⚜ IV ⚜

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A la mañana siguiente los 3 nos despertamos temprano. Tommy decidió no volver a mencionar el tema de los signos zodiacales frente a mi hermana y ella prometió no volver a gritarle, yo sabía que ambos incumplirían sus promesas tarde o temprano.

Desayunamos con toda la familia, Isabel les dijo que planeaba conseguir trabajo y yo dije que iría a explorar el pueblo. Tommy decidió acompañarme y, después de arreglarnos, los 3 estábamos listos para salir.

Por un momento había decidido dejar a Arietem en casa, pero temí que alguien de la familia la encontrara y me la llevé junto con las demás propiedades de la difunta anciana, cuidando esconderla bien de ojos curiosos. 

Isabel nos acompañó a la biblioteca, ya que quería ver si ahí conseguiría algún trabajo, pero justo antes de entrar  me llevó lejos de Tommy y me advirtió que escondiera el bolso.

-Tranquila, lo mantendré cerca y no lo abriré- dije, pero no me creyó- lo prometo, solo quiero leer algo

-Lo sé, supongo que algo de mitología e historia- comentó sonriente y yo me asuste al verme descubierto- soy tu hermana Charly, se cuándo planeas tonterías a mis espaldas, te advierto que no menciones a nadie el tema, solo lee y quítate esa estúpida idea de tu mente para que podamos continuar con nuestras vidas.

Me dio un beso en la frente y se fue a donde la recepcionista para preguntar sobre vacantes. Tommy me esperaba en una pequeña área de cuentos infantiles, en cuanto llegué me enseñó uno sobre un carnero salvaje y un niño que se volvía su amigo. En la portada se podía ver al niño en el lomo del carnero, decidió llevárselo y nos fuimos juntos a buscar el área de mitología.

La encontramos gracias a los carteles, la biblioteca era realmente enorme, pero había demasiados libros sobre el tema y no podía encontrar el que quería. La mayoría de los libros eran sobre mitología griega y romana, ninguno mencionaba la historia que buscaba. El bolso me pesaba así que, incumpliendo mi palabra, lo dejé en la mesa junto con Tommy, el cual leía el cuento del carnero con mucha concentración y me fui a seguir buscando. 

Media hora después ya me había dado por vencido, ninguno de esos libros mencionaba a los signos zodiacales y la traición de los siete. Me senté en el pasillo a descansar y me puse a ver alrededor. La biblioteca era demasiado grande, parecía un laberinto, pero eran muy pocas las personas dentro. Los entendía, el día era perfecto como para pasarlo dentro.

- ¿Necesitas ayuda? - la voz me sacó de mis pensamientos y al buscarla me encontré con una muchacha que estaba parada justo a mi lado, tenía un cabello rojo largo que hacía resplandecer sus ojos que casi parecían del mismo color, no pude adivinar su edad, parecía muy joven, pero también algo mayor, su piel era clara, ella era alta y delgada. Vestía una falda café y una blusa negra. En un segundo supe que era la mujer más hermosa que había visto en mi vida. Debí quedarme perdido observándola, porque volvió a preguntar- y bien... ¿necesitas ayuda?

-S-si- tartamudeé y me pellizqué la pierna para salir de aquel trance- Sí... yo... a-ammm necesito... un libro

-Claro, me imagino que por eso estas en una biblioteca- contestó risueña y su risa me hizo perderme de nuevo- ¿Alguno en específico?

-Y-yo... ammm... sí, la historia de los zodiacos- le dije sin pensar, ya que en mi mente solo rondaba la pregunta de si sus ojos eran rojos o los míos me estaban jugando una mala pasada, por mi distracción pase por alto el cambio de su postura cuando mencioné el tema. 

-Creo que tenemos un libro así en algún lugar, si gustas seguirme- me dio la mano y la tomé con gusto, al tomarla sentí en ella un calor muy profundo, pero nunca se me ocurrió cuestionar el origen de tal temperatura. Su piel era demasiado suave, deseaba tocarla más, era algo bello, ahora entendía el por qué las personas deseaban tocar el fuego sabiendo que se pueden quemar, es imposible resistirse a tocar algo tan magnifico.

Los Traidores del ZodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora