-¿Y ahora a que viene eso? -le pregunté a Lyla algo desconcertado.
-No puedes hacerlo... -siguió repitiendo mientras miraba hacia el piso con un poco de vergüenza.
-¿Pero a qué te refieres, Lyla?
-Con lo de Scarlett, no va a terminar bien...
-Lyla, ya habíamos hablado de esto, me prometiste que me ibas a apoyar -le dije sentándome en la escalera que tenía a mi lado.
-Lo sé, pero por ello no dejaré que te hagan daño -soltó sin inmutarse ni un poco.
-¿Por qué Scarlett me haría daño?, que yo recuerde la que me golpeo fuiste tú -dije jocosamente acomodándome al sentarme.
-¡Dijiste que olvidarías eso! -repicó Lyla algo molesta.
-¡Y tú que me apoyarías! -dije levantando el rostro al cielo.
-Todo esto me huele mal. Algo está sucediendo, lo sé.
-Lyla, ella hasta comenzó a tratar con todas ustedes -solté bajando la mirada para verla a los ojos.
-Por eso comencé dudar, por alguna razón todo esto me parecía un poco forzado y fuera de lugar.
-Solo intenta ser buena y retratarse de lo sucedido el año pasado... ¿por qué no lo superas ya?
-No me crees, ¿verdad?, por eso no te lo quería comentar nada... -dijo deprimida mientras comenzaba a irse.
-A ver, ¿qué dices que sucedió, Lyla? -dije levantándome de la escalera.
-Ya tenía un tiempo viendo cosas raras en ella, sus actitudes no eran de todo normales, pero mis sospechas fueron confirmadas hace poco menos de dos días. Iba a entrar al baño del segundo piso, el que está a un lado de la conserjería. Pero cuando estuve en la entrada del mismo, escuché que alguien se reía en el baño. Para ver que sucedía decidí asomarme un poco, haciendo la ojeada más rápida de mi vida pude darme cuenta que se trataba de Mafer. Sé que no debí hacer esto, pero me escondí en el cuarto de los trapeadores, y desde allí le escuché decirles a otras dos muchachas algo como que, Scarlett podría arruinarlo porque no estaba segura, que siempre había sido así. Pero que ya verán que hace para arreglarlo. Cuando terminó logré escuchar cómo se iban hablando entre las tres hasta que se perdieron en el pasillo. Es muy raro, sé que traman algo, por eso deberías...
-Detente... Lyla, no está bien que hagas eso... ¿En serio?, ¿juzgar a los demás por cosas que hablan en el baño?, ¿siquiera sabes el contexto? Ya tenemos que dejar eso atrás... yo actué de esa manera y no estuvo bien, terminé siendo un completo idiota -dije interrumpiéndola de manera contundente.
-¡Eres un idiota, Sebastián! -me gritó mientras comenzaba a irse enojada.
«Frustración», define a la perfección como me sentía en ese momento, odiaba tener que soportar los comentarios soeces sobre Scarlett. Yo creía fielmente que un acto esporádico no define la personalidad de una persona, por lo cual me chocaba que mis amigos la juzgaran de aquella manera, y Lyla no sería la única en hacerlo. Desde Elizabeth hasta Mariana, todos y cada uno de mis amigos, a excepción de Emilly, me hicieron comentarios de Scarlett que no me agradaron. Todo esto llegó a un punto que hasta Rubén me llamó al teléfono.
-¿Cómo conseguiste mi número? -le grité al darme cuenta que era él.
-Como si fuera tan difícil conseguirlo, gilipollas -grito él devuelta.
-¿Me llamas para insultarme?, entonces el gilipolla eres tú. Idiota.
Y después de gritarnos así por unos cuantos minutos más él me dijo calmado:
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Sentimientos de Papel
RomansaDesde pequeños se nos dijo que la luna siempre estaría sobre nosotros para alumbrar nuestro camino. Sin embargo, más de una vez nos encontramos perdidos sin ella. Es gracioso porque mi vida no fue nada aburrida, aunque quizás sea todo gracias a ella...