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Dos meses habían pasado desde qué aquel chico de cabellos azules se había mudado a la casa de al lado, dos meses de que su ventana se cerraba desde las cinco de la tarde hasta el día siguiente, dos meses en las que le tocaba caminar a metros del chico que terminó estando en su mismo instituto, dos jodidos meses de ser llamado gatito tonto.

Pegó un grito sobre su maleta haciendo al menor de cabellos café mirarlo asustado ante aquel repentino acto.

—¿Estás bien? –levantó la mirada de su maleta y negó. —¿Quieres hablar de ello? –frunció su ceño y negó.

—No porque lo único que me dices es que soy asocial –bufó haciendo al menor reír. —Además que me dirás amargado, otra vez.

Seungmin suspiró mientras negaba con la cabeza, ya entendía que lo tenía así.

—Minho ¿en serio te pone así Jisung? ¡Dios! Es más inofensivo que una mosca –el mayor negó efusivamente.

—Grita peligro por todo lado –una sonrisa picarona se formó en los labios de su amigo haciéndolo fruncir el ceño. —Saca esa sonrisa del rostro Minnie, da miedo.

—¿No será que te gusta? –su corazón dio un brinco ante esas palabras. ¿A él gustarle ese mocoso de cabellos azules con un cuerpo jodidamente tonificado? No. —Digo, solo lo tienes a él en mente.

—Es mentira –se defendió, aunque de cierta manera era cierto. —Solo me fastidia él y su voz llamándome...

—¡Gatito! –Minho se tensó en su lugar y Seungmin rio. —Seungmin, hola.

Los brazos del chico rodearon los hombros de Minho, quien apenas sintió el contacto lo aparto para luego apegarse más a su amigo. Jisung sonrío ante aquel acto.

—Como todo un gatito asustadizo –rio.

—¡Deja de llamarme así! –habló fastidiado el mayor.

Sí, Minho era el mayor entre aquellos dos chicos pero para ser sinceros, lucía más como el menor.

—¿Querías decirnos algo? –Seungmin habló antes de que Minho explote de la rabia. Jisung le sonrío haciéndolo corresponderle. —Te escuchamos.

—Bueno, verán... –aclaró su garganta dramáticamente. —¿Ven a mi grupo de amigos? —señaló a unos cuatro chicos en una mesa lejana. Seungmin asintió. —Harán una fiesta y me dijeron que invite al chico bonito y al raro.

Minho sintió su corazón encogerse ante las palabras usadas por el de cabello azul. Él no era raro, solo le costaba socializar porqué no lo podían entender.

—Será este viernes a las nueve en casa de Hyunjin –sonrío. Seungmin bufó al sentir al mayor alejarse de él.

—Anda Minnie, el chico bonito debe ir –le sonrío a su amigo. Volteó a ver al peliazul. —Tranquilos, que el bonito no necesito al raro para salir por su cuenta.

Tomó sus cosas y rápidamente se alejó del lugar con un mal sabor de boca, hace tiempo no le afectaba que lo llamasen así. Seungmin golpeó al chico de mejillas regordetas frente a él.

—Eso dolió –se quejó mientras sobaba la zona afectada.

—No te vuelvas a referir así sobre mi mejor amigo –Jisung sintió temblar su cuerpo ante lo enojado que se veía el chico. —Él no es raro, solo le cuesta socializar y ustedes lo hacen peor.

Se alejó del lugar dejando a un frustrado Jisung preguntándose porque le costaba tanto morderse la lengua para no hablar de más.