⚜ II ⚜

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Mi hermana se equivocó. 

No puedes escapar de la guerra.



Al día siguiente la guerra ya estaba en nuestro campamento, los disparos resonaban por todo el lugar y la gente moría mientras su sangre pintaba todo de carmesí. Tan parecido a nuestro antiguo hogar.

- ¡Charly, tenemos que irnos! - Isabel me agarró del brazo y comenzamos a correr, no recogimos nuestras cosas, pero por fortuna yo tenía el collar de guerra de mi padre en el cuello y nunca me lo quitaba.

Estábamos a punto de subir a una de las carretas que llevaban a las personas lejos, cuando una mano me agarró y nos arrastró a ambos detrás de una arboleda. -No vayan ahí o morirán- era la anciana que anoche contaba la historia de los signos- deben seguir a pie

- ¡Esta loca! - gritaba mi hermana intentando zafar el agarre de la vieja de mi brazo- ¡Debemos irnos, moriremos si nos quedamos aquí!

Sin soltarme ella puso su bolsa en mi cuello y aferró las correas para que no se cayera- Debes buscarlos, sé que no crees, pero debes buscarlos y destruirlos, solo así terminara esta guerra- mi hermana seguía gritando maldiciones y golpeando la mano de la anciana, pero ella solo me miraba a mí y sonreía- todo lo que necesitas está en esta bolsa, confía en mí y ve a pie, los encontraras, ellos...

Pero no supe lo que quería decirme, ya que la anciana se había desplomado a mis pies con un disparo en su cabeza. Mi hermana no lo pensó dos veces y nos arrastró a lo profundo del bosque en cuanto la mano de la señora perdió su fuerza. Corrimos colina arriba siguiendo el rastro de la carreta y cuando por fin la vimos un resplandor la cubrió por completo destruyéndola y a todos los que iban a bordo. Continuamos corriendo sin mirar atrás, hasta que localizamos una cueva y decidimos escondernos en ella.

Con un pequeño encendedor vimos el fondo, a simple vista resultaba deshabitada, pero al fondo se veía un arbusto temblar y estaba seguro que los arbustos no temblaban.

Isabel tomó una pesada rama y me cedió el encendedor, pero justo antes de que pudiera golpear el arbusto, este paro de temblar y dio paso a sonidos de gemidos causados por el dolor y el llanto contenido. Tommy había vuelto a sobrevivir de milagro.






Esa noche ninguno pudo dormir, solo escuchábamos y esperábamos a que nos encontraran y asesinaran. Los disparos pararon cuando el sol comenzó a salir y las bombas cada vez se escuchaban más lejos. Un disparo había herido a Tommy y mi hermana gasto parte de nuestras vendas en él, solo esperaba no tener que lamentarlo después.

Cuando el sol estuvo en su punto más alto decidimos comer, Isabel logró rescatar algunas barras y latas, no nos llenamos, pero al menos ya no existía la preocupación de morir de inanición. Ahora lo que seguía era planear a donde iríamos.

-Tenemos que ir a las montañas, hay comida y refugio, estaremos ahí hasta que esto terminé- explicaba mi hermana mientras nos miraba a Tommy y a mí, supe enseguida lo que pensaba. Ahora era responsable de dos niños, uno de 16 y otro de 10. Sabe que estaría mejor sola, pero jamás podría abandonarnos.

El dolor en el cuello me hace bajar la vista y solo entonces recuerdo la bolsa, no la he abierto en toda la noche y ahora parece una buena oportunidad. La abro y lo que veo me saca el aire de los pulmones. Un cuaderno viejo y empastado, una brújula algo rota, un collar con 12 símbolos muy raros y lo más asombroso, una espada negra. Sacó con cuidado la espada y la giro en mi mano, es completamente negra a excepción de unas pequeñas franjas a los lados que son rojas, toco la hoja y la sorpresa me abruma. 

Esta caliente. 

Una espada caliente en pleno invierno.

El brillo llama la atención de mi hermana que observa con fascinación la espada - ¿Dónde...? - observa la bolsa abierta y sin despegar los ojos de la espada se pone a rebuscar en el bolso de la anciana.

-Wooow- exclama Tommy y no puedo estar más que de acuerdo con él. Es una espada fascinante, con solo tenerla en mis manos sé que es poderosa y sé que... por loco que suene... está viva. Siento su pulso y su calor casi quemándome. Esta espada vive y eso es una gran locura. En el mango tiene una serie de signos, parecen latín y, aunque mi madre de seguro sabría que dice, yo no los entiendo, una pequeña palabra se encuentra más resaltada que el resto.


"Arietem"


Pero no sé lo que significa, aunque la llamare así desde ahora. La espada Arietem. Se ve tan vieja que el filo no debería servir, pero al intentar pasar una hoja por ella esta se corta con una facilidad inquietante.

-Maldición...- exclama en voz baja Isabel y logro despegar la mirada de aquella fascinante espada para mirar su semblante preocupado y tenso

- ¿Qué sucede? - le pregunto y como respuesta ella me acerca un pedazo de papel quemado y amarillento que debió encontrar en la bolsa de la anciana.


"La espada te dirá cuando los encuentres. Ella te guiara a su dueño."


Me acercó a mi hermana, que tiene el cuaderno abierto en su regazo y lo hojea con delicadeza, ya que las paginas parecen tan frágiles que dan la sensación de que se volverán polvo en cualquier segundo. Miro sobre su hombro y veo una serie de notas en una letra demasiado pequeña y junta, es la historia que la anciana nos contó, mi hermana se detiene en la imagen de un mapa con símbolos pintados en ella. Uno de los símbolos muestra la ruta que ha seguido la guerra, otro una ubicación con la palabra "seguro" y una nota a su lado que dice "está aquí", otros símbolos están dispersos alrededor del mapa que ahora sé que es mundial y tienen pequeñas notas como "sismo", "tsunami", "volcán", entre otras catástrofes.

-Los estaba siguiendo- exclama Tommy sobresaltándome y entonces noto lo cerca que está

- ¿A quiénes Tommy? - pregunta mi hermana con seriedad

-A los traidores, los estaba siguiendo, de seguro ellos eran los causantes de esas cosas en el mapa- su emoción se ve reflejada en su voz y tengo que obligarme a recordar que tiene solo 10 años antes de empujarlo para sacármelo de encima

Isabel lo mira con lastima disfrazada con cariño y le dice en voz baja- esas cosas no son reales Tommy, los signos son un mito

-Pero es real, mira el mapa, debemos ir a ese punto...

-No, debemos alejarnos de la guerra- Isabel se pone de pie y tira el cuaderno dentro de la bolsa nuevamente, luego mira la espada que aún está en mis manos y se detiene.

Ambos intercambiamos miradas. Ir a las montañas es una locura, existen múltiples carroñeros que nos matarían y muy poca comida para sobrevivir, además es el punto favorito de los soldados para viajar. Guardo a Arietem nuevamente en la bolsa y sacó el cuaderno en la parte del mapa.

-Está demasiado lejos- dice sabiendo lo que pienso- tardaríamos mucho y es demasiado peligroso...

-No sé si son reales- la interrumpo- pero ella lo creía y anotó todos los lugares donde ha estado la guerra y pareciera que esquivan ese punto, así que creo que vale la pena...- sé que no la convencí en cuando ella comienza a morder su labio, así que decido usar mi última carta- nos alejaría de la guerra.

Observa el mapa una vez más y luego me mira, toma mi cara y sonríe un poco para mí, luego hace lo mismo con Tommy- bien, iremos ahí, pero tendremos que tener mucho cuidado y lo mejor será esconder la espada o nos mataran por ella.

En menos de unos segundos ya estamos listos para partir, Isabel arranca la hoja que tiene el mapa y la guarda en los bolsillos de sus viejos jeans. Los tres nos disponemos a continuar. Uno de nosotros esperando encontrar a los mitos, otra intentando mantener a todos con vida y yo solo pensando en alejarme de aquel lugar lleno de sangre y destrucción.

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Los Traidores del ZodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora