32. Somos nuestros pero libres

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FLASHBACK 15

Estábamos ya en la recta final del último curso del instituto. Un último empujón más y podríamos dedicarnos completamente a nuestro sueño.

Como en este último tiempo, creamos una amistad inseparable entre todos, África, Yago y Olí se cambiaron a nuestra escuela para poder graduarnos todos juntos. Hicieron otra locura de las nuestras y lo dejaron todo atrás para poder vivir esta experiencia todos juntos.

Empezó la peor etapa, la que cualquier estudiante odia. Los exámenes finales.

Pasamos meses estudiando y por suerte teníamos cada uno el apoyo de los otros y podíamos ayudarnos con alguna asignatura que se nos atragantaba un poco.

Intentamos quedar todos juntos para estudiar, pero aquello no fue buena idea. Las tardes de estudio pasaban a ser de copas por culpa de la liante de África, sabía cómo convencernos y era imposible estudiar viendo como África preparaba copas y cómo yago convertía el salón de mi casa que estábamos usando como biblioteca, en una sala de discoteca.

Después de perder varias tardes, nos centramos y decidimos que era mejor estudiar cada uno por su cuenta. Ya tendríamos tiempo de fiestas cuando acabásemos de estudiar.

Siendo honestos, Lena y yo nos saltamos un poco lo de estudiar cada uno por separado. Entre nosotros dos si podíamos estudiar tranquilos, a los dos nos encantaba y se nos daba muy bien la literatura, así que podíamos preguntarnos el uno al otro. Además, el fuerte de Lena no eran las matemáticas, se le daban un poco regular y como a mí se me daban bastante bien, la ayudaba siempre a estudiar para los exámenes.

Estábamos a viernes y ese día terminábamos los exámenes. Solo nos quedaba casualmente el examen de matemáticas.

El profesor repartió los exámenes con unos cuantos folios y después de desearnos suerte entre todos, comenzamos a escribir.

La primera pregunta me sorprendió porque era demasiado difícil, pero continúe con las demás y acabe el examen muy pronto.

Levanté la vista para ver cómo iban mis amigos y se les veía bastante concentrados a todos escribiendo. Todos menos Lena. Esta estaba suspirando y moviendo el boli entre sus dedos nerviosamente.

- Pss ¿Qué te pasa? - le pregunté en un susurro casi inaudible que sólo ella pudo escuchar.

- No me acuerdo de las fórmulas del ejercicio 3.- dijo nerviosa comenzando a agitar también su pierna.

-Espera. - le hice un leve gesto con la mano y arranque un pequeño trocito de uno de los folios que me había sobrado para escribirle las fórmulas y pasárselo.

- Tomás, ¿te apetece compartir con tus compañeros y conmigo lo que tienes en la mano? .- dijo la voz grave del profesor mientras se acercaba a mí y me quitaba de las manos el papelito con las fórmulas.

Mierda, me había pillado. No me servía de nada mentir y menos con ese profesor, no merecía la pena discutir con él y tampoco es que le tuviera miedo a ningún profesor. Suspiré rodando los ojos y me resigné a decir la verdad.

- Una chuleta. - contesté soltando el boli en la mesa de mala gana y me eché para atrás en mi asiento.

- Estás suspenso Tomás, al despacho del director. - dijo con una sonrisa cínica. Siempre le había caído mal a ese hombre y como se me daban bien las matemáticas nunca podía hacerme nada, hasta ahora. Era su oportunidad perfecta para joderme.

Me levanté de la silla haciendo un molesto ruido al arrastrarla, sabía que odiaba que hiciésemos eso, pero alguien me interrumpió.

- Era para mí. - dijo Lena mientras se ponía de pie.

𝕀ℕ𝕋ℝ𝔼ℂℂ𝕀𝔸𝕋𝔼 •Damiano David•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora