Un mundo nace cuando dos se besan.
Octavio Paz.
Los mensajes de Alexander siguieron llegando y decidí obviarlos. No lo culpaba había sido yo quien lanzó el hueso el sólo lo agarró en la primera oportunidad. Eso no cambiaba el hecho de que fuera a contestar. Su insistencia me molestaba y gustaba a partes iguales; tener a alguien pendiente de mi obviando a Dani y mamá no era algo a lo que estuviera acostumbrada.
Salí de la habitación cuando estuve lista para marchar al trabajo y me encontré con una masa de harina caminante.
–Mamá ¿qué te paso? – casi rio, pero recordé que era mi cocina quien estaba sufriendo las consecuencias y fruncí el ceño.
–Estoy preparando un pastel para Dani – comentó como si fuera obvio.
–Creo que Dani estaría más feliz si le dieras un simple abrazo por su cumpleaños – le informé – aunque si vas a seguir mi idea te recomiendo que pases primero por la ducha.
–Estoy haciendo un pastel y eso es lo que le daré – gruñó y reí porque lo que estaba haciendo tenía poco que ver con un pastel.
Me acerqué y quité de su pelo una rama de tomillo ¿porque sus recetas terminaban con ingredientes fuera de lo común? Dudaba que el tomillo quedara bien con un pastel, en realidad el tomillo no iba con ningún dulce.
–Como sea, me voy. Limpia tu desastre
–Yo soy la madre aquí – me recordó antes de salir y sonreí en respuesta.
Aún no sabía que iba hacer Dani para celebrar su día, pero estaba segura que incluir ir algún plan aburrido donde no hubiera música, ni chicos, ni bebida. Si seguía la línea de los anteriores sería un día de mierda, no lo culpaba; su padre era un idiota que no llamaba ni para dejar un simple felicidades y su madre estaba demasiado aterrorizada de su marido como para dignarse a dejar un mensaje. A pesar de eso no iba a dejar que mi mejor amigo se deprimiera en su desgracia una vez más, él iba a tener un buen día. A fin de cuentas, era la reina de las fiestas.
Entré en la empresa justo antes de que empezara a diluviar. Me detuve en las puertas de cristal para apreciar un poco del espectáculo de la lluvia caer y puse rumbo al piso de fotografía. Recé al Dios de las tormentas para que Oliver me diera algo con lo que trabajar.
–Por favor dime que soportarla a valido la pena- rogué refiriéndome a Rebecca.
–Eso espero porque mi paciencia ha estado al límite desde ayer – se quejó irritado – aún no sé cómo aceptaste que formara parte de esto, la chica puede llegar a ser insufrible.
–El trabajo es más importante que soportarla por una hora, así que dime ¿funcionó?
–Tuviste buen ojo – caminó hacia su laptop y me mostró una selección de las fotos que había tirado el día anterior.
No podía negar que Rebecca-jodida- Regina era hermosa y como pensé nos venía como anillo al dedo. Su mirada sensual y provocadora era su punto fuerte resaltando entre la frialdad que transmitía su cuerpo. Oliver había jugado con algunas prendas provocadoras mostrándola sexi sin excederse. Sonreí con el resultado y lo felicité.
–Mándame esto, encontramos a la chica.
–No sé si alegrarme o llorar- se burló.
–Escoge tres fotos, necesito que haya una gradualidad en la seducción, crea misterio, incógnita – pedí – que use una máscara en una de las fotos.
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Rompiendo las reglas
RomanceEmma Cole una mujer segura de lo que busca y eso es sexo. Sexo sudoroso y sin compromiso. Atormentada por un pasado oscuro no está lista para entregarse al amor y todo lo que eso conlleva. Crea tres reglas para llevar mejor su tormento. No salir con...