Y sin darnos cuenta ya estábamos comenzando a estudiar otra vez. Recuerdo bien ese primer día de reingreso a mediados de agosto. Hacía una cantidad considerable de viento en la ciudad. Haciendo de esta manera que se notara el fin del verano y el comienzo del otoño. Así que dada la situación decidí llevarme a la institución un gran suéter gris, era mi favorito.
Apenas llegamos a la preparatoria mis amigos y yo, fuimos corriendo a la cartelera para ver si habíamos quedado juntos por segundo año consecutivo. Había pocas cosas más emocionantes que ver los nombres de todos mis amigos en el mismo grupo, aunque por un breve momento me entró algo de pánico, ya que mi nombre se encontraba hasta el final de aquel listado. Rápidamente nos asignaron aula y profesor encargado. Como era costumbre escogí uno de los asientos del fondo, y Anthony me siguió.
Ya pensar sobre el secreto de Lyla de cierta manera me estaba desquiciando, seguramente ella había hecho todo aquello por algo mayor. Realmente no tenía ninguna razón para entrometerme en su vida personal, más algo dentro de mí quería ayudar. Tanto me metí en mis pensamientos que terminé ganándome un castigo al ignorar a la directora, la cual se encontraba dando el discurso de apertura. No fue una muy buena idea, la verdad.
Así terminé al final del día sentado afuera de la coordinación siendo vigilado por la profesora Victoria, la peor persona para este trabajo. No tarde en escapármele, llegando en nada al muro izquierdo de la preparatoria. Solo tenia que saltarlo para irme a mí casa.
Pero cuando estuve a punto de saltar hacia el otro lado escuché una voz familiar un tanto áspera que me dijo: «¿Qué haces allá arriba?». Ya encontrado en aquella situación comencé a voltear lentamente, pensando que después de todo Victoria me había alcanzado. Sin embargo, resulto que no era ella, sino Lyla sujetándose el cabello por la brisa. Mientras seguía vigilando que Victoria no estuviera cerca le respondí: «Estoy escapando de una profesora loca con piernas cortas», momento en el cual se escuchó en la institución un estornudo de Victoria.
Al terminar de decir aquellas palabras una gran brisa nos hizo callar a ambos por par de segundos, haciendo que solo pudiéramos vernos el uno al otro. Cuando por fin esta dejó de soplar de manera tan abrupta, por mi mente paso el recuerdo de la foto que tenía de la secundaria, así que no pudiendo controlar mis labios salió de ellos:
—Lyla, ¿cuál es tu otro apellido?
—¿Por qué quieres saberlo? —preguntó ella un poco a la defensiva mientras se reía nerviosamente.
—No lo sé, estuve viendo unas fotos de la secundaria y me recordaste a alguien —respondí sentándome en aquel muro.
—No tengo idea de que me hablas, nos vemos mañana... —dijo ella dándose la vuelta para irse.
—Si verdad, lo siento. No creo que fingieses ser otra persona —terminé de decir preparándome para saltar.
En eso su rostro cambio de abruptamente. Y sin decir ni una sola palabra comenzó a marcharse un poco enojada. No obstante, solo dio unos pasos antes de detenerse. Después de unos segundos se volteó y me preguntó mirando hacia el suelo:
—¿Desde cuándo lo sabes?
—Desde hace unos meses, Alejandro fue el que se dio cuenta... —dije sonriendo mientras ella intentaba unir los puntos.
—¿Alejandro?, ¿Quién más lo sabe aparte de ustedes?
—Por el momento solo nosotros.
—¿Podemos ir a hablar al parque que esta unas calles arriba? —preguntó con un nudo en la garganta.
Obviamente, acepté. Me sentía un poco miserable por todo aquello. Durante el camino ella ni siquiera volteó a mirarme, cosa que me hizo sentir aún más mal. Era posible que todo aquello fuera más grande de lo que me imaginaba. Al llegar se sentó en un banco cerca de los toboganes, mientras que yo solo apoyaba mi espalda a un árbol que estaba justo a su lado. Después de una larga pausa mirando hacia al frente me dijo soltando un suspiro:
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Sentimientos de Papel
RomanceDesde pequeños se nos dijo que la luna siempre estaría sobre nosotros para alumbrar nuestro camino. Sin embargo, más de una vez nos encontramos perdidos sin ella. Es gracioso porque mi vida no fue nada aburrida, aunque quizás sea todo gracias a ella...