♓💧 XLIII 💧♓

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POV. Piscis

Volamos por mucho tiempo, nadie dice nada, solo disfrutamos del aire que golpea en nuestros rostros y congela nuestra piel.

Al fin llegamos a un gran arroyo, el agua corre entre las rocas y la vegetación crece grande y fuerte, todo el lugar es hermoso. Pequeños animales beben en el agua, pero se alejan cuando nos ven. 

En cuanto mis pies tocan tierra firme, corro hacia el agua y me mojo un poco en ella, está helada, pero se siente tan bien contra mi piel.

El olor a tierra mojada es tan tranquilizador y sentir el agua en mis pies me fortalece mucho. Me hace sentir mejor, más fuerte y más vivo.

-Pensé que te gustaría- me dice mientras se acerca a mi, sus alas ya no están y sus ojos resplandecen en ese color dorado profundo mientras me observan

-Me gusta- le digo, pero no estoy seguro de si hablo del arroyo- es muy hermoso, siempre sabes dar con lugares hermosos

-Lo siento- eso me sorprende y lo miro confundido- debí esperarte o buscarte antes de ir por el collar, debí ir contigo y no actuar por mi propia cuenta, fui un imbécil actuando solo- así que ya estamos hablando de aquel tema, se que no podemos esquivarlo más, pero aun duele hablar del pasado.

Lo miro por un momento antes de acercarme a él. Su historia me desgarro el alma cuando la escuche. La desconfianza que por años creció en mi corazón junto con aquel sentimiento de traición aún permanece, pero en verdad quiero creer en el hombre que tengo frente a mi, aquel hombre que ame y me amo por mucho tiempo y fue mi maestro en los temas de mi propio corazón.

Quiero creer en sus palabras y en su versión de los hechos, no quiero dejar morir esto por mi propio miedo o desconfianza, quiero saber si tenemos un futuro o solo me estoy dando falsas esperanzas.

-¿Decías la verdad? - le pregunto mientras miro fijamente a sus ojos, sabe que creeré lo que sea, puede mentirme en este momento y esa será mi verdad.

-Era verdad, te lo probaré, juro que lo hare- me promete con desesperación, veo el dolor que le produce el pensar que no le crea, pero yo pongo mi mano en su boca haciéndolo callar

-No es necesario- le digo y, antes de que pueda seguir hablando, lo beso.

Inicia como un toque, apenas una caricia, pero rápidamente se intensifica. En ese beso pongo todo mi dolor, toda la desolación que sentí por tantas décadas, todo lo que viví en los últimos años, todos aquellos sentimientos confusos que me abrumaron.

Siento mis mejillas mojándose y no son solo mis lagrimas las que las mojan. Él también está llorando, también desesperado por todo lo que vivimos. Por todo lo que fue nuestra historia después de aquella guerra.

Lo atraigo hacia mí con mis manos, intentando que no vuelva a dejarme jamás, que nunca más se separe de mi lado, él rodea mi cintura con la misma fuerza, intenta pegarme a su piel, volvernos uno para jamás tener que decirnos adiós otra vez.

Tanto tiempo lejos el uno del otro, tanto tiempo en la desolación con sentimientos dolorosos y con pensamientos terribles, pero ahora estamos juntos y jamás volveré a perderlo

-Prométeme que no te iras- me pide. Su frente descansa contra la mía y me mira tan intensamente que llega a dar miedo, pero jamás podría temer de esos ojos dorados que resplandecen al verme

-Te lo prometo- le digo y me alza entre sus brazos mientras ríe y, por primera vez desde hace mucho tiempo, yo también río.

Es tan liberador, llorar y reír, reír llorando. Había pasado tanto tiempo desde que fui tan feliz y solo él es capaz de regresar la alegría a mi vida.

Él da un mal paso conmigo entre brazos y ambos caemos al arroyo, pero seguimos riendo. Estamos empapados, pero no podría importarnos menos.

Cuando por fin paramos de reír y nuestros pechos duelen por tanta risa, nos volvemos a mirar, él acuna mi mejilla en su mano y me besa lentamente

-Te amo, jamás deje de amarte, ni un solo segundo pude hacer menos este sentimiento, por eso dolía tanto- no puedo contener las palabras, es todo lo que siento y quiero que él lo sepa, quiero que sea consciente de que mi amor por él siempre ha estado ahí, latiendo vivo en mi pecho, pude negármelo miles de veces, pero esa era la verdad.

Mi corazón dolía porque lo amaba y ahora deja de doler porque ese amor regresa a mis brazos.

-Nunca vuelvas a dudar de mi amor por ti- me dice y en sus ojos veo la desesperación de sus palabras- soy tuyo, por siempre lo seré y por siempre lo fui. Puedes dudar de todo a tu alrededor, menos de que el amor que siento por ti es genuino. Te amo pequeño lujurioso

-No soy lujurioso- le digo molesto y le arrojo algo de agua, pero él solo ríe y pone esa sensual sonrisa en su rostro mientras echa su cabello mojado hacia atrás.

- ¿No?- me pregunta y lentamente se acerca hasta estar sobre mí en el agua- ¿seguro? - murmura sobre mis labios

Los besos son lentos y profundos, buscando memorizar nuestros cuerpos, las caricias son tiernas y todo es mágico. Tan perfecto como solo un momento con él podría serlo.

Pasamos la noche abrazados. Incapaces de alejarnos el uno del otro, incapaces de separarnos, aunque sea un segundo.

Hablamos de todo, le cuento lo que fue mi vida después de la guerra y él me cuenta lo que fue la suya. Recordamos aquellos momentos memorables que pasamos juntos, antes de que la guerra nos arrebatara de los brazos del otro y nos condenara a vagar por el mundo cargando un dolor profundo.

Todo siempre debió ser así, solo él y yo por siempre.

Nunca pude encontrar mi lugar en la tierra, porque mi lugar era entre sus brazos.

Cerré los ojos, solo disfrutando de aquel momento. Me sentí tan pleno y feliz, jamás me sentí tan vivo antes de conocerle y cuando lo perdí una parte de mi murió y ahora renacía.

Me jure a mi mismo que jamás permitiría que nos volvieran a separar.

Ninguna guerra o arma podría alejarme de aquel demonio, al cual tenía el placer de amar profundamente.


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Bien, mi pareja favorita se junta nuevamente, sin duda un capitulo demasiado tierno 💖

Los Traidores del ZodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora