De niña, no era muy igual a las demás, sinceramente era como si fuera un bicho raro. O como si jamas hubieran visto algo fuera de lo inusual, pero después me di cuenta que era por mi Quirk; supongo que era de esperar se, digo a nadie le gustaría controlar las sombras, aun que a mi si, de echo me divertía demasiado. Así aprendía cosas nuevas cada día, incluso nuevas habilidades que usaba para escapar de personas a las cuales les jugaba bromas. Como siempre recibía malos cumplidos; mi Quirk era peligroso, ya que combinaba este con el segundo, si, tenia un segundo por parte de mi madre, el cual era ¨Cristalización¨, el cual, al comer dulces o cual quien cosa que tuviera azúcar, me permitía formar cristales a mi antojo, pero también me ponía débil a causa de ello.
Con el paso del tiempo, me volvía mas fría, seca, cortante e incluso grosera con mis padres, a comparación de estos, eran lo contrario a mi. Fue cuando menos lo pensé y decidí que de por vida no volvería a ver los jamas; era lo mejor tanto para ellos como para mi, ya no tendrían mala reputación de héroes, tener un hija que a los ojos de los demás saldría villana y no héroe, bueno eso ya seria decisión mía.
¿Pero que haría yo a una edad corta, sola sin nadie en las calles? Mi pregunta se resolvió sola cuando conocí a un tipo de apariencia extraña, pues usaba una mascara blanca con rasgos negros, un sombrero algo largo con una cinta roja alrededor de este y una pluma amarillenta. eso era todo lo que había visto aquella ves, ya que para los pocos segundos me había desmayado; estar sola una semana sola sin comer o beber, afecta demasiado.
Así se me fue mi niñes, a lados de villanos. Pero de algo me sirvió, ya controlaba mejor mi Quirk, incluso el fusionarlo con el otro, me daba nuevas tácticas de ataque y de defensa. Ademas de que incluso me sentía mejor con ellos, era como si esa paz que me faltaba aquí estuviera con ellos.
Día a día cambiaba mi actitud, ya no era seca o fría con los demás, ahora estaba feliz y alegre; podría incluso decir que los villanos no eran como mis padres los describían, al contrario, era justo lo que tanto había anelado en toda mi vida.
Fue así como Mr. Compress, se hizo mi tutor e incluso podría decir que mi padre, pero como todo pasa en esta vida, nada es para siempre. Pues un día que estaba de misión con él, los héroes llegaron y me llevaron con ellos, separando me de los brazos de quien algún momento fue alguien especial para mi.
A mis once años de edad, estuve encerrada en un instituto de re-capacitación, sin embargo de nada sirvió para mi, esa paz, de nuevo no estaba esa felicidad, cuando me inscribieron a una secundaria en particular, de nuevo, los comentarios, las burlas, todo lo que alguna vez había olvidado, volvió.
pero esta ves...
no sera lo mismo...
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