20. La traición

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DAMIANO

Llevaba sin verla desde anoche y ya no aguantaba más horas sin besar sus labios. Por Fin estábamos a punto de estar los dos solos y tenía la oportunidad perfecta de hacerla mía. Pero como siempre, tiene que llegar alguien a interrumpirnos. Aunque me esperaba que la última persona que lo hiciera serían sus padres.

Pero bueno tarde o temprano tenía que llegar el momento de conocer a mis futuros suegros, y para mi suerte se les veían personas increíbles. Creo que les caí bien.

Pasé toda la mañana intentando buscarla para poder besarla, con eso me conformaba, pero con todas las preparaciones del gran día no pude verla hasta después de la comida.

Salí al jardín para relajarme y estar un poco yo solo acompañado de mis pensamientos antes de actuar, necesitaba relajarme así que me encendí un cigarro antes de que mis ojos se toparan con aquella mirada que me volvía loco. Si por mi fuera me había pasado toda la tarde con ella sentada encima de mi, devorando sus labios a los que me estaba volviendo adicto y los que me hacían querer mas de ella, la quería completa.

Muy a mi pesar, nos tuvimos que separar porque ya teníamos que empezar a arreglarnos para la actuación, así que salimos de aquel jardín para ir cada uno a nuestros camerinos.

-Por cierto... que gane el mejor.-comentó traviesa justo antes de cruzar la puerta del jardín, consiguiendo así que se ganara un leve azote en el culo por mi parte.

Llegué a mi camerino y me reuní allí con mis amigos, que se encontraban ya arreglándose.

A pesar de que a nuestro grupo nos tocaba hacer la presentación de los últimos de la tercera tanda y no nos tocaba entrar aún, preferíamos arreglarnos con tiempo.

La tarde pasó un poco más lenta de lo que me hubiese gustado. Estaba deseando ya de salir a actuar, cuanto más tiempo pasase, más nervioso me iba a poner.

Mientras me maquillaban y me peinaban, no pude evitar mirar a mis amigos y sentir un poco de tristeza.

Thomas estaba ensayando con la guitarra, Victoria con el bajo y Ethan daba pequeñas palmadas en sus muslos como si estuviera tocando la batería con las baquetas.

Vernos aquí a todos llegando tan alto, me hacía sentir muy orgulloso. Parecía que fue ayer cuando nos conocimos en el instituto y estábamos tocando por las calles de Roma. Esta oportunidad ni siquiera se me habría pasado por la cabeza hace unos años.

Terminamos de vestirnos y ya se iba acercando la hora de irnos a las salas correspondientes para esperar a las presentaciones. A nosotros nos había tocado ir a la 3 y a Lena a la 2 por lo que estábamos separados. Ya estaban con las presentaciones de los primeros de la segunda tanda, sabía que si no me daba prisa no iba a poder verla.

-Mierda, me he dejado los pendientes donde se arreglaba África.- Dijo Victoria con un tono preocupado mientras las estilistas terminaban de arreglarle el cabello.

-Deja, no te preocupes, voy yo a por ellos.- Dijo Ethan, a lo que aproveché para acompañarle.

-Voy contigo.- dije siguiéndole por la puerta.

Quería verla a solas y tranquilizarla antes de su actuación, pero era mejor ir acompañado puesto que hoy había muchísimos más periodistas y te los encontrabas acechando desde las esquinas. Lo último que quería es darle otra dosis de eurodrama a esos cabrones así que era mejor ir acompañado.

Caminamos por el largo pasillo hasta llegar a la puerta de los representantes de España, estaba muy emocionado por verla de nuevo con el vestido con el que acabó enganchándose conmigo. Si tan solo en ese ensayo me dejó sin palabras, no me puedo imaginar ahora. Estaba impaciente por verla actuar, lo hacía realmente bien.

Llegamos a la puerta del camerino y no podía creer lo que estaba presenciando en ese momento. Cada músculo de mi cuerpo se tensó y se paralizó. Me costaba trabajo mantener la respiración. No podía ser verdad lo que estaba viendo.

Allí estaba ella, a pocos centímetros de la boca de Tomás. Él acariciaba su cara y sostenía su cuerpo entre sus brazos. El agarre que tenía sobre ella hacía que respiraran el mismo aire.

No era yo quien tenía las manos sobre su delicado cuerpo, no era yo quien aspiraba el mismo aire que ella.

Yo no podía ver eso, no podía torturarme de esta manera, así que decidí largarme de allí antes de no poder hacerme responsable de mis actos y montar una escena.

Dejé a Ethan ahí parado y simplemente me fui, mientras caminaba a paso apresurado para alejarme de esa escena lo antes posible.

𝕀ℕ𝕋ℝ𝔼ℂℂ𝕀𝔸𝕋𝔼 •Damiano David•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora