♓💧 XXI 💧♓

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POV. Piscis

Aterrizamos detrás de una colina cuidando que nadie nos vea.

Una vez en tierra, descubro que aún continúo abrazando fuertemente su cuello y él tiene sus manos rodeando mi cintura así que me separo lentamente. 

Él me sonríe con delicadeza y acaricia mi cabello peinándolo. Sus inmensas alas desaparecen detrás de su espalda cuando me suelta. Nos miramos y esos ojos dorados hacen que mi mundo se tambaleé.

- ¿Ahora qué? - pregunto intentando que deje de mirarme así o no podré continuar con aquella aventura

-Ahora vamos a conseguirte algo de ropa- dice y yo lo observo confundido.

- ¿Qué tiene de malo mi ropa?

-Oh nada, si quieres que te descubran es perfecta. Necesitas ropa de humanos y unos lentes- dice pensativo y mira detrás de él analizando aquel lugar- quédate aquí, ya vuelvo

Rápidamente va a una de las tiendas humanas, entra y pasan 20 minutos hasta que regresa con un montoncito de ropa- cámbiate- dice y la pone en mis manos, yo lo miro confundido, pero él solo sonríe- no miraré, vamos o nos descubrirán

Voy detrás de unos árboles y rápidamente me cambio. Dejo mi camisa blanca por una café con botones y mis pantalones de seda los sustituyen unos negros gruesos. En el conjunto encuentro unos lentes de sol, rápidamente me los pongo y escondo mi ropa para que nadie la encuentre, pero procurando que pueda recuperarla cuando tenga que volver a casa.

Al acercarme a Asmodeo, lo veo con unos lentes de sol negros idénticos a los míos, supongo que los ojos dorados no son más discretos que los anormalmente azules míos.

-Listo- le digo. Él toma mi mano y juntos comenzamos a caminar por las calles. 

Las personas sonríen unas a otras y se respira un ambiente cálido, de confianza y muy agradable. Todos nos sonríen, los niños juegan a nuestro alrededor, todos se ayudan, todos se cuidan. No puedo evitar sonreírle a una pareja de ancianos que caminaban cerca de nosotros y ellos también sonríen al vernos. 

- ¿Quiere una rosa para el joven? - pregunta una pequeña niña pelirroja, la cuál tiene su rostro cubierto de pecas y su cabello agarrado en dos trenzas. Su vestido es floreado y toda ella es muy adorable, las rosas rojas en sus manitas solo aumentan lo adorable que luce. Intento contestar, pero veo que no es a mí a quien se dirige.

Asmodeo toma la rosa y cuando intenta pagar la niña niega y sonriendo se aleja con sus trensas rebotando en su espalda. Él pone la rosa en mi mano y me sonríe, no puedo evitar corresponder su gesto y tomo la rosa con ternura.

Las personas que miran nuestras manos unidas nos sonríen pensando que somos una joven pareja que está de visita, tal vez unos viajeros, nadie se imagina la verdad y lo extraño que es que ambos estemos caminando juntos.

Pasamos lo que queda del día entre risas y alegrías. Comemos en el pueblo y disfrutamos jugando con los niños y charlando con las personas. 

Cuando el sol se oculta completamente y las personas comienzan a meterse en sus hogares a descansar, Asmodeo me dirige al lugar donde está mi ropa, pienso que es hora de regresar a casa, pero él solo me deja recogerla y volando nos lleva a un pequeño lago donde podemos ver los últimos rayos de sol iluminar la tierra.

Miro impactado la escena que se desata frente a mí, es bellísima, me quito los lentes para poder verla mejor. El sol se oculta hasta que podemos ver el pequeño resplandor verde que sale antes de ocultarse por completo y la luna se vuelve más visible sobre nosotros, al igual que todas las estrellas.

Los Traidores del ZodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora