Luego de esa "primera vez" siguió la segunda, tercera, cuarta e incluso la quinta, acabé sin poder moverme de la cama. Yo, desde mi posición, lo miraba con el ceño fruncido haciendo una mueca casi infantil, reprochándole el dolor que sentía ahí detrás.
- Ay venga no seas dramático Oli, además, todo lo bueno requiere un sacrificio - Dijo con simpleza.
- ¿En qué momento decidimos que iría abajo? La próxima vez te toca a ti - Sentencié con voz firme.
- Oh no, ni lo sueñes - Me respondió con el mismo tono de voz.
- Entonces no lo haremos - Miré para otro lado, me costaba mantenerle la mirada y parecer serio al mismo tiempo.
- Eso dices ahora, en unos días ya me estarás asaltando.
En ese momento sonreí con pillería, ¿acaso me estaba retando? Se iba a arrepentir de sus palabras muy pronto, porque mi lado orgulloso tomaría cartas en el asunto, humph.
- Si tú lo dices... - Dejé la frase en el aire empezando a maquinar mi plan maestro.
En eso el timbre de la puerta sonó repentinamente, estaba tan ensimismado en mis pensamientos que incluso me sobresalté, provocando eso una no muy agradable sensación en mi dolorida entrada.
- Aah, joder - Maldecí por lo bajo mientras Ryan se dirigía hacia la puerta.
Desde el ángulo en el que me encontraba no podía alcanzar a ver a los "invitados", tampoco es que me importara demasiado, porque por obvias razones no tenía los ánimos suficientes para ver la cara de nadie. Aun así escuché cómo la puerta principal se cerraba y Ryan volvió a la habitación.
- ¿Era el cartero? A ver si llega ya mi pedido de dulces, se están retrasando - Dije con molestia.
- Oliver - Me miró Ryan con la cara seria - Tienes visita.
Al ver la expresión de su cara me asusté un poco, ¿algo malo había pasado?
- ¿Es importante? Me sigue doliendo el cu - Fui a decir.
- Si, déjame ayudarte a levantarte - Dijo acercándose a mí.
A cada segundo que pasaba me estaba sintiendo más nervioso, ¿qué estaba pasando y quién había venido? Se instaló un miedo en mi pecho y miles de preguntas asaltaron mi mente, de sólo recordar aquella vez que me ponían los pelos de punta. A base de estar apretando los dientes es que conseguí levantarme, menos mal que no volvería a pasar por esto en bastante tiempo.
Cuando salí de la habitación me solté del brazo de Ryan y fui caminando lentamente hacia el salón, andaba raro, sí, pero andaba. Cuando giré la esquina que daba a la gran habitación advertí a dos personas sentadas en el sofá, una más alta y otro más bajita, aun de espaldas sabía perfectamente quiénes eran. Solté el aire que había contenido en mi pecho.
Al escuchar mis pasos ambos voltearon a verme.
- Oliver - Me llamó ella con la voz temblorosa, tenía los ojos irritados.
Pese a haberme relajado considerablemente al saber que no era mi madre, me confundió mucho encontrarme a Melodie llorando. Ella se levantó y corrió a abrazarme, tardé unos segundos en reaccionar pero la acabé correspondiendo. Decidí dirigir mi mirada a Ethan, en busca de alguna pista de lo que estaba pasando, también lo vi con los ojos enrojecidos.
- ¿Qué ha pasado? - Pregunté en busca de respuestas, me estaba comenzando a sentir realmente nervioso de nuevo - No le habrá pasado nada a mi madre, ¿verdad? - Pregunté con la voz ahogada.
- No no - Exclamó ella apartándose de mí y secándose las lágrimas con el dorso de la mano.
- Antes de nada nos queríamos disculpar por lo que pasó la última vez Oli, entendemos que te sintieras así - Comenzó a decir.
Yo me acerqué a ellos y me senté lentamente en el sofá, Ryan ocupó el sitio a mi lado y me agarró la mano.
- Queríamos hacer las paces contigo y saber cómo estabas - Dijo con una gran sonrisa.
- Sí claro, yo también os eché mucho de menos.
Ambos se acercaron a mí y nos fundimos en un abrazo fraternal, habían pasado tantas cosas en los últimos días que no me había dado cuenta de lo mucho que los había extrañado. No sé qué hubiera hecho sin ellos.
- ¿Y estábais llorando por lo mucho que me echásteis de menos? Me siento halagado - Reí por lo bajo.
- ¡Oh sí! Te compramos un regalo - Dijo con una gran sonrisa, yo la miré sin entender.
Ethan sacó de una bolsa una pequeña cajita de color blanco con detalles dorados. Él alargó los brazos y yo la cogí, era bastante ligera. Ellos me miraban con atención, esperando ver mi reacción al abrirla, ¿qué sería? Pensé que quizás era un reloj, llevaba tiempo buscando uno.
Desaté la cinta dorada que mantenía la mantenía cerrada y, lentamente, levanté la tapa de la pequeña cajita. Abrí los ojos como platos al ver el contenido y los miré a los dos sin poder creerlo. Ambos me devolvieron una gran sonrisa y asintieron con la cabeza entre risas.
Me llevé las manos a la boca mientras Ryan agarraba en pequeño chupete de color beige con unos dibujitos de animales. Yo me levanté y corrí a abrazalos a los dos con lágrimas en los ojos, aún no me creía que fuera a ser tío.
- ¿Pero desde cuándo lo sabéis? - Pregunté aún atónito.
Mel agarró mi mano y la llevó a su vientre, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
- Tu sobrinito tiene casi tres meses ya, nos enteramos un poco tarde - Rió - Hoy fuimos a hacer nuestra primera ecografía, ¡mira!
De su bolsito sacó unas fotografías en las que se podía distinguir su nariz, los bracitos y las piernas, no pude evitar no emocionarme.
- Muchas felicidades chicos - Dijo Ryan dándoles un abrazo a los dos, yo hice lo mismo que él.
Pasamos el resto del día hablando entre risas y bromas, recuperando el tiempo que no nos habíamos visto poniéndonos al día. Cuando el sol cayó los despedimos y nos quedamos solos de nuevo.
- Estoy feliz - Comenté mientras volvía de nuevo a sentarme en el sofá, no podía estar mucho tiempo de pie.
- Yo también, ¿quieres que te embarace? Nuestros hijos serían guapísimos como su padre - Sugirió, yo reí en respuesta.
Me parece bien, pero otro día, ya tuve suficiente por ahora - Él se sentó a mi lado y puso mis piernas sobre las suyas para darme un masaje en los pies - Que detalle esclavo - Le sonreí.
- Veamos una película, ¿quieres? - Yo asentí y me acurruqué junto a él.
Estaba tan a gusto a su lado que no tardé nada en quedarme profundamente dormido.
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Ryan 2 (+18 - Gay)
RomanceHa pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, cada noche me acuesto pensando en cómo será nuestro reencuentro; lo que no me esperaba fue en todo lo que había logrado mientras yo no estaba.