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Las nubes se movian de forma tan, pero tan lenta que creí que me estaba muriendo. Aún que creo que lo estaba haciendo, me estaba muriendo de forma lenta, pero morir no es la palabra indicada, creo que debe ser sufrir, pero eso también queda corto para lo que estoy sintiendo.

Es una sensación extraña, como si todos mis sentimientos estuvieran escondiéndose para no sentir absolutamente nada. Creo que eso debe ser, creo que es exactamemte lo que esta sucediendo.

El naranja del cielo hacia parecer un atardecer completamente tenso, como si este atardecer fuera el peor de todos, como si dar la noche fuera el completo infierno. Tal vez es eso, tal vez el infierno se adelantó y la noche solo era otra noche más.

Quejarme no era un opción.

Golpear algo era algo torpe.

Llorar tampoco lo era.

Y gritar menos.

Estaba en una incómoda situación en la que cualquier cosa que hiciera era mal actuada, incluso si eso me hacia daño a mi, incluso si la situación me hacia daño.

Quería correr. Correr lejos de ellos, de él, de todos. No quería estar allí observando las miradas de ellos dos y la de todo mundo.

Era una situación familiar amorosa para la mente de todos, pero para mi era una de las cosas más horrendas del mundo.

Estaba cabreada. Más que cabreada estaba molesta con todos, ¡Con todos!. ¡¿Por qué mierda pensaron que traerlos me iba a poner feliz?! ¡¿Es que no me conocen?!

No, claro que no lo hacen. Ni uno de ellos lo hacen, no saben que fue la vida para mi. Incluso si suena tonto, se que no soy la unica que sufre de forma horrible, de hecho todos aquí sufrimos algo en nuestra vida que nos dejó marcados de por vida, pero yo. Yo debo sufrir cosas tontas a cada momento, o eso creí, hasta que vi a mis padres de pie fuera de las puertas de los dormitorios en los que últimamente me estaba quedando.

- Tn____... -murmuró mi madre mientras sus lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y sus manos se iban a su boca; Como si ver me fuera algo completamente inaceptable.

Evadirlos seria mi mejor opción, y claro que tenía derecho al hacer lo. Claro que quien se fue de casa fui yo y ellos no tenían la culpa de nada, estaban en su derecho al preocuparse, estaban en su derecho para estar aquí y por fin ver a su hija a la que se había desaparecido todo este tiempo.

Sin embargo no quita que ellos no hicieron nada para detener los comentarios que tanto me lanzaban, los maltratos que recibía en la escuela, los apodos y las malas caras que me daban todos los días. Ellos no tienen derecho de estar aquí, ellos solo tienen derecho de ver me, más no de dirigirme la palabra.

- Mi pequeña -habló mi padre para acercarse a mi, pero yo solo retrocedí rápido- ¿Qué pasa? ¿No te acuerdas de nosotros?. Somos tus padres.

¿Cómo voy a olvidar sus rostros? ¿Cómo vas a olvidar a los hipócritas que se llevaban la fama de ser buenos héroes mientras su hija era totalmente ignorada?.

- Calma Azami, debe estar en shock. Después de lo que causaron esos villanos, supongo que no debe recordarnos, después de todo, ellos son culpables de que mi pequeña este así -mencionó de pronto mi madre causando gran sorpresa a toda mi clase (a pesar de que estos estaban a mis espaldas, podía sentir sus expresiones), mientras que yo, solo ardía en enojo.

No sabia que hacer o como reaccionar. De hecho ni me había dado cuenta de el montón de sombras que había a metros de nosotros, mismas que empezaban a acercarse a nosotros, así que solo suspirar con profundidad y me calme. Mire con atención a mis padres acercando me a ellos con la poca confianza que tuve y hablé.

Divididos (Bakugou Katsuki Y Tu) (Pausada(Donde viven las historias. Descúbrelo ahora