Esa misma tarde comenzamos a mirar los vuelos disponibles para el viernes. Había tantos lugares a los que podíamos ir que no fue nada sencillo elegir uno. Yo había estado viendo un montón de vídeos de propuestas de matrimonio para tener una idea de cómo hacerlo y, había sacado en conclusión, que no sería tarea fácil. Aun así, de los posibles destinos, el que mejor se veía era el Caribe: playas, restaurantes, puestas de sol... Se suponía que eso era romántico, ¿no?
Una vez decidido, hicimos las maletas y el viernes a las doce de la mañana estábamos allí plantados en el aeropuerto. He de decir que Ethan me estuvo llamando y escribiendo mensajes para disculparse y, en realidad, ya ni siquiera estaba molesto. Pero el no sabía que no estaba molesto y eso me divertía como buen ser del demonio que soy.
El trayecto en avión fue bastante largo, aunque tuve la excusa perfecta para cogerle la mano a Ryan durante todo el camino y, con él, todo siempre era mejor.
Habíamos hecho una reserva en un hotel a pie de playa espectacular, nunca había estado en un lugar tan increíble. Era inmenso, con piscina, bar, spa... ¡Tenía de todo! Y yo me sentía allí como un niño en una ciudad de caramelo.
Lo primero que hicimos al llegar fue dejar las maletas en la habitación e ir al spa a relajarnos del viaje, tenía la espalda adolorida y no solo del vuelo (7u7).
Ryan y yo pasamos tiempo juntos en un recorrido que había de chorros de agua y luego nos dieron un masaje a cada uno. Aproveché para pensar mientras en cómo podía pedirle matrimonio a Ryan, tenía dos días, por lo que tampoco tenía mucho tiempo.
Decidí que me decantaría por un clásico, "pedida de mano en el restaurante". Tras salir del spa, le dije a Ryan que fuera deshaciendo las maletas mientras iba a pedir un mapa de la zona en recepción, cosa que no fue mentira. Además, hablé con el gerente del restaurante para prepararlo todo para la cena de esta noche. Era algo precipitado, sí, recién acabábamos de llegar, pero si me esperaba a mañana y no salía bien, no tendría tiempo de pensar en otra cosa.
Tras aquello, subí de nuevo a la habitación con el mapa en la mano y, al llegar, me encontré sobre la cama de matrimonio un corazón hecho de flores. Mis mejillas se tintaron de un rojo intenso y miré a Ryan avergonzado.
- ¿E..eso qué es?
- Cuando reservé el hotel vi que tenían uno especial para parejas y lo pedí - Me miró sugerente.
Antes no me había parado mucho a mirar la haitación por el mareo que aún tenía del avión pero, realmente, era increíble. La cama era increíblemente grande, como para tres personas y, en el techo, había un gran espejo en el que se podía ver toda la cama. Además había por toda la habitación luces de neon que podías cambiar de color. Cómo no, Ryan las había puesto rojas.
- Emm iré a ducharme, debes estar cansado, duerme un poco si quieres, te despierto para la cena - Dije con nerviosismo dirigiéndome hacia el baño.
Me pareció que Ryan quiso decirme algo pero yo ya había cerrado la puerta. Una vez solo, me miré en el enorme espejo del baño y suspiré.
- ¿Por qué te sigues poniendo tan nervioso? Lleváis ya mucho tiempo juntos, así no vas a ser capaz de pedirle matrimonio niño. ¿Me acabo de llamar niño? Ryan me haces mal.
Me reí un poco de mí mismo por estar hablando solo frente a un espejo, pero de alguna forma me ayudó a ganar un poco de confianza porque me quité los pantalones, me dejé la camisa larga que me llegaba por el muslo, me revolví un poco el pelo y salí del baño decidido.
Ryan, estaba desvistiéndose para ponerse algo más cómodo, se había quitado la camiseta dejándome ver esa espalda ancha que tanto me gustaba. Alcé mi mano y, en cuanto mis dedos tocaron su piel, Ryan se sobresaltó y se volteó para mirarme.
- Me has asustado, ¿qué est - comenzó a decir, pero le callé con un beso.
Yo lo empujé levemente para que se sentara en la cama y me senté sobre él, agarrándole de la nuca para profundizar más el beso. Me sentía caliente, no sé si era por los nervios de la pedida de mano o porque simplemente era mi Ryan, lo único que sabía es que lo quería todito para mí.
- Oliver - Murmuró deseoso sobre mis labios mientras me acariciaba los muslos.
Comencé a mover mis caderas haciendo pequeños circulos sobre su miembro y, en poco tiempo, lo estaba sintiendo duro contra mí.
Y así niños, es como se disfruta de una buena tarde de sexo.
Cuando terminamos, nos metimos juntos en la ducha y nos alistamos para la cena, no podíamos llegar tarde, no precisamente hoy. Me puse una camisa elegante color azul marino y Ryan se puso una color vino, realmente le quedaba espectacular esa camisa, era mi favorita.
La cena fue de maravilla, todo estaba delicioso y Ryan paracía de muy buen humor, yo me había encargado de ello. Ambos hablábamos un poco de todo y lo estaba pasando genial, hasta que en el reloj de la pared marcaron las 11:55, el gerente me había dicho que a las 12 en punto nos traerían dos copas de champán en la que estaría el anillo. Quedaba muy poco para el gran momento y no podía hacer otra cosa mas que sentir como si mi corazón fuera a explotar.
Cuando faltaban apenas dos minutos para la hora exacta, escuché una especie de grito en otra de las mesas y, para mi sorpresa, vi a un hombre arrodillado con un anillo en la mano y a una mujer llorando y asintiendo con la cabeza. Todo el mundo comenzó a aplaudir y, entonces, vi salir al camarero con las dos copas en la bandeja. Sin mucho tiempo de reacción, le hice un gesto con la mano para que se fuera, para mi suerte pareció entender la situación y volvió de nuevo a la cocina. ¿Cómo puedo tener tan mala suerte?
Genial, intento 1 de pedida de matrimonio fracasado, empezamos mal.
Quizás esto va a ser más difícil de lo que pensaba en un primer momento.
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Ryan 2 (+18 - Gay)
RomanceHa pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, cada noche me acuesto pensando en cómo será nuestro reencuentro; lo que no me esperaba fue en todo lo que había logrado mientras yo no estaba.