14. Dúchate conmigo

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DAMIANO

Esta chica me está volviendo loco. Llevaba muchísimo tiempo deseando besarla y siempre tenía que llegar alguien a interrumpir nuestro momento. Me daba exactamente igual que fuera una participante más del concurso y por así decirlo mi rival.

Dicen que lo prohibido gusta más y justo eso es lo que me pasa con ella.

Normalmente estoy acostumbrado a que las chicas quieran estar conmigo, muchas de ellas han llegado a hacer locuras y el ridículo solo por un poco de mi atención. Pero Lena es diferente, ella no necesita hacer nada para que yo le preste cada segundo de mi atención.

Es diferente a todas las demás y eso es lo que me confunde. Ella no va detrás de nadie, no se deja pisotear ni se arrastra por nadie. Ella es muy suya, y es eso lo que me encanta.

Su forma de tratarme me vuelve loco.

Llevaba días intentando quedarme a solas con ella, tenía la necesidad de tenerla cerca. Y cuando lo hacía me sentía increíblemente bien.

Del poco tiempo que la conocía, solo podía sacar como conclusión que quería conocerla más.

No sabría ni como explicar con palabras la sensación de euforia que me invadió cuando por fin pude besarla y más aún sabiendo que ella tenía las mismas ganas que yo.

Estaba haciendo un esfuerzo sobrenatural durante toda la noche para no comérmela delante de todo el mundo. Y más difícil se me hizo cuando comenzó a beber y empezó a decirme todas esas cosas. Cada vez que me tocaba perdía la cordura.

Claro que quería hacer lo que me decía, le haría eso y más. Pero no estando ella borracha, yo quería que ella también disfrutara. No me iba a aprovechar, no me hacía falta.

Cuando empecé a notar que cada vez se estaba poniendo peor decidí que ya iba siendo hora de irnos de allí.

-¿A dónde vamos?- me preguntó con su cara inocente pero con un tono sensual provocado por el exceso de alcohol.

-A que te des una ducha para que se te baje todo lo que has bebido.

-¿Te la vas a dar conmigo?- preguntó intentando seducirme burlonamente.

- Cállate. - Joder me estaba poniendo muy difícil mantener el control de la situación. Si por mi fuera me pasaría horas metido con ella en la ducha.

Entramos en el hotel y me dirigí hacia el ascensor aún con ella en brazos. Pensaba llevarla a su habitación a que se diera una buena ducha y se le bajara un poco la borrachera.

-Puedes bajarme yo puedo sola- me dijo una vez que estábamos en el ascensor.

La verdad es que no pesaba y no me importaba llevarla en brazos, pero no paraba de moverse encima mía y así era difícil concentrarme.

-Ten cuidado- dije depositándola cuidadosamente en el suelo mientras la sujetaba por la cintura por si se tambaleaba.

El ascensor llegó a nuestra planta y nos fuimos hacia la puerta de su habitación donde me la había encontrado dormida noches atrás. ¿En qué momento se le ocurrió que era buena idea quedarse ahí sola?. Le podrían haber hecho algo. Y más con lo borracha que iba.

-La tarjeta- dije extendiéndole la mano para que me diera la tarjeta que abría la puerta.

-¿Tarjeta? ¿Qué tarjeta?- contestó riendo.

-La tarjeta que abre la puerta.

-Ah pues debe de estar por aquí- dijo mientras intentaba abrir su bolso con torpes movimientos.

𝕀ℕ𝕋ℝ𝔼ℂℂ𝕀𝔸𝕋𝔼 •Damiano David•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora