8. El ascensor

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LENA

Fue un día largo, y en lo único que podía pensar en ese momento era quedar rendida encima de la cama. Estábamos todos muy agotados, pero era normal, tanta presión encima era algo fuera de nuestro ámbito. Así que finalmente, después de la cena, decidimos subir a la habitación a descansar.

Al día siguiente...

Sonó el despertador a las 8:30 a.m, aprovechando la estancia en los Países Bajos, quisimos hacer el máximo turismo que se nos permitiese, debido a que el segundo ensayo de España no se realizaba hasta el 17 de mayo, es decir, en 3 días.

Bajamos a desayunar, y logramos divisar a la representante de Malta en el desayuno, al parecer, los 26 candidatos a representar a su país, se habían dividido en 3 hoteles distintos de la ciudad, no todos podíamos estar alojados en el mismo lugar, aunque si os soy sincera, todavía no sé quien se aloja en el mío excepto Malta y el trío de harpías de Serbia, las cuales ayer noche, en la hora de cenar, no paraban de armar escándalo.

Saludamos a la gente que se encontraba en aquel mismo lugar, una vez escogido el desayuno del buffet, mis amigos y yo nos sentamos en una mesa y comenzamos a conversar.

Pasó la media hora y nos retiramos de aquel lugar, pero para mi desgracia, a la vez que nosotros salíamos, Måneskin entraba por la puerta, ¿Por qué cuanto menos quiero verle, más veces aparece? En fin, los encuentros son muy caprichosos.

Saludé con una leve sonrisa al grupo italiano y ellos contestaron con el mismo gesto, no quiero sonar grosera, pero, África es muy descarada, no le quitó el ojo a Victoria en ningún momento desde que la vio entrar por la puerta.

Subimos a las habitaciones para terminar de prepararnos.

-A ver si la próxima vez intentas hablarle en vez de mirarla como una acosadora- dije dirigiéndome a África en un tono burlón acompañada de una risa traviesa.

-¿Y me lo dices tú? Que se te cae la baba enseguida que ves al Italiano- Vaciló África para devolverle la broma a su amiga.

-¡Oye!- exclamé tirándole un cojín directo a ella.- para que lo sepas, no me interesa en absoluto, además, ahora tengo cosas más importantes por las que preocuparme.

-De verdad chicas, parece que tenéis 5 años.- Confesó Olivia rodando sus ojos mientras se cruzaba de brazos.

África y yo nos miramos monótonamente y fuimos directamente a darle un fuerte abrazo a nuestra amiga, sinceramente, hay veces que pienso ¿Cómo puede ser que Olivia pueda aguantarnos? Es decir, si yo tuviese que aguantarme a mi misma, acabaría tirándome de los pelos.

Me situé entre ellas dos y pasé ambos brazos rodeando sus hombros y salimos de la habitación directas al hall del hotel, donde seguramente ya estarían los tres mosqueteros esperándonos, como siempre.

¿Adivinar que? No estaban, por primera vez en mucho tiempo, fueron ellos los que llegaron después de nosotras, pero bueno, dejémonos de rodeos y salgamos a visitar Rotterdam.

Básicamente, éramos un grupo de 6 españoles perdidos en Rotterdam, típico de nosotros, pero milagrosamente pudimos lograr encontrar los lugares que deseábamos visitar.

Pudimos ver a lo lejos el famoso Euromast, la torre de televisión con vistas de 360 grados con un restaurante y habitaciones de lujo incluidos, es decir, algo fuera de nuestro alcance. Dimos un gran paseo alrededor de la ciudad, la arquitectura era realmente sorprendente, las calles, las casas, los canales, TODO era increíblemente bello, podría quedarme aquí durante el resto de mi vida.

Visitamos el impresionante Markthal, el mercado más grande de holanda, aprovechando el lugar, decidimos comprar algo para comer, a lo tonto ya se habían hecho las 2 p.m.

𝕀ℕ𝕋ℝ𝔼ℂℂ𝕀𝔸𝕋𝔼 •Damiano David•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora