Cap 9

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Después de acordar los últimos detalles del acuerdo y de firmar un extenso contrato de confidencialidad ya estaba oficialmente saliendo con aquel hombre al que tanto odiaba en estos momentos, ¿quién se creía que era?

- Oliver, mañana por la tarde daremos una rueda de prensa para anunciar vuestra relación - Tragué saliva - Ryan irá a recogerte a las cinco y te llevará al lugar, ¿de acuerdo? - Asentí, claramente nervioso.

Imagínate en esa situación, sentado en una silla rodeado de cámaras y personas coreando un montón de preguntas dispares, mientras mucha gente te juzga a través de una grande o diminuta pantalla desde sus casas, cualquier error y estás muerto.

Esa mañana, como diría mi madre, no di pie con bola, es decir, estuve torpe y distraido. No sé cuántos cafés derramé o cuantas veces los alumnos me llamaron la atención porque no los estaba escuchando.esto era absurdo. Me dije a mí mismo que no debía estar tan nervioso, con mis dotes lingüisticas y mi gran humor seguro que todo salía bien, no entendía porque estaba tan aterrado.

Escuchaba hablar a algunas chicas sobre la entrevista de esta tarde, evidentemente lo habían anunciado para ganar más público, pero cada vez que escuchaba a alguien hablar de eso se me revolvía el estómago.

Ryan me puso un mensaje a la hora del descanso, ese día no hiría a buscarme por lo de la entrevista, no sería lógico que nos vean juntos antes de anunciar nuestra relación, lo vi bien.

Tal y como dijo, tuve que volverme a casa en autobús, aún no podía concducir, aunque sí que podía andar ya sin muletas, despacio, pero podía andar. Mis amigos me llamaban tortuguita los muy estúpidos, pero debo de reconocer que tenía cierta gracia.

Me paré frente al armario pensando en qué sería lo más conveniente para ponerme, ¿cómo quería que fuera mi imagen pública? Me quería ver alguien respetable, con sentido del humor, alguien que se preocupaba por su apariencia y que le gustaba cuidarse....Parezco yo el estúpido.

Suspiré y cogí unos vaqueros azul marino, un jersey gris claro, aunque lo descarté y cogí uno rojo, un color más llamativo y vibrante. Me puse mi cárdigan favorito y unos zapatos bien cuidados que guardaba para ocasiones especiales, como esta. Me miré en el espejo que tenía en la entrada, dándome el último vistazo antes de salir. Metí los dedos entre mis cabellos y los peiné para atrás, un toque más desenfadado quizás.

Me sobresalté cuando escuché el timbre de la puerta sonar, incluso grité, seguro que me había escuchado pegar ese grito no muy masculino que me había salido por la sorpresa. Abrí la puerta con una expresión extraña en el rostro.

- ¿Esta es tu casa? Pensé que era la de una niña viendo una peli de miedo - Le pisé el pie con fuerza, avergonzado, él se reía.

- ¡No te rías! Estaba aquí al lado y me has asustado - Me defendí con la poca dignidad que me quedaba, aun así no se detenía, parecía haberle dado un ataque de risa - Anda, cállate que pareces una foca pariendo - Mentí, su risa era tan...¿bonita?

- Envidioso - Dijo, secándose las lagrimillas de sus ojos - Vamos querido, el carruaje nos espera - Hizo un gesto formal dejándome pasar, bufé.

Frente al edificio había un coche negro con los cristales polarizados, supongo que para mayor privacidad. Cuando ambos nos sentamos el coche arrancó y nos comenzamos a desplazar. Las manos me sudaban y el cuello del jersey me comenzaba a picar por el sudor, él me miraba pero no decía nada.

Hice unos pequeños ejercicios de respiración para serenarme, tampoco era para tanto, intentaba convencerme de eso. Supe cuándo habíamos llegado cuando vi montones de personas reunidas frente a la puerta de un edificio. Ryan me tendió unas gafas de sol y me las puse, él hizo lo mismo.

- Vamos - Me instó a salir del coche.

Guardia de seguridad se aseguraban de que nadie se nos echara encima, aun así tenía un poco de miedo por eso, la gente gritaba y había cámaras por todos lados disparando sus flashes con urgencia, intentando captar las mejores fotografías posibles.

El mánager de Ryan apareció de repente y nos guió por un laberinto de habitaciones hasta llegar a una sala repleta de periodistas con sus cámaras y micrófonos, además había una pantalla detrás de dos sillas que suponía eran para nosotros. Nos sentamos en las sillas metálicas uno junto al otro, tragué saliva intentando aliviar el nudo que tenía en la garganta.

- Tranquilo, déjame hablar a mí - Susurró acercándose a mí un poco, no me ayudó demasiado pero lo necesitaba.

Faltaban unos minutos antes de que todos nos arrollaran con sus preguntas, me sentía mareado y sudoroso, quizás se me estuviera bajando la tensión; al fin y al cabo todos estos años me había vuelto más tímido de lo que era antes y eso me estaba pasando factura en este mismo momento.

Cuando dieron luz verde, como había imaginado, una sarta de preguntas inundaron la habitación, tantas que ninguna en concreto se entendía realmente. Algunos periodistas se callaron dejando hablar al resto.

- ¿Quién es tu acompañante Ryan? - Preguntó uno levantándose y acercándonos el micrófono.

- Su nombre es Oliver - Le dio tiempo a decir antes de la siguiente pregunta.

- ¿Cuál es vuestra relación? - Dijo una mujer esta vez.

- Actualmente estamos saliendo oficialmente - un murmullo constante invadió la sala.

Me limpiaba el sudor de las manos en los pantalones con disimulo mientras adoptaba una pose erguida y aparentaba estar sereno, pese a que sentía una ganas de vomitar difíciles de ignorar.

- ¿Cuánto tiempo llevan juntos? - Le miré, eso no lo habíamos hablado.

- Un mes - Contestó, estupendo.

Detrás nuestra, la pantalla se iluminó y apareció un video, el "reportaje" que me hicieron los periodistas cuando consiguieron encontrarme. Aquel dónde decía explícitamente "Ryan y yo no tenemos NADA. Él es un imbécil, y ahora déjenme en paz porque tengo que ir a trabajar"

Me rasqué la cabeza nervioso, al parecer Ryan tampoco se esperaba que salieran con esto, ahora, ¿cómo lo explicaba?

Ryan 2 (+18 - Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora