Capítulo 28

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Quiero que liberes a tus demonios que llevas dentro, de preferencia en mi cama.
Danns Vega.


Alexander

Cuando regresamos a casa de Emma el sol había caído dándole paso a la frescura de la noche.

Estaba agradecido de que el clima no fuera demasiado caluroso así se secaba el sudor de nuestros cuerpos, no parecía agradable sentarme en la mesa de los padres de la chica que quería conquistar apestando.

Mis planes se habían desviado un poco viniendo aquí, aunque en realidad cuando fui en busca de Emma a su apartamento no tenía idea de que estaba haciendo o que iba a lograr.

Sólo quería que entrara en razón y … talves, lo conseguí, aunque fuera un poco. Entrar en su mundo era un proceso largo y difícil y el simple hecho de que me eligiera para afrontar su pasado me daba algo de esperanza.

Quizás todo no era en vano, talvez sí estamos avanzando en esta especie de relación.

Cuando entramos a la casa el lugar olía a especias y comida casera, estas cenas me recordaban a mi hogar, no en Atlanta con mis padres, pero si con Mia y Mara. La familia que había formado a mi medida. Ya no había miedo en Emma y supe que esto también le gustaba, aunque su fachada de chica ruda le hacía repeler todo lo mundano de sentarse en una mesa con a gente que quieres y charlar.

Cuando nos sentamos en la mesa Rose continuaba viendo a su hija con cierta preocupación pero se mantuvo en silencio.

El señor Cole me taladraba con la mirada con dudas si era bueno para su hija o no y si no hubiera estado tan nerviosos con el veredicto podría haberme reído un poco de su gesto molesto. Las chicas rieron de algo mientras probaba el delicioso filete con papas al horno.

Mientras cenamos el padre de Emma comenzó un especie de interrogatorio que espera salir con vida.

–¿Y cómo se conocieron ustedes?

–Trabajo – habló Emma.

–En realidad, la primera vez que nos vimos tuvimos un pequeño accidente. - me reí

–Donde mi culo toco el piso – refunfuña Emma.

–Después coincidimos nuevamente– conté obviando nuestro encuentro en el club- y finalmente terminamos trabajando juntos.

–Así que tú eres el motivo porque mi niña tiene que ir a los Ángeles.

–Es todo para la comodidad del cliente, pero supongo que sí.

–Pero le he sacado provecho a eso, los Ángeles es hermoso – ayudó Emma.

–Ya lo creo, toda esa vida nocturna- protestó Cole.

–Ya te he contado que Alexander tiene una niña- cambio de tema Emma y respire agradecido.

–¿Y la madre?

–No estamos juntos, pero Mia vive conmigo.

–Papá, eso era innecesario.

–No lo creo.

Rose me lanzó una mirada de disculpa desde el otro lado de la mesa mientras su esposo e hija comenzaban a discutir y le di una sonrisa alentadora. Cuando terminamos entre Emma y yo ayudamos a limpiarlo todo y pasamos a la sala.

–Cariño hablamos con Lora – Emma asintió – nos dijo que tenía una habitación disponible.

–Umm, bien. No tenías que hacerlo, podíamos encargarnos, no debe ser tan difícil conseguir un lugar para dormir.

Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora