Cap 11

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Hace mucho tiempo que sufro esos ataques de pánico, a fin de cuentas, tengo muchos traumas. El estrés me afecta de una forma diferente, me bloquea, y es algo que no he conseguido cambiar a lo largo de los años.  Es curioso que un psicólogo tenga tantos problemas de este tipo, pero yo siempre digo lo mismo: "Para entender a los locos, hay que estar loco".

Salimos de aquel edificio y Mel me llevó a casa. Cuando llegamos me preparó un baño caliente mientras me desvestía, necesitaba calmar mi agitada respiración. Una vez rodeado del baho que desprendía el agua caliente fue cuando comencé a destensar los músculos y pude cerrar los ojos por un momento.

- Creo que nunca me podré acostumbrar a esto - Dijo desanimada.

La miré con lástima, siempre recurría a ella en estos casos y nunca me había parado a pensar en lo que podría significar para ella.

- Lo siento...es que yo - Comencé a decir con la voz temblorosa.

- No te preocupes, estoy aquí para ti - Comenzó a frotar mi pelo con el shampoo.

Cuando estuve ya más sereno me despedí de ella, me tomé una pastilla para dormir y me acosté en la cama. Cuando me estaba quedando dormido, mi móvil vibró. Barajé la posibilidad de leerlo por la mañana, pero me pudo la curiosidad.

- Buenas noches, cariño, que descanses.

Me quedé al instante dormido, con una lágrima surcando mi mejilla.

A la mañana siguiente me desperté con el timbre de la puerta, bostecé mientras me revolvía el pelo en un intento para que no pareciera un estropajo. Me puse las zapatillas y me encaminé hacia la puerta.

Antes de poder ver siquiera a la persona tras la puerta se tiró hacia mí casi haciéndome caer al suelo. El sueño se esfumó de golpe e intenté apartarla. Cuando al fin pude ver su cara me relajé, no me esperaba su visita.

- ¿Eres el novio de Ryan? - Exclamó Grace con los ojos brillantes.

- Me alegro de verte a ti también - Suspiré fingiendo decepción.

Ella saltó de nuevo a mis brazos y cubrió mis mejillas de besos, Abby la imitó, como solía hacer. Yo miraba a mi madre, quien tenía una sonrisa radiante al vernos a todos juntos, menos a Harper claro.

- Mamá, ayuda - Le rogé alzando un brazo con dramatismo, ella negó con la cabeza juguetona y se unió a sus hijas.

Cuando al fin se calmaron un poco pude volver a respirar, me coloqué bien el pijama y nos sentamos en el sofá para hablar más tranquilos.

- Vi la conferencia, desembucha - Dijo la adolescente con urgencia, las hormonas.

- No estamos saliendo, solo le estoy haciendo un favor - Ella pareció desilusionarse.

Quería ser sincero, todo esto acabaría antes o después, pero ver como todas sus esperanzas se iban a la basura.... 

- No, es broma, sí que hemos comenzado a salir - Me pegué una bofetada mental.

- ¡Sí! ¡Ahora podré decir que Ryan es mi cuñado! Mis amigas se van a morir de envidia - Comenzó a dar saltitos y vueltas por la habitación, ¿cómo no podía mentir para poder verla así de feliz? - ¡Llámale! ¿Puede venir, verdad? - Me miró con ojos de corderito.

- Le preguntaré - Reí con nerviosismo, Gracy sabía perfectamente qué hacer para que la consintiera.

Encendí el móvil y vi que se había desconectado hace poco, a lo mejor aún no había empezado a ensayar o lo que sea que hagan a esta hora. Aún seguía molesto con él, así que, ¿por qué no molestarlo? Decidí enviarle lo siguiente: "Ryan...no me encuentro bien, ven a mi casa porfa" En cuanto lo leyó me confirmó que ya estaba en camino.

- Ya viene, ¿contenta? - Ella asintió efusivamente.

Cuando el timbre sonó, tuve que hacer casi un milagro para que Grace se quedara sentada en el sillón y me dejara abrir. Él estaba parcialmente sudado, como si hubiera venido corriendo, casi me sentí un poco mal, casi.

- ¿Estás bien? - Exclamó examinando rápidamente todo mi cuerpo, me ruboricé levemente.

- Sí... - Me rasqué la nuca mientras sonreía con pillería - Pasa pasa - Le insté.

- ¿Pero no estabas enfadado? - Preguntó.

- Y lo estoy, por eso vas a hacer algo para que deje de estarlo - Parecía confundido.

Tiré de él hacia el interior de la sala y me tapé los oidos. El grito agudo de Grace lo dejó aturdido por un momento, reí por dentro. Ella se le acercó corriendo y le empezó a hablar tan rápido que ni yo mismo la entendía.

- Que mayor estás, hace mucho tiempo que no nos vemos - La abrazó, un poco nervioso y me miró por encima de su hombro, con el ceño fruncido, yo me reí por lo bajo.

Al cabo de lo que me pareció una eternidad conseguí que se fueran y nos dejaran solos. Me apoyé en la puerta, algo cansado, y me encontré con su mirada penetrante.

- No te encontrabas bien, ¿eh? - Puso los brazos en jarra.

- No he sido el único que ha hecho algo parecido - Dije yo mientras recogía la ropa del día anterior del suelo del baño.

- Espero que al menos ya no estés molesto conmigo - Afirmé con un simple "Sí" - Aunque sigo sin entender el motivo - Añadió.

- Olvida lo que acabo de decir - Me llevé una mano a la cabeza.

- ¿Ya estás mejor? - Susurró acercándose a mí repentinamente.

El aire a nuestro alrededor estaba más denso que antes, se había acercado tanto que podía notar su corazón latir. Tras este extraño momento de silencio en el que parecían que hacíamos un duelo de miradas, me dejé perder.

- Sí - Miré mis manos y me aparté un poco.

- Genial, ¿entonces podemos tener una cita hoy? - Preguntó.

Me pilló por sorpresa, aun así asentí, tenía curiosidad por cómo sería tener una cita con el famoso líder de Swordsrain, Ryan Thompson.

Ryan 2 (+18 - Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora