Capítulo 16

250 35 5
                                    

Las princesas están sobrevaloradas.
Emma Cole.

Alexander me estaba besando y esta vez no era un pequeño roce de labios como el que me había dado en mi apartamento.

Sus labios en los míos, su lengua saboreándome y su gruñido de aceptación me habían convertido en una mujer caliente y con ganas de más.

Llevé mis manos a su nuca acercándome más a su cuerpo. Deslizó sus manos a mi trasero levantándome para después sentarme sobre la mesa, creando una maravillosa fricción en nuestras partes más íntimas. Su erección me hizo salivar y gemir al mismo tiempo, ¿qué me pasaba con este hombre?

Mordisqueo mi labio inferior y profundice nuestro beso en consecuencia. El sabor a menta llenó mi paladar haciendo que lo saboreara aún más.

No sabía cuándo le había comenzado a devolver el beso con las mismas ansias solo tenía claro que no quería que se detuviera. Labios suaves y carnosos fueron dejando pequeños besos por mi cuello haciendo que me estremeciera en el proceso.
Su atención regreso a mi boca varios minutos después y gemí por la anticipación. Con un nuevo gruñido ansioso volvió a la carga y solo nos detuvo nuestras respiraciones erráticas por la falta de oxígeno.

¿Qué había sido eso? Si dudaba sobre nuestra química toda renuncia había sido despejada desde el momento que sus labios se posaron en mí. Sentía mi cara arder y no tenía nada que ver con la vergüenza. Juntos éramos fuego y yo necesitaba quemarme.

El rubio alisó su pelo y acomodó su ropa mientras seguía sentada en la mesa demasiado atontada para siquiera hablar.

Humedeci mis labios y los ojos de Alexander me miraron con renovado deseo.

-Cariño se me está haciendo muy difícil el no abalanzarme sobre ti y olvidar que estamos en una oficina, así que detente - pidió con voz profunda cerca de mi oído.

-El perfecto caballero salió de su escondite - le provoqué.

-Hay partes de mi cuerpo que no están de acuerdo con tu declaración - habló mientras llevaba una de mis manos a su entrepierna.

Apreté con descaro haciendo que gimiera.

-No quisiera avergonzarme de mi mismo Emma, así que detente- rogó.

-¿Y si no quisiera?

Su respuesta fue un gruñido para después apartar mi mano.

-Haces que desaparezca toda la diversión - continúe provocándolo.

-Creo que somos buenos en esto de las reconciliaciones - pinto una sonrisa coqueta en su rostro.

-Estas delirando.

Me puse sobre mis pies cuando estuvieron lo suficiente fuerte para sostenerme y caminé hacia mi asiento dando tiempo para serenarme. Alexander era una tentación muy grande como para no poner espacio de por medio.

-¿Me dirás quien es Rebecca? - cambie de tema.

-Alguien de mi pasado.

Una expresión asqueada se implantó en mi rostro y Alexander sonrió pesaroso.

-Sí, creo que tu expresión relata bastante bien los hechos - bromeo, aunque la sonrisa no llego a sus ojos - algún día te lo contare - prometió.

-Necesitamos a Rebecca ¿lo entiendes?

-Eso intento - suspiró - a pesar de que no me hace feliz sé que es buena para el proyecto.

-Lo siento, cuando Robert la propuso no sabía que representaría un problema.

Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora