Cap 19

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Mil perdones por la tardanza, tuve unos problemas de salud y me fue imposible actulizar antes. Disculpen y espero que lo drisfruten. :3

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- ¿Qué haces aquí? - Preguntó, yo solo negué con la cabeza.

- Ni yo mismo lo sé, me haces ser impulsivo Thompson - Suspiré.

Él me miró a los ojos con una mirada penetrante, yo se la sostuve. Puso sus manos en mis mejillas al igual que había hecho antes con él y me dio unas pequeñas caricias con el pulgar. Comenzó a acercar su cara a la mía lentamente, cuando apenas unos centímetros nos separaban me detuve.

- No hay cámaras delante, si me besas el contrato... - Le advertí.

- A la mierda el contrato - Exclamó y me atrajo hacia su rostro.

Sus labios estaban húmedos y temblorosos pero igual de deliciosos que siempre, como la obra maestra de un chef. Nos fundimos en un beso apasionado mientras yo luchaba a duras penas por seguir sujetando el paraguas, no podía dejar que siguiera mojándose más.

Todo ese tiempo que pasé buscándolo me hizo reflexionar más de lo que nunca lo había hecho. Me di cuenta de que le amo, que probablemente no pueda querer a nadie más como lo hice por él. Quiero luchar por nuestro amor, porque se vuelva una relación sana y podamos ser felices de una maldita vez.

El pasado es pasado y lo que nos espera será el futuro, debería sanar de una vez por todas aquellas heridas si quería que esto fuera definitivo. No podía estar recordándole a cada rato todo lo que hizo mal cuando apenas éramos unos adolescentes que no sabíamos nada de la vida. Tengo que hacer borrón y cuenta nueva.

Me senté sobre él y pasé mis manos alrededor de su cuello intensificando el beso, tenía tantas ganas de él que me estaba vovlviendo loco. Ryan fue perdiendo poco a poco la fuerza en sus labios hasta quedar inmóvil, abrí mis ojos y vi los suyos cerrados.

El pánico me recorrió la espina vertebral al ver que no reaccionaba, lo sacudí un poco pero nada. Desesperado puse un mano sobre su muñeca para comprobar que seguía teniendo pulso. No notaba nada, hacía presión buscando el más mínimo pálpito pero nada.

¿Lo había perdido? ¿Aquí acababa todo? Me lancé a sus brazos y comencé a llorar con fuerza ante la idea de perderlo allí mismo. Dirigí mi mano a su cuello e intenté tomarle el pulso de nuevo como última posibilidad y un leve movimiento me detuvo el llanto en seco.

Vale, seguía vivo, pero si los servicios de emergencia no se daban prisa no duraría mucho más. Dejé el paraguas apoyado en una rama para que lo siguiera resguardando y empecé a mover la linterna del móvil al mismo tiempo que gritaba como no lo había hecho en mi vida; y mira que me gusta gritar.

Entre unos árboles lejanos vi unas finas líneas de luz que poco a poco se iban acercando. Yo me moví freneticamente intentando captar su atención. Y me alegré enormemente cuando vinieron corriendo hacia nosotros. Les señalé dónde estaba Ryan y se amontonaron a su alrededor empezando a hacerle unos primeros auxilios.

Un chico bastante alto que llevaba un chubasquero transparente cogió su radio y dijo algo a través de ella. En apenas unos minutos, entre el sonido de la lluvia sonó el de un helicóptero. Tuvimos suerte de que la lluvia había perdido la gran parte de su fuerza  o si no, el helicóptero no habría podido llegar.

Unas cuerdas bajaron de repente y a ésta engancharon la camilla donde habían tumbado a mi amado guitarrista. Con cuidado lo comenzaron a elevar hasta que lo perdí entre las copas de los árboles y, con la partida del helicóptero, me derrumbé en el suelo.

Había pasado horas andando bajo la lluvia con unas míseras zapatillas de andar por casa, con el corazón en la boca y gritando como un loco. La adrenalina me había mantenido en pie hasta ese momento. Ahora que él estaba a salvo, perdí esa fuerza momentánea y caí en peso muerto.

De ese momento no recuerdo mucho más. Sentí la tierra en mi cara y las gotas de lluvia atravesándome como agujas, luego escuché voces y alguien me levantó del suelo para llevarme a algún sitio. Tras eso todo se volvió negro y, al abrir los ojos, el escenario era totalmente distinto.

Estaba en una habitación donde había mucha luz, me costó unos segundos poder distinguir algunos objetos. Cuando al fin me acostumbré a la luminosidad de la estancia me di cuenta de que ya había estado allí antes.

Paredes blancas y altas, una televisión al frente y un gran armario a su derecha. Había posters por todos lados de grupos de música, CDs repartidos por todos sitios y un estante de guitarra. Ese era en definitiva el cuarto de Ryan, pero, ¿qué hacía ahí?

Me fui a incorporar cuando sentí una punzada en la cabeza, me quejé y masajeé mis sienes intentando aliviar el dolor. Esta vez con mas cuidado me levanté y fui como un zombi hacia la puerta del cuarto. Caminé por el pasillo mirando a mi alrededor en busca de alguien, ¿me habían dejado solo en la casa?

- ¿Ryan? - Lo llamé por impulso, aunque en cuanto lo hice recordé lo que había pasado en el bosque, ¿al menos estaba vivo?

Un móvil comenzó a vibrar sobre una encimera, me sobresalté un poco. Al acercarme me di cuenta de que era mi teléfono y quien llamaba era Tiago.

- ¿Sí? - Dije con la voz más ronca de lo que me esperaba.

Al otro lado de la línea se produjo un completo silencio.

- ¿Tiago? - Pregunté confuso.

- ¿Oliver? ¿Eres tú? - Dijo con asombro.

- Sí, no vayas a gritar que me duele la cabeza - Le advertí.

- ¿Cuándo despertaste? Pensé que aún seguirías con fiebre

Me llevé la mano a la frente y sí que la noté un poco más caliente de lo normal, quizás seguía teniendo un poco de fiebre. Normal, tras pasar horas bajo la lluvia sería muy raro que Oliver no se enfermera, nada nuevo.

- Ahora mismo, justo iba al salón cuando escuché el teléfono - Comenté recargándome sobre la pared - ¿Pero por qué me llamas si pensabas que estaba aún descansando? 

"Vaya, no encuentro fallas en su lógica" quise decir, pero me contuve porque no estaba de muy buen humor.

- A Ryan se le estropeó el teléfono con la lluvia y no tenía ninguno - Dijo con simpleza.

- ¿Y? - Pregunté mientras iba a coger un vaso de agua, aún sin entender el motivo por el cuál me había llamado.

- Pues que me dijo que para hablar con él usara tu teléfono mientras compraba uno nuevo - Asentí sin prestarle mucha atención.

- Pero él no está aquí - Añadí.

Cogí la jarra de agua con una de mis manos y vertí su contenido en un vaso de cristal, el líquido me alivió un poco el dolor de garganta.

- Claro que está allí, no puede salir de casa

Ryan 2 (+18 - Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora