Capitulo 21

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Capítulo dedicado a Itzhel94 ❤.
Gracias por el apoyo aquí viene otro capítulo.

" Si te gusta lo que estás sintiendo vale la pena arriesgarse"
Anónimo.

El viaje en auto fue agradable, el silencio todavía pesaba entre Alexander y yo, pero la pequeña Jefferson tenía todo un repertorio de monólogos guardados y fue imposible parar de reír a pesar del momento de alta tensión que pase hace apenas una hora. Esa era la magia de los niños, te hacían olvidar las cosas con un simple comentario.

De vez en cuando miraba por la ventanilla esperando ubicarme, pero me fue imposible. Hacia veinte minutos que habíamos salido de Atlanta con rumbo a lo desconocido y mi sentido de orientación quedo obsoleto en algún punto de la carretera.

Observé curiosa como Alexander tomaba un atajo en el medio de la nada. Vale, esto comenzaba a asustarme. El camino plagado de baches por la falta de asfalto y varias ramas perdidas de los arboles hicieron que pegara la cara al cristal hasta sentir una leve molestia en mi nariz. Era tenebroso y fascinante a partes iguales.

El rubio aparcó en un pequeño llano donde el césped había sido recortado hacia poco tiempo. El olor de la naturaleza perforo mis pulmones cuando di un paso afuera del auto. La sorpresa tiño mi rostro cuando puse los ojos en una casa de dos pisos a la izquierda del camino.

Su construcción de madera y cristal le daba un toque moderno pero apropiado para su entorno. Era hermoso de una forma elegante y hogareño, me imaginaba a sus habitantes tomar un té caliente mientras el sonido burbujeante de los árboles llenaba el silencio.

-Este lugar es increíble - murmuré maravillada.

-Al igual que la compañía - habló Alexander a mi lado y el calor subió por mi rostro.

Llevaba años sin sonrojarme por un simple cumplido al parecer ese era otro de sus poderes.

Caminamos hacia la entrada con Mia como cuerda entre Alexander y yo. La niña me miró feliz y no dude en devolverle una sonrisa, al parecer el estado de ánimo de mi acompañante también había cambiado. Una sonrisa relajada se internó en sus labios en cuanto pasamos la puerta.

Me quedé quieta mientras los colores se iban abriendo paso ante mis ojos. La pared de color crema y adornos de madera daban un aire hogareño reconfortante. Una gran chimenea adornaba la sala como un gran cliché. Me senté en un sofá marrón oscuro que podía abarcar todo un equipo de futbol y respiré tranquila.

Mia corrió por la escalera tropezando a cada paso, su energía a veces me ponía a temblar. Me levanté mirando a través del vidrio que cubría gran parte de la fachada de la casa y me estremecí ante los grandes árboles que imponían su presencia. El césped corto de la entrada abarcaba solo unos metros de la propiedad todo lo demás era casi imposible de definir por la espesa vegetación. Era relajante ver como se mecían las pequeñas hojas ante el viento.

-¿En qué piensas? - habló Alex a mi lado uniéndose a esa pequeña tranquilidad que nos envolvía.

-Nunca podría vivir en un lugar como este. Demasiado tranquilo, demasiado expuesto. - expliqué con la vista perdida.

-¿A que le temes? - formuló con cautela.

Lo miré por un instante mientras buscaba una respuesta para dar, pero nada salió de mis labios. En ese momento no sentía miedo, sabía que su pregunta iba más allá de lo que estaba sintiendo en ese momento, pero la sensación de no temerle a nada me eclipso. Llevaba demasiado tiempo viviendo con el miedo sobre mis hombros y ser despojada de él, aunque fuera por un segundo era desconcertante. Si fuera un escenario diferente donde solo estuviera yo en esa casa en el medio de la nada sabía que mis fantasmas saldrían a burlarse de mí, a recordarme mi fragilidad, pero no lo era. Me encontraba rodeada de árboles en una casa hermosa junto a una niña que me saca demasiadas sonrisas y un hombre que aceleraba mi pulso. Decía que todo partía desde el cristal de donde se veían las cosas y por ese momento mi cristal no estaba sucio y empañado solo era eso un cristal.

Rompiendo las reglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora