecho —respondí, estrechando su mano.

Por lo menos podía echarme una buena distracción con Kenny, jugar con él era una experiencia única. Quien sabe, capaz y a futuro él y yo podríamos hacer un buen equipo jugando este tipo de cosas. Soñar no cuesta nada.

En medio de la clase alguien tocó la puerta. Como sabíamos, al profesor le molestaba bastante que alguien interrumpa su clase, pero los modales para él iban primero. Le pidió a Token que abriera la puerta.

—¿Se le ofrece algo? —preguntó en un tono impositivo.

—Perdón. Se me hizo tarde hoy —dijo un chico de voz brillante.

Esa voz era totalmente desconocida. Por un momento pensé que era parecida a la de Tweek, pero esta era un poco más grave, aún así seguía pareciendo la de un niño. Además, hablaba de manera directa, no como Tweek, que era algo más tímido al decir algunas cosas. Decidí enfocarme en mi juego, tampoco podía dedicarle mucho tiempo a la voz de un aparecido cualquiera solo porque me recordó a la voz de mi ex-novio.

—Joven, usted es del grupo de la tarde, si mal no recuerdo, esos pelos rojos no se me olvidan —dijo el profesor, con un tono que dejaba notar su confusión.

—Ah sí, olvidé decirlo la semana pasada. Pasé una carta a la decanatura para pasar a este grupo. Como no tenía disponibilidad de tiempo en la tarde, hice el intercambio con este chico, Thorn.

—Thorn, Thorn... Ah ya veo, Damien. Bueno, lo tendré en cuenta. Ya lo agrego a la lista. Entre por favor. Mientras tanto, el compañero puede seguir con su exposición.

Miré de reojo sobre mi teléfono de quién se trataba. Jamás había visto a ese chico antes, ni siquiera los días de la introducción. Era bajito, mas o menos 1.65 de estatura. Usaba ropa un poco ajustada, lo que dejó ver que era algo delgado. Al mirar hacia arriba no pude ver mucho de su rostro, estaba de espaldas, y además llevaba un gorro ruso de color verde que apenas dejaba asomar unos cabellos rojos por su cuello.

—¿Cómo es su nombre, perdón? —preguntó el profesor mientras miraba la lista de clase.

—Broflovski. Kyle Broflovski.

Él es Tweek Tweak, y es mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora