Puse las muletas entre mi piernas y el coche comenzó a acelerar surcando las calles de la ciudad, no sabía exactamente a dónde íbamos pero no tenía más remedio que dejarme llevar.
- ¿Aún me quieres? - Pregunté, quizás esperanzado, lo vi revolverse nervioso en su asiento.
- Necesitaba que te subieras al coche - Musmuró, era lo que me faltaba.
No solo había roto su promesa y me había hecho esperar por unos sentimientos unilaterales, sino que ahora utilizaba esos mismos sentimientos para su conveniencia, era más cruel de lo que recordaba.
- ¡Para el coche ahora! - Grité, furioso.
- No puedo - Murmuró de nuevo, parece que un perrito agachando la cabeza, me crucé de brazos y miré por la ventana, me sentía de nuevo tan humillado.
- ¡Te odio! - Exclamé.
Pasaron unos minutos de silencio incómodo, estaba tan enfadado y tan frustrado que solo me repetía una y otra vez que debería de haberle olvidado hace mucho tiempo igual que hizo él conmigo.
- ¿Te doblaste el tobillo ese día? - Asentí sin mirarle - Lo siento.
- Diría que no fue tu culpa pero de hecho sí que lo fue.
- No te pongas así - Dijo por lo bajo.
- ¿Cómo? ¿Qué no me ponga así? Después de haber jugado con mis sentimientos de semejante forma, eres realmente una persona detestable - Mascullé con rabia contenida, había estado a punto de perder mi trabajo por estos sentimientos estúpidos.
- Una persona detestable a la que amas - Le pegué un puñetazo en el brazo y el coche se desvió un poco.
- No vuelvas a decir eso - Le advertí con tono serio - No vuelvas a burlarte de mí, ¿me oyes? - Mi tono amenazante lo dejó sin habla en un ambiente tenso.
- Lo...siento - Reí en seco.
- Que va, no lo sientes, no sientes nada por mí, ya me lo dijiste - Me encojí de brazos.
- Basta ya Oliver, ¿qué demonios te pasa? Entiendo que estés molesto, pero ya te estás pasando - Aparcó en un parking subterráneo.
- Ah, ¿encima no puedo sentirme tracionado? Que tengas mucha gente que te admire no significa que seas una persona admirable, piensa sobre ello - Dije antes de bajarme del coche, frustado.
Ryan le pegó un golpe en seco al volante y salió del coche, comenzó a andar hacia un ascensor y me instó a que le siguiera. Sin prisa, me moví con mis muletas por el bien iluminado parking hasta llegar a una especie de ascensor que llevaría a lo que suponía sería el interior de un edificio.
- ¿Dónde estamos? - Pregunté, seco, una vez ya en el ascensor.
- En mi agencia - Suspiré.
- Genial - Dije con sarcasmo.
Ahora mismo estaba estresado, lo único que me apetecía era llegar a mi casa, tomarme una buena copa de vino y dormir de un tirón como no hacía desde hace ya más días de lo que me hubiera gustado. Habían pasado muchas cosas en muy poco tiempo, había pasado de ser un simple psicólogo en un instituto privado a ser un tío homosexual que tiene algo con una celebridad, del anonimato a estar en el punto de mira.
No podría decir ni con sarcasmo que esta situación me parecía divertida, todo lo contrario, si lo hubiera sabido.....habría hecho las cosas diferentes.
Las puertas del ascensor se abrieron y frente a mí vi a un montón de personas corriendo de un lado para otro, unas cargaban papeles, otras discutían por teléfono, escribiendo frenéticamente en los teclados, en resumen, una auténtica selva.
Él salió del ascensor y se adentró en todo el remolino de gente con una agilidad digna de admirar, parecía ya acostumbrado a todo esto. Intentaba seguirlo al mismo tiempo que apartaba y esquivaba gente esforzándome por no caerme.
Llegamos a un largo pasillo en el que ya no había tanta gente y me era mucho más fácil seguir su ritmo hasta pararnos frente a dos grandes puertas de madera, fuera había una placa que daba a entender que esta era la oficina del director de la agencia o algo así, tampoco entendía mucho.
Dio cuatro toquecitos a la puerta y entró sin esperar respuesta, tan educado como siempre lo ha sido. Entré detrás suya al despacho para encontrarme a todos los miembros de la banda, más su mánager - el que conducía la camioneta - y otra persona más que debería ser el dueño del inmenso edificio.
- Ya está aquí - Comentó mientras se sentaba en uno de los sillones y me dejaba siendo el centro de todas las miradas de los presentes en la habitación, esto era muy incómodo.
- Hola, tu debes de ser Oliver - Asentí balanceándome de un lado a otro - Déjame presentarme, mi nombre es Wilson Anderson, dueño de esta agencia musical donde estás ahora - El hombre me tendió la mano y se la estreché dudoso.
Se veía desde lejos que era un hombre adinerado, elegante y "de clase alta"; aún así se veía bastante cercano y eso me hizo bajar un poco las defensas.
- Donde estoy contra mi voluntad, ¿verdad Ryan? - Le eché una mirada venenosa por el rabillo del ojo.
- Bueno bueno, no discutais - Dijo el hombre para calmar el ambiente.
- ¿De todos modos, qué es lo que estoy haciendo aquí? - Miré a mi alrededor, mis ojos se cruzaron por un momento con los de Tiago, sonreí amablemente.
- Es sobre tu relación con Ryan - Arrugué el ceño por acto reflejo.
- No hay nada entre nosotros ni creo que lo haya en un futuro - Decirlo me dolió, me dolió tanto que las palabras al salir quemaron mi garganta, miré hacia el suelo para serenarme.
- Me alegro - Exclamó, le miré sorprendido.
- ¡Yo no! No, espera, no quería decir eso, ugh - Me rasqué la nuca nervioso.
- Quería proponerte un trato - Escuche curioso - Verás, Ryan se ha visto envuelto en varios escándalos por no ser muy discreto en sus "salidas nocturnas" y eso ha afectado negativamente a su imagen - Suspiré.
- ¿Para qué me está diciendo todo esto? - Quería que fuera al grano y que me pudiera ir de ese incómodo lugar de una vez.
- Quiero que seas su novio oficial - ¡¿QUÉ?!
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Ryan 2 (+18 - Gay)
Storie d'amoreHa pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, cada noche me acuesto pensando en cómo será nuestro reencuentro; lo que no me esperaba fue en todo lo que había logrado mientras yo no estaba.